Nos cuenta Octavio Paz en la introducción al libro Sendas de Oku, del poeta japonés Matsuo Basho, que todo poema japonés está compuesto por versos de siete y cinco sílabas.
La forma clásica consiste en un poema de treinta y una sílabas, dividido en dos estrofas; la primera de tres versos (5, 7 y 5 sílabas), y la segunda de dos, ambos de 7. Esta estructura permitía que dos poetas participaran en la creación de un poema: uno escribía los tres primeros versos, y el otro los dos últimos.
Escribir poesía era un juego poético parecido al “cadáver exquisito” de los surrealistas. Al primer poema pronto siguieron series enteras, ligados por el tema de la estación del año. Estas series de poemas en cadena son los renga, y el poema que los inicia se llama hokku, y es el origen del haiku moderno.
Basho practicó con sus discípulos el arte del renga, adelantándose así a una de las profecías estéticas del surrealismo: la creación poética colectiva.
Continúa Octavo Paz haciéndonos notar, que el resultado puede ser un simple pasatiempo, pero que a veces es posible llegar a la comunicación poética, y establecer una “corriente de simpatía creadora” entre los participantes. El resultado puede ser sorprendente, “lo inesperado brota como un pez o un chorro de agua”.
Os recomiendo vivamente el blog Burgostecarios, si las entradas son buenas, los comentarios encadenados no tienen desperdicio. Todo un ejemplo de renga 2.0
Susana Corullón