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Martes, 19 de marzo de 2024

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El economista Roberto Serrano, nuevo doctor honoris causa por la Complutense

El jueves 29 de noviembre, el paraninfo de San Bernardo ha acogido la investidura de Roberto Serrano como doctor honoris por la Complutense. El padrino de la investidura fue Emilio Cerdá, catedrático del Departamento de Análisis Económico y Economía Cuantitativa, que no pudo acudir al acto, por lo que la decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Begoña García Greciano, leyó la laudatio de un profesor a quien el rector Joaquín Goyache definió como "un universitario del heroísmo y de la superación a lo largo de su trayectoria vital".

 

Roberto Serrano se formó en la Facultad de Económicas de la UCM y allí "dejó un recuerdo inolvidable compañeros y docentes, y justó en ese centro empezó su actividad docente". Desde entonces "lleva 30 años situado en la frontera del conocimiento, participando activamente en el avance y el desarrollo de la teoría económica y la teoría de juegos". El mismo Serrano se define profesionalmente como "un teórico de la economía, entendiendo que la teoría económica es un área que propone modelos, típicamente construcciones matemáticas, con el propósito de iluminar algún aspecto relevante de la realidad económica, ya atañan a un consumidor o a muchos, a una empresa o a muchas, a un país solo o a muchos al mismo tiempo". Además, dentro de esa teoría económica se define como microeconomista, es decir, "el que empieza el análisis desde el ente individual, primero se intentan resolver los problemas de uno, antes de emprender el análisis agregado".

 

Para Serrano, la meta de "la economía y de las ciencias sociales es el mejorar nuestro entendimiento de las instituciones económicas, de los mecanismos que están a nuestro alrededor, de todo tipo de políticas, con el fin último de mejorar la sociedad en la que vivimos".

 

En su discurso, explicó brevemente sus líneas de investigación, con aplicaciones muy importantes en el mundo real, como se ve en "los resultados electorales en distintos países, donde está claro que los agentes quizás no han entendido demasiado bien las propuestas que se les hacían, y además es muy difícil ser racional en un contexto donde la información está manipulada muchas veces por partes interesadas".

 

La desinformación

Piensa el honoris causa que la información ha cambiado muchísimo con Internet, y ahora está muchas veces fuera de control. Había un refrán español, de acuerdo con Serrano, que decía "No hay nada más peligroso que un tonto con una tiza", porque con ella escribía sus barbaridades en una pared del barrio, lo que molestaba a los vecinos, así que el impacto social era mínimo. Hoy, sin embargo la tiza se ha convertido en la difusión a través de Internet, que es inmediata y universal, y además "cualquier persona puede ser ahora el tonto de turno y cualquiera mensaje, más allá de su calidad, se puede difundir por todo el mundo en segundos, lo que contribuye a una desinformación de las sociedades, que es muy preocupante".

 

Además hay políticos e ideologías que saben que hay que invertir en esa desinformación para fomentar el caos social. Recuerda Serrano que Primo Levy describía en el libro Si esto es un hombre sus experiencias en el campo de exterminio de Auschwitz y se preguntaba cómo era posible que aquello sucediera al mismo tiempo que la vida normal seguía más o menos cotidianamente en Alemania. Una respuesta a esa pregunta es que en una sociedad autoritaria la comunicación está controlada y manipulada de manera férrea por el régimen, pero "en la Alemania de Hitler quien sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba y quien preguntaba no obtenía respuestas".

 

Esa situación, según Serrano, se puede comparar con la actualidad por el mal uso de Internet, aunque hoy "quien sabe intenta hablar, pero sus opiniones se pierden en un océano de ruido; quien no sabe habla más que el que sabe, y habla más alto, y el que quiere preguntar obtiene respuestas contradictorias y no es capaz de discernir las verdaderas de las falsas".

 

Eso es un problema de índole social sobre el que hay que recapacitar y hay que resolver, es un "fallo de mercado que debería ser atacado por el lado de la emisión de la información, con prácticas regulatorias de la industria para romper el monopolio sin control de empresas como Facebook o Google e imponiendo un chequeo de la calidad de las noticias". Además por el lado del receptor, "la variable básica es la educación, que es un factor de producción fundamental en la economía, y cada vez más importante".

 

El rector Joaquín Goyache tiene claro que en este siglo XXI el cometido de las universidades debe ir mucho más allá de la formación, asegurando además la competitividad y la inserción laboral de los nuevos profesionales de este mundo globalizado, y por supuesto fomentar la investigación, para estar a la vanguardia de los avances científicos, al tiempo que fomentando la colaboración internacional. Elementos, "todos ellos que concurren en la figura de Roberto Serrano".

 

En lo personal

De acuerdo con la laudatio, "los alumnos de Roberto, que le han elegido como uno de los 300 mejores docentes de Estados Unidos, le definen de manera reiterada con una palabra: impresionante. Así como gran persona, con buen sentido del humor y un profesor que hace de la Universidad de Brown un mejor lugar para estudiar". A pesar de ese reconocimiento de los estudiantes estadounidenses, de su "país de adopción", el propio Serrano asegura que le llena de ilusión que esta celebración se celebre en Madrid, su ciudad, a la que asegura adorar aunque salió de aquí hace ya más de treinta años. "Así que al fin y al cabo aquellos que dicen que nadie es profeta en su tierra no van a tener razón", bromea.

 

Cuenta Cerdá que cuando Roberto Serrano era adolescente empezó a pensar la visión, sus padres le llevaron a los mejores médicos, pero los esfuerzos fueron vanos y la perdió por completo. Cuando empezó a estudiar en la Facultad, su padre se pidió la jubilación anticipada para ayudar a su hijo, quien tomaba algunas notas en clase y su padre, don Carlos, le leía todas las tardes los apuntes que había tomado, así como otros textos con los que él iba componiendo sus propias notas en braille. Todas las tardes, entre las cuatro y las diez su padre ayudaba a su hijo y "para ponérselo más difícil, Roberto se iba especializando en el área económica que requería mayor grado de formalización matemática, con lo que en muchas ocasiones su padre se veía obligado a leer e informar sobre auténticos jeroglíficos de los que no entendía absolutamente nada".

 

En 2005 se les hizo un homenaje tanto a Roberto Serrano como a su padre en la Universidad Complutense, por aquella ayuda prestada para la traducción de las notas al braille. Serrano, en su discurso, quiso recordar también a su madre, que "como muchas de las mujeres españolas de su generación ni siquiera pudo terminar los estudios primarios, no había escuelas ni maestros y las necesidades en casa eran demasiado urgentes, pero a pesar de ello siempre decía que lo más importante que tenía que darle a sus hijos era la educación: y así fue".

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