La criatura se despertó el pasado tenpo loje y me eligió a mí. Hace ya de ello trece suno.
Nadie sabe cuál es el algoritmo con el que selecciona al jan, al humano al que toca y cambia la vida para siempre. Si lo conociéramos, quizás podríamos averiguar su invariante. Quizás así yo habría tenido alguna posibilidad de evitarlo.
Lo único que se conoce de akesi es lo que han registrado las Estadísticas durante los últimos doscientos sesenta y un ciclos estacionales. Se sabe, por algunos restos de arte antiguo, que lleva escogiendo jan durante mucho más tiempo, pero solo desde el Evento se lleva guardando el núcleo de información supremo al que nosotros llamamos kulupu nanpa.
No demuestra respeto que se les llame solamente Estadísticas, porque es mucho más; lo es todo, todo lo que ahora mismo nos importa a los humanos. kulupu nanpa son los registros de todas las veces que akesi se ha despertado, o, al menos, de aquellas en las que el jan escogido lo ha notificado pertinentemente. Sé que, a menudo, kulupu nanpa lo descubre por su cuenta y lo notifica sin ningún otro permiso, pero los jan no somos tan grandes ni importantes como para rebatirlo.
Cuando un jan notifica que ha sido elegido, es habitual que kulupu nanpa responda de vuelta con una carta de recomendaciones tanto para él como para sus familiares y amigos. Sería de esperar que pudiese seguir teniendo una vida plena; es la incertidumbre de quienes lo rodean lo que acaba por llevarlo al exilio o a la muerte.
Según los registros, tengo un setenta y tres por ciento de probabilidades de suicidarme antes del próximo tenpo lete.
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Son catorce suno desde entonces, y no me atrevo a moverme. kulupu nanpa dice que el mejor método de acción es avisar a kulupu nanpa, de notificar que fui yo el elegido. ¿Pero para quién es lo mejor? ¿Para kulupu nanpa, o para mí, o para el resto?
kulupu nanpa tiene especial interés en que lo notifique, pero nunca he sabido para qué necesitan los datos. Es de suponer que son los únicos tan poderosos como para llevar las cuentas, sacar patrones imposibles de los números aleatorios, y así, cuando llegue el nuevo Evento, podrán descifrar las elecciones de akesi y nos librarán del sufrimiento eterno.
Con respecto al resto, todavía habrá quienes sigan con la duda de si akesi los ha escogido a ellos. En los libros de kulupu nanpa se dice que hace treinta y siete tenpo nadie notificó síntomas, y, sin embargo, hubo aparentemente dos avisos en el siguiente ciclo. Es posible que alguien no sepa aún que ha sido elegido, y que no se le revelen síntomas hasta mucho más tarde.
Nadie sabe cuáles son todas las posibles consecuencias de que la criatura te toque, ni de cuándo te darás cuenta de ello. Existe una lista de ciento dieciocho síntomas, recogidos por kulupu nanpa, pero tampoco sabemos cuántos pueden ocurrir simultáneamente. El máximo registrado es de siete, y no se cree que nadie con ocho haya aguantado vivo. Por eso tampoco se conocen los efectos a largo plazo. Por eso, y porque los jan no somos capaces de llevar la cuenta, ni de los síntomas, ni de los ciclos que llevamos viviendo con este peso.
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Cuento quince suno y, de momento, solo me he atrevido a contar amaneceres. Pronto será el decimosexto. Hace quince suno no sabía estadística alguna, porque kulupu nanpa ya se encargaba de saberlo todo sobre akesi, y no es el cometido de un jan saberlo.
Los jan tenemos formas de entender la unidad, el mundo, el uno, el ahora. Lo llamamos wan. A veces también tenemos la necesidad de hablar de lo siguiente o de lo previo, de ti y de mí, de mí y del resto. Lo llamamos tu. Más allá de los conceptos de uno y de dos no hemos necesitado estar atentos, ¿para qué, si kulupu nanpa se encarga? Todo lo demás se nos hace grande, y lo llamamos mute, y para el transcurso de nuestras vidas nos es suficiente.
kulupu nanpa querría que le avisara cuanto antes, porque sabe que, si esperamos, ya no seremos capaces de acordarnos de si fuimos escogidos hace tenpo wan, o tenpo tu, y notificaremos un tenpo mute que no les será ni útil ni correcto. Un cuarenta por ciento de los avisos realizados por jan, es decir, sin contar con que kulupu nanpa los corrige o los anticipa, son estos inútiles mute.
Lo que nadie sabe aún, al menos hasta que lo notifique y me realicen los análisis necesarios, es que a mí no se me va a olvidar la cuenta. No sé cuántos suno hace desde que vine en existencia, pero puedo contar los que me queden hasta que me toque ser olvidado. Mis estadísticas solo desaparecerán cuando yo lo haga.
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Llevo dieciséis suno desde que soy capaz de saber que llevo dieciséis suno. Por eso mismo estoy tan seguro de que haber comenzado a contar estadísticas es un síntoma de haber sido elegido por akesi.
Es probable que desarrolle otros en el futuro además de éste. Mi buen amigo jan Misali, que en paz descanse su kon wawa, pasó sus últimos momentos habiendo perdido la capacidad de hablar, y solamente podía usar para comunicarse el juego del ahorcado. Cuando llegó el momento de su fallecimiento, se rumoreó que había ocurrido porque alguien no había acertado la frase "mi olin e sina". O quizás solo fuera "fhqwhgads".
La consecuencia más sorprendente que he podido encontrar en los libros ocurrió hace noventa y nueve tenpo. Nada más haberse despertado, esta mujer comenzó a hablar de una imperiosa necesidad por rellenar el hueco entre wan y tu. No dejaba de mencionar que había cosas más pequeñas, pero que no eran ala, no eran el vacío ni el cero. Tengo curiosidad por saber a qué se refería. Hay síntomas, como ese, que no me importaría tener una vez sé que alguno ya tengo.
Pero otros me paralizan de miedo y me dejan sin dormir cada noche que pasa. Con cada respiración no pierdo la angustia de pensar que todo es un nuevo síntoma, alguno que aún no ha sido registrado. Aunque la probabilidad de tener más de un síntoma es del veinticuatro por ciento, y se reduce al once si el segundo síntoma es nuevo.
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Hace diecisiete suno desde el despertar de akesi, y kulupu nanpa también ha despertado. Me ha mandado una carta preguntando por qué había habido tantas consultas a sus registros, y que si era yo capaz de entender esos números que buscaba. Que si había sacado alguna conclusión, o si simplemente me aburría en mi casa.
Humildemente me pregunto si el gran Evento en el que se creó el todopoderoso órgano de kulupu nanpa tuvo algo que ver con que a un jan le aparecieran estos mismos síntomas. A veces me lo planteo, pero no me dura mucho el pensamiento.
No es posible, ¿o lo es?, que todos los elegidos de los que no hay registros sean en realidad jan convertidos en miembros de las Estadísticas. Hay doce tenpo registrados en los que no se encontró al elegido; de ellos, hubo solo nueve en los que se hizo un gran esfuerzo por encontrarlo. No encuentro datos en los libros que se refieran a los otros tres casos.
A veces me planteo demasiado. Hoy mismo he estado mucho rato pensando sobre ello.
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