-Sentí un extraño desmembramiento. Yo era mi padre, mi hijo y un maldito ser intangible. Entonces una parte de mí murió, siendo mi hijo. Entonces renació. Mucha gente quiere algo de mí. Peticiones, quejas, insultos, súplicas, agradecimientos... y las cosas que hicieron por mí. ¡Locura! Siento que esto me supera... Doctora, ¿qué me pasa?
-Me temo que eres Dios -dijo la psiquiatra.
-¡De ninguna manera! Si yo fuera Dios, no estaría tan cansado.
-¿Harías que todo desapareciera?
-¡Sí, doctora! ¡Excelente idea!
Negro total, fecundado por el vacío. Hemos dejado de existir.