La referencia a los libros de hazañas bélicas, a las novelas y cómics que apologizan sobre la guerra, es en la obra de Jaime Fernández un modo de subrayar el horror de la guerra. El contraste entre la fría objetividad de los mapas de los teatros de operaciones (con sus bonitos nombres en clave: “Juno”, “Gold”, “Omaha”) y las fotos sentidas por Jaime sobre el terreno ensangrentado nos ofrecen la dimensión inhumana del campo de batalla. La literatura guerrera amplifica la belleza brutal de las imágenes fúnebres de Jaime Fernández.