Mi padre viajaba mucho por negocios, pasaba poco tiempo en casa, pero el poco tiempo que pasaba valía la pena, en casa y aunque estuviera trabajando con su portátil me dejaba estar con él, me sentaba en sus piernas y me ponía juegos o videos divertidos.
Aquella noche estaba dormido pero la voz de mi padre llamándome me despertó, por fin estaba en casa, bajé las escaleras corriendo para encontrarme con él, era de noche y la planta de abajo estaba a oscuras, solo una luz tenue salía del despacho de mi padre y de nuevo oí mi nombre, entré en el despacho y no había nadie, el portátil estaba encendido y en la pantalla estaba él.
Hola hijo, me dijo, ¿Papá qué haces ahí? Le pregunté yo, y sus palabras aún resuenan en mi cabeza después de todo este tiempo. "No tengo mucho tiempo hijo mío, quiero que sepas que te quiero mucho, lo eres todo para mí, tú y tu madre. Quiero que me prometas una cosa, que cuidarás de ella ¿lo harás por mí?" Sí papá, claro que lo haré, le dije sin pensarlo. "Así me gusta campeón, ahora tengo que irme y recuerda siempre que te quiero, adiós hijo mío." Y la pantalla se apagó dejándome a oscuras.
Me fui a dormir y horas más tarde supe que su avión se había estrellado media hora antes de hablar conmigo, aún conservo ese viejo portátil en mi despacho esperando que algún día mi padre vuelva a conectarse de nuevo.