La trama pandémica había reventado los audímetros.
La audiencia, adicta a las catástrofes y noticias trágicas, adquirió en masa los holoemisores, dispositivos de realidad tridimensional que les permitían sumergirse en los acontecimientos de la simulación computerizada sin sufrirlos. Las filtraciones que insinuaban que la última temporada de la serie culminaría con la destrucción global engancharon al público, que ansiaba experimentar el capítulo final, y aumentaron los ingresos obtenidos por medio de la publicidad.
Sin embargo, el desarrollo de la historia, controlado por un algoritmo autónomo, había perdido su truculencia gradualmente... Los seres virtuales habían aprendido a luchar contra el virus, y las audiencias y beneficios se volatilizaron.
"Telerrealidad Terrestre" necesitaba una nueva vuelta de tuerca, algo que fuera realmente novedoso...
Los guionistas pulsaron un botón para convertir el virus en un agente más contagioso y letal, pero los humanos no se dejaron amedrentar. La audiencia seguramente encontraría atractivo el impacto de un asteroide, o una invasión extraterrestre. Sin embargo, no podían permitirse destruir a la gallina de los huevos de oro aún...
Estaba decidido: se decantarían por iniciar una nueva era glacial.