Entre los dias 4 y 8 de Julio pude disfrutar de una beca de Movilidad en la Biblioteca de la Fundación Instituto Gramsci de Roma.
El Instituto Gramsci fue fundado en 1950, con el propósito de recoger la documentación relativa a la vida y la obra de Antonio Gramsci, y de dar un impulso a la investigación sobre el movimiento obrero italiano e internacional.
El núcleo original de la colección lo forman los libros y revistas pertenecientes a Gramsci, así como los manuscritos originales de sus obras. En 1982, nace la Fundazione Istituto Gramsci, que hereda el patrimonio archivistico y bibliografico del Instituto, y desde 1994, conserva el archivo histórico del Partido Comunista Italiano. Además, la Fundación es depositaria de las bibliotecas y archivos personales de representantes de la vida cultural italiana, como la escritora Sibilla Aleramo o el cineasta Luchino Visconti. Se trata de la colección archivística más importante sobre la izquierda italiana.
Merece una mención especial la biblioteca y archivo de Cesare Colombo, bibliófilo y editor, que participó en la Guerra Civil española como brigadista, con un interesante fondo fotográfico y documental sobre nuestra contienda.
Desde la Web de la biblioteca es posible acceder a una selección representativa de documentos digitalizados. Se trata de colecciones temáticas sobre la Gran Guerra, la "cuestión meridional" de las regiones del sur de Italia en el siglo XIX, o la propaganda del comunismo italiano en el exilio, y despues de la II Guerra mundial.
La sede actual, en Vía Sebino 43, perteneció a un antiguo centro cultural fascista cedido a la fundación después de la guerra. En la sala de lectura actual, se puede adivinar su antiguo uso como sala de proyección cinematográfica.
La Fundación es miembro de AICI: Associazione delle istituzioni di cultura italiane. El catálogo de sus fondos puede consultarse en línea, integrado en la red de Institutos culturales de Roma.
A dicha red pertenecen también otras instituciones que conservan patrimonio documental sobre sociopolítica y movimientos sociales actuales, como la Fondazione Lelio e Lisli Basso, cuya sede también tuve ocasión de visitar.
Ambas fundaciones se financian a través de donaciones y de la cesión voluntaria del 5 por mil del impuesto sobre la renta, que es posible destinar en Italia al sostenimiento de entidades culturales concretas. A través de la red de Institutos culturales, comparten software para la gestión de la biblioteca y los archivos, y a su vez participan del proyecto Archivi del Novecento, la memoria in rete.
Creemos que se trata de un modelo de sumo interés a tener en cuenta en nuestro país. La documentación es el testigo de nuestra memoria y de nosotros depende que pueda ser utilizada en el futuro. Sería interesante promover el diálogo con estas instituciones, que en el caso concreto de la Fundación Gramsci, posee además un fondo valiosísimo para el estudio de nuestra historia reciente.
Agradezco al director de la biblioteca, Dario Massimi, por su cordial acogida y su interés por mostrarme la documentación sobre España, en especial, la colección de fotografías de los brigadistas italianos.