¿Por qué disfrutamos organizándonos para que algo funcione?
Según Spinoza, el principio que rige la naturaleza humana es la voluntad, el deseo de todo ser humano de permanecer en su ser.
Por eso somos personas que hacemos cosas, materiales o inmateriales, y en ambos casos disfrutamos cuando las hacemos bien.
A nuestras acciones inmateriales se les aplica la ley moral, que a Kant le llenaba de una admiración comparable con la contemplación del cielo estrellado.
La libre búsqueda de los intereses de cada uno, no parece suficiente para garantizar que algo funcione bien.
Es preciso introducir el diálogo entre las personas, entendido como control democrático por parte de los implicados.
Por encima de cualquier imperativo técnico o administrativo, la racionalización comunicativa basada en el consenso, y en la participación de todos, parece la mejor forma de acercarse a las verdaderas necesidades de las personas, y por tanto de hacer que las empresas comunes funcionen bien.
Para los innovadores con inquietudes éticas: Ética de la empresa : claves para una nueva cultura empresarial / Adela Cortina ; [prólogo de José Luis L. Aranguren]
Susana Corullón