El día 8 de marzo está dedicado a la mujer trabajadora y quiero contribuir a este homenaje, refiriéndome a una profesión, la bibliotecaria, en la que la presencia femenina ha sido y es mayoritaria. Es más, esta profesión incluso nació femenina en Cataluña, al crearse, en 1915, por la Mancomunidad de Cataluña la Escuela de Bibliotecarias

Con el paso del tiempo, en la Biblioteca de la Universidad Complutense la presencia de la mujer también se ha ido incrementando, llegando a ser en la actualidad de 309 mujeres, de una plantilla de 430 bibliotecarios, lo que resulta un 63% del total. De las 309 bibliotecarias 110 ocupan puestos de responsabilidad.

Como una magnífica representación de todas las bibliotecarias complutenses (de la Universidad Complutense) voy a referirme, por motivos de espacio, sólo y brevemente a unas pocas de ellas, todas ya fallecidas.

Ellas son: Juana Capdevielle, Juana Quílez, María de la Cabeza Terreros, Carmen Cestero, Aurora Cuartero, María Teresa Munárriz y Margarita Navarro.

Juana Capdevielle y Juana Quílez son coetáneas y coincidieron en la Biblioteca Complutense entre los años de 1933-36. Las dos realizaron una gran aportación a nuestra biblioteca. La primera, llevando a cabo por expreso encargo de Javier Lasso de la Vega, director de la Biblioteca en ese momento, el traslado de los fondos que la facultad de Filosofía y Letras tenía en el Instituto de San Isidro al recién inaugurado edificio de la facultad en la Ciudad Universitaria (1934). Además, tanto Juana Capdevielle como su compañera Juana Quílez, destinada esta última en la biblioteca de la facultad de Farmacia, fueron las encargadas de llevar a cabo el desarrollo del proyecto del servicio circulante de lectura a los enfermos del Hospital Clínico y Hospital de San José y Santa Adela de la Cruz Roja (Juana Capdevielle) y el de la creación de una biblioteca infantil, servida gratuitamente por bibliotecarios, en el grupo escolar Ortega Munilla de Madrid (Juana Quílez) y ambas tuvieron una intervención destacada en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía realizado en 1935 en Madrid. En dicho Congreso, Juana Capdevielle presentó la comunicación "El fin que persiguen las bibliotecas de hospital, ¿debe ser distraer o instruir a los enfermos?" y Juana Quílez la de "Bibliotecas infantiles en España: su organización y porvenir"

Después de la guerra civil, Mª de la Cabeza Terreros, que siempre estuvo destinada en la biblioteca de la facultad de Medicina, a raíz del traslado de la Escuela de Estomatología a la Ciudad Universitaria (1945) fue designada por el director, Javier Lasso de la Vega, para llevar la gestión y supervisión de la biblioteca de la citada Escuela (más tarde facultad de Odontología). Previamente lo había hecho su compañera Ernestina Cazenave y posteriormente lo haría Pilar Mellado.

Más moderna en el tiempo, a Mª del Carmen Cestero Ramírez se la puede considerar como la verdadera artífice de la biblioteca de la facultad de CC. Políticas y Sociología. Participó activamente en los sucesivos traslados de la biblioteca, sobre todo, en el que se hizo desde el Pabellón Valdecilla (C/ San Bernardo) hasta el denominado edificio B de la Ciudad Universitaria (1965) y en el que más tarde (1972) se hizo, una vez desgajada ya la facultad de Económicas y Empresariales, al edificio de Puerta de Hierro, hoy sede de la facultad de Estudios Estadísticos. A ella se debe la organización de las colecciones y su distribución al dividirse, en 1971, la facultad de CC. Políticas, Económicas y Comerciales en dos, facultad de CC. Económicas y Comerciales (luego Económicas y Empresariales) y facultad de Políticas (luego Políticas y Sociología), así como la organización de los catálogos (autores, materias y decimal) y también de los servicios. En 1977 fue trasladada a la biblioteca de la Real Academia de CC. Morales y Políticas.

Aurora Cuartero Montero, estando adscrita a la Biblioteca Complutense, en 1954 la trasladan a las Bibliotecas Populares de Madrid para hacerse cargo del servicio de Bibliobús que cambió de dependencia del Servicio Nacional de Lectura al de las Bibliotecas Populares de Madrid. En 1961 está nuevamente destinada en la Biblioteca Complutense, en donde ostenta diversos cargos, primero Secretaria Técnica y en 1971 llega a ser jefa de la biblioteca de la facultad de Filosofía y Letras.

Tuvo un papel decisivo en la catalogación de los fondos antiguos de la facultad de Filosofía y Letras, siendo la que formó y dirigió el grupo de bibliotecarios dedicados a llevar a cabo la catalogación de este valiosísimo fondo.

María Teresa Munárriz, en 1972 por concurso de traslados obtuvo plaza en la Biblioteca Complutense, siendo en 1973 jefa de la biblioteca de la facultad de Filosofía y Letras. Más tarde, en 1975 fue nombrada jefa de la Sección de Bibliotecas de Estudio e Investigación, perteneciente a la Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, Comisaría Nacional de Bibliotecas. Aquí estuvo hasta 1977, año en que se vuelve a incorporar a la Biblioteca de la Universidad Complutense.

La actividad de Mª Teresa estuvo muy ligada a la automatización de la biblioteca. Incluso fue comisionada por la Biblioteca Complutense para asistir a las reuniones que el Comité Conjunto Hispanoamericano celebró en EE.UU en 1978 para estudiar los sistemas de información y biblioteconomía de aquel país. En 1982 formo parte de una Comisión creada por la Subdirección General de Bibliotecas, Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas para la redacción de un manual de normas para la confección de documentos bibliográficos legibles por ordenador de publicaciones periódicas y seriadas.

Muy conocido es su manual, "Formato Ibermarc para monografías: manual: puesta al día de 1981".

En 1984 se trasladó a la Biblioteca Nacional y en 1986 por concurso de traslados obtuvo destino en la Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

Margarita Navarro Martorell, se incorporó a la Biblioteca Complutense en 1959, siendo al poco tiempo nombrada Secretaria Técnica de la Biblioteca y estando adscrita a la biblioteca de la facultad de Medicina y luego a la de Veterinaria.

Estuvo ausente de la Biblioteca Complutense durante unos años en los que estuvo destinada en la biblioteca de Veterinaria de la Universidad de Córdoba y a mediados de los 70 regresa.. A partir de este momento, además de dirigir las bibliotecas de Veterinaria y CC. Políticas y Sociología, fue Vicedirectora y nombrada por todos sus compañeros para que representara a la Biblioteca en la Comisión que la Universidad creó para la reforma del proyecto de Ley de Autonomía Universitaria. En 1980 se traslada a la Biblioteca del Real Conservatorio de Música de Madrid.

A estos nombres habría que añadir otros muchos más: María Galvarriato, Elena Amat, Mª Luisa Fuertes, María Muñoz, Consolación Morales, Carmen de las Heras, Josefina Cantó, Aurora Huarte, Rafaela Castrillo, Isabel Belmonte, Milagros del Corral, Encarnación Iglesias, Margarita Taladriz, Cecilia Fernández, .... , además de los nombres de las bibliotecarias que actualmente estamos en activo en la Biblioteca Complutense. Pero eso lo dejo para un posterior estudio de investigación.