Conectado a la consola de su habitación, examina el informe. Es evidente que el paciente manifiesta una patología aguda; pero desconoce las causas que la provocan y cómo evolucionará en el futuro. Piensa sobre ello un largo rato, hasta que decide conectar con su colega, el doctor 39921FV.
-Ya he examinado el informe.
-¿Y bien?
-Tenías razón, nunca me había encontrado con un caso como éste.
-Si te soy sincero, yo tampoco.
-Es algo realmente extraordinario.
-Acaso es la primera vez que ocurre desde hace siglos.
-En los archivos, no hay registrado ninguno desde el comienzo de nuestra era.
-No sé qué pensar.
-Ni yo.
Quedan en silencio unos segundos.
-¿Qué vamos a hacer?
-Supongo que tendremos que seguir el protocolo y denunciarlo.
-Creo que es lo mejor. Aunque sería interesante mantenerlo en observación unos días más.
-Pero no podemos arriesgarnos.
-No. Podría ser peligroso.
-Sí... Enviaré el informe.
-De acuerdo.
Después de cortar la conexión, intenta trabajar algún tiempo, pero le es imposible: su mente vuelve continuamente al paciente. Decide entonces quitarse los sensores cerebrales y relajarse recostado en el sillón de la consola.
Qué extraño, piensa. Desde que comenzó la nueva era con la inauguración del mundo virtual, todas nuestras actividades las realizamos a través de conexiones cerebrales sin abandonar jamás nuestro domicilio. Y ahora llega este desequilibrado y dice que quiere salir al exterior. El primer humano en siglos que no siente agorafobia. Espero que el mundo no esté empezando a volverse loco.