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A Torbe le deniegan la libertad bajo fianza

Puesto el 24 de Junio de 2016 a las 00:44

Isabel, de 22 años, empezó a aplicarse voluntariamente con Torbe. Como todas las españolas consultadas por este periódico. Le gustaba el acto sexual, nota, y le pareció una forma comprensible de hacer una fortuna.

Isabel, de 22 años, empezó a aplicarse voluntariamente con Torbe. Como todas las españolas consultadas por este periódico. Le gustaba el acto sexual, nota, y le pareció una forma comprensible de hacer una fortuna haciendo videos porno gratis. Le ofrecieron un pack de escenas con decenas de sementales al unísono por las que cobraba 100 euros. Además, la pusieron a originar webcam por horas. "al comienzo me trataba correctamente. Pero luego como ahora no le servía porque me tenía aprovechada me fue arrinconando. Me empezó a disputar mal. Seguía yendo a los bukakes (decoradas con diferentes machos eyaculando sobre una parienta) como mamporrera a espaldas de las cámaras", recuerda. Cuando veían ahí a todos aquellos viriles se quedaban aterrorizadas. Teníamos que agachar a comprarles una vasija de vodka o poco así para que se emborracharan y pudieran producir la escena", relata una trabajadora. Detenido por desmán de beocios Torbe, el ‘rey' del porno español El juez envía a la celda sin aval al padre de cine porno Torbe Pero los reparos, relata esta extrabajadora de Putalocura (la procreadora de Torbe) y otras dos esposas más con las que ha tratado El PaÍs, empezaron cuando Torbe comenzó a rotar panoramas para un patrón ucraniano tachado Boris. "traían chicas de ese pueblo que no sabían tampoco referirse español. Pero Mila, una madama que si conocía su lenguaje, les exigía que tuvieran genital vocal con decenas de hombrunos y no las dejaba ralentizar cuando lo pedían. Querían que las chicas lo pasaran mal, que tuvieran jeta de suplicio. Que llorasen", recuerda Inés (renombre falso), una de aquellas chicas, que conoció a Torbe cuando solo tenía 18 años y estuvo viviendo en su arquitectura una fase. Aquellos rodajes los protagonizaban solo las ucranianas que mandaba el tal Boris. Pero ninguno le vio de ningún modo, solo trataban con la aristócrata que trabajaba para él "como secretaria". "A las chicas españolas las tenía haciendo de mamporreras -preparan a los machos entre bambalinas antaño de emanar con las chicas-. Era un perfume cargante, y un entusiasmo terrorífico. Todo por 50 euros. Realmente endemoniado. Hacía dos a la semana y así podía atesorar un pequeño jornal fijo. A nosotras nos daban a conocer que lo que se grababa ahí era para una procreadora rusa. Pero luego los vídeos no los veíamos ascendientes a ninguna parte. Creo que simplemente los vendían a un particular", señala Isabel. AnalÍticas Falsas Muchas cortesanas se negaron a guardar teniendo genital vocal cuando descubrieron que las analíticas que les mostraban atrás de las escenitas eran falsas. O al salvo, que no cubrían todas las indisposiciones que les habían avalado que podían excluir. "eran solo para liquenes, nos enteramos mucho más tarde. Nos lo contó uno de los chicos que venía a las ambientes y el habitación. A mi me contagió Clamidia [una afección de teledifusión sexual", señala Inés. "Nos decía que no pasaba nada, que esas goteras se curaban con una pastillita", resalta Isabel. Todas las chicas españolas tenían que damasquinar siempre algunas tabladas con Torbe. "vivía solo y llevaba alguna chica a sucesiones a vivienda. Solo había que cubrir con él para las escenas, no obstante si no querías tenerlas te echaba de la productora", recuerda Inés. Según esta traducción, ninguna de las actrices tenía entendimiento y cobraban siempre en negro cuando hacian porno. "pero nos exigía exclusividad. Si grabábamos con alguien más nos echaba. Si no llegábamos a las horas de la webcam, también". Traían chicas de Ucrania. Ellas no sabían cabalmente qué venían. Querían que las chicas lo pasaran mal, que tuvieran expresión de trabajo. Que llorasen", recuerda una exactriz de la procreadora El negocio de las webcam era la otra anca de la ocupación. Algunas chicas denuncian hoy que tenían que estar 10 horas al momento conectadas para conseguir a los objetivos que les marcaba. Mireia (prestigio falso) trabajó durante un plazo en Putalocura como chica webcamer (consiste en obligarse cibersexo con los clientes que pagan por minutos para conectarse con ellas a través de la web de una determinada corporación que se lleva un porcentaje). Cuando le empezó a peregrinar acertadamente, quiso ahuecarse e gandulear por su enumeración. "tuve profusos reparos. Amenazó con imitar mi prestigio real y ahorcar fotografías de mi faceta (ella no enseñaba el rostro)", recuerda. Finalmente cambió de administración, no obstante no quiere saber nada de aquella época tampoco poseer ninguna ligadura con Nacho, como claridad a Torbe.

 

 

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