Soy Jonás y trabajaba en ARB, ya sabéis, "Adquisición de Recursos Base"... lo que hubiese sido "en la mina", de haber nacido 200 años antes. Lo curioso es que... cuando trabajaba en ARB, aún no se podía decir que hubiera nacido.
Mi trabajo era muchísimo más interesante que el de los antiguos mineros, al menos para mí. Diariamente acababa mis dos horas de RPO ("Regeneración Psico-Física Optimizada", ¡vamos!, mi periodo de sueño), con unas tremendas ganas de empezar mi jornada laboral, lo que hacía, como es lógico, en casa conectado a los "Sistemas de Adquisición". Ayer y hoy, en concreto, estos sistemas me situaban en Alaska y según lo previsto, mañana conectaría con Madagascar.
Pero últimamente empezaba a tener problemas de concentración... y no es aconsejable darle vueltas a cosas raras cuando estás recogiendo tungsteno, en el límite de una bolsa de magma. Lo malo es que no era esta la primera ocasión y cada vez eran más frecuentes las distracciones por las que surgía una idea peregrina o unas ganas irresistibles de hacer algo sin sentido. Además yo, que miedo, lo que se dice miedo, nunca lo tuve a nada, empezaba a sentir pavor de dejar de ser útil en mi trabajo... Y este era lo único que alertaba mis sentidos y activaba mi mente. Lo único que en definitiva despertaba mi interés y me hacía sentir vivo: mi trabajo. ¡El día de hoy había empezado siendo especialmente malo!
Desafortunadamente, a la tercera pérdida de atención en menos de una hora sonaron las alarmas y mi conexión se situó en el área de SRH ("Seguimiento de Recursos Protohumanos"). Pasé de notar las cálidas corrientes de la peligrosa e impredecible bolsa de magma, a sentirme en un ambiente fresco y agradable, y tensamente sentado en una espaciosa habitación viendo a través de una ventana una ciudad increíble. El cartel visible al otro lado de los cristales me dio una pista de dónde estaba: "Evaluación de Recursos".
Algo así deja a cualquiera desorientado, máxime cuando la que entró en la habitación era una joven extrañamente impresionante. Y digo bien, "extrañamente", porque antes nunca me habían interesado las jóvenes. Casi la mitad de las personas que conocía en mi trabajo eran mujeres... y solían ser muy buenas previendo las mejores menas, no digamos nada de su capacidad de aguantar las peores condiciones ambientales. ¡Ja! Pues menudas solían ser... Pero a mí, desde luego y salvo algún caso últimamente, nunca me habían generado el más mínimo interés... Hasta este momento... es que esta era "realmente impresionante"... Parece mentira, pero estaba pendiente solo de su figura y sus palabras... ni que ella fuera la mejor beta de "neodimio".
-Jonás, tenemos un problema.
Me dieron ganas de decirle -¡Bueno! ¡Si lo tenemos juntos...! -y ya digo, esto era increíblemente desconcertante.
-Tus psico-registros nos indican que estamos ante un problema de desregulación en "sistemas protohumanos" y ello es especialmente grave porque hace que quedes inhabilitado como recurso.
Estas palabras ya sí que me alarmaron definitivamente, por lo que a mi avatar en "donde quiera que sea" de los electro entornos de Ciudad del Cabo, digo que a mi avatar, solo le salió un hilillo de voz.
-... Y eso... ¿qué significa?
-Que quedas excluido como recurso protohumano de la "Corporación Enterprise Resources".
-¿Y qué va a ser de mí a partir de ahora...?
-Eso ya no nos compete.
Abruptamente aparecí cómodamente sentado en lo que parecía la sala de estar de una lujosa mansión. Frente a mí un cordial señor de edad media me dijo:
-Manuel Núñez a su servicio. ¡Bienvenido a la "Oficina de Integración Ciudadana"!
Ya en el colmo de la confusión y con el mismo hilillo de voz volví a preguntar: -Y... ¿qué voy a hacer yo ahora?
Con una sonrisa de buen humor pero trasluciendo una nota de enfado en sus palabras me contestó:
-!Ah! Pero, ¿no se lo han dicho en la corporación? Ahora es usted un ciudadano.
Con más tranquilidad, Don Manuel me explicó que la ley permitía la creación y uso de "Recursos ProtoHumanos". Estos eran seres cuasi humanos modificados genéticamente en la concepción para que todos sus intereses, capacidades, personalidad, etc., quedaran fijados a una actividad requerida por la empresa que a tal fin los creara; pero, a cambio, se exigía un seguimiento absolutamente rígido de dichos recursos y, si en estos empezaba a aparecer cualquier signo de diversificación de intereses o personalidad, tales recursos quedaban expropiados y pasaban a adquirir la consideración de ciudadanos. Me explicó también que en el último siglo los casos de incorporación de ciudadanos por mecanismos que no fueran éste, eran anecdóticos; había muy pocos casos de interés en la gestación si no era por el motivo anterior.
Con la cabeza dándome vueltas pregunté:
-Y ser ciudadano... ¿qué significa?
-Señor mío, lo que usted quiera.
Me siguió explicando que los ciudadanos tenían a su disposición todos los medios para poder abordar cualquier proyecto, crear empresas, vivir según sus gustos, etc.
Sí, había psico-limitaciones que evitaban que a unos ciudadanos pudieran interesarles perjudicar a otros y había también leyes que dirimían lo que hacer cuando aparecían intereses contrapuestos; pero por lo demás, el universo era mío y compartido con los otros ciudadanos... Incluso con chicas tan interesantes como las que últimamente me estoy encontrando, ¡je, je!