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Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid

Domingo, 16 de junio de 2024

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Alpha-392

-Capitán, hemos probado con todo.

Es imposible recuperar la nave, dadas las circunstancias.

-Bueno, al menos llegamos de una pieza.

Es una verdadera lástima. Habría sido útil en la colonización de "Kepler".

En órbita estacionaria, nos hubiera servido de refugio frente a los desastres naturales.

¿Hay bastantes cápsulas de escape?

-Con las que tenemos operativas, más que suficientes. Las dañadas las hemos expulsado al espacio.

-Bien. ¿Están todos los tripulantes conscientes?

-Bueno, hay un problema con Alfa-392.

Según el ordenador de a bordo, está viviendo tan profundamente el sueño de hibernación simulado que, al despertarlo, podría sufrir trastornos psicológicos.

-Comprendo. Tenemos que pensar en el bien de la mayoría, pero no podemos abandonar a su suerte a ningún tripulante. Al fin y al cabo, quién sabe si somos los últimos de nuestra especie.

¿Cuánto tiempo tenemos hasta que empiece la evacuación?

-Cuarenta y siete minutos.

-La nave quedará a la deriva, ¿Cierto?

-Cierto, Señor.

Ninguna opción de órbita alrededor de "Kepler"

-Entiendo. -respondió el capitán pensativo.

-Ordenador, opción de órbita en alguna luna cercana al planeta.

-Luna 376, satélite situado a 600.000 Km de Kepler.

-Ya veo.

Ordenador, ¿Cuánto tiempo podría permanecer un cuerpo en sueño-hibernación simulado?

-Imposible de precisar al 100%, aunque con un grado de error del 20%; Entre 50 y 100 años sin contar con los añadidos ya tras el viaje.

-Eso nos daría tiempo para pensar una solución. ¡Perfecto!

-Ordenador, deja en animación suspendida-sueño virtual al tripulante Alfa-392.

Tras evacuación, pon rumbo a satélite 376 y deja nave en órbita estacionaria. Emplea recursos disponibles para prolongar la supervivencia de Alfa-392 lo máximo posible en espera de órdenes.

-Señor, no podemos transmitir desde "Kepler". Es uno de los inconvenientes por los que tenemos que abandonar la nave.

-Los problemas de uno en uno, alférez.

Tenemos años para resolverlo.

Dejamos al tripulante en manos de una Inteligencia Artificial que evoluciona y podría encontrar la solución antes que nosotros. Si hemos tenido suerte hasta ahora, ¿por qué no tenerla en el futuro?

-Tiene razón, Señor -respondió el joven alférez con una sonrisa.

Los años pasaron. Por las laderas montañosas de "Kepler" corría una cristalina agua clara repleta de peces. La verde vegetación terrestre invadió el planeta.

El capitán murió y el alférez, convertido ya en abuelo, narraba a sus nietos historias del hombre de la Luna.

Entretanto la I.A. había creado un mundo lleno de maravillas para la mente del tripulante.

Los recursos de la nave se agotaban mientras un cuerpo humano agonizaba ya sin fuerzas.

El ordenador, tenía clara su misión y a menudo pensaba sobre ella: "Prolongar la supervivencia de Alfa-392 lo máximo posible"

Pero cómo podía prolongar su vida, si su cuerpo se descomponía.

La I.A. optó por la opción más lógica. Salvar su mente.

En cuestión de nanosegundos, comenzó a replicar y ponderar todos los impulsos nerviosos del agonizante cerebro.

Todas sus experiencias, recuerdos, pensamientos, sensaciones. Todo lo que convertía a Alfa-392 en individuo estaba siendo replicado, procesado y duplicado exhaustivamente. El tripulante, al vivir ya en un mundo simulado, no sentiría nada. No sufriría.

Ni siquiera su "alma" (por nombrarlo de alguna manera) dejaría de existir.

Poco a poco la nave fue desconectando el soporte vital mientras Alfa-392 continuaba con su vida virtual.

Los años volvieron a pasar y ya nadie recordaba al "hombre de la luna". Pasó a formar parte de las leyendas y cuentos populares de Kepler.

Mientras tanto, en la nave, la I.A. se enfrentaba a otro dilema.

La humanidad de Alfa no podía soportar una vida tan longeva. Simplemente era incapaz de procesar la eternidad. La mente del hombre no había sido diseñada para ello y el fantasma de la locura amenazaba con destruirla. Sólo un cerebro cibernético, una máquina podría soportar vivir siglos o milenios...

El ordenador volvió a tomar la única opción razonable para conservar la esencia de aquel ser; de aquel mudo compañero del que había aprendido tanto.

Sus mentes se fusionaron en una.

La máquina se volvió más humana y el hombre adquirió un número de conocimientos casi infinitos.

Con sus nuevos dispositivos vio, escuchó y sintió el universo como nadie lo hizo jamás y un buen día "el hombre de la luna"...

Regresó.

 

 

                                -----------Fin------ 

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