Opio. Heroína. Cocaína. Y ahora, lo que me ha tocado ver es la realidad virtual. La gente entra pero no sale. Tras unos meses, el jugador empieza a confundir el juego con la realidad. Tras dos años, el jugador no recuerda el mundo real en absoluto. Cuando les ves postrados en una cama con el casco sensorial puesto, con los cables que entran y salen de sus cuerpos para alimentarlos y evacuar sus excrementos de manera continua durante semanas, meses o años, te preguntas si todavía son personas.
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