En un poema dedicado a Dolores Ibarruri, Jorge Semprún hace referencia a "viejos fantasmas tercos" que hay en su cerebro. Son los fantasmas de su linaje, el más conocido de ellos, Antonio Maura, jefe del Partido Conservador en tiempos de Alfonso XIII.
"No es en mí la conciencia de clase / brújula de palabras y acciones", dice en el mismo poema.

Si sobrevolamos la trayectoria vital de Jorge Semprún encontramos la misma "terquedad" de sus fantasmas a la hora de pertenecer a credos o a patrias.
Semprún fue expulsado del Partido Comunista por no someterse a la disciplina de partido: "Nunca fui un militante como Dios manda", dice de sí mismo en su autobiografía: Vida de Federico Sánchez.
En el capítulo que dedica en el libro: La saga de los Maura, dice de él Guillermo Díaz- Plaja, que se sentía incómodo "cuando alguien le consideraba totalmente suyo". Quizás fuera ese el resultado de haber vivido entre dos patrias y de haber pertenecido a dos mundos diferentes, pero también pudo ser ese el motivo de que siempre fuera un ferviente defensor de la idea de la unidad de Europa, que según él empezó a construirse en la diversidad de los deportados a Buchenwald.
Esta semana en la biblioteca, rendimos homenaje a Jorge Semprún con una pequeña exposición de sus obras.