No hay continuación posible para la película Casablanca. Aunque Ilsa y Rick se hubieran vuelto a encontrar después de la guerra, la suya sería ya otra historia.
Las melodías populares son siempre generosas, acogen a todo el mundo, auque cada uno encuentre en ellas distintos significados. Entre la esperanza y la tristeza por lo perdido, la melodía sin palabras de la película llena un espacio ambiguo, entre la melancolía y el deseo.
Tampoco nuestros recuerdos cotidianos tienen continuación, porque no son nada sin la vida que les otorga sentido, y cualquier intento de vuelta a una situación pasada siempre resulta decepcionante.
El cine asimila todos los géneros narrativos, pero no deja salir nada; jamás una novela o una obra de teatro se han inspirado en una película. Como arte más popular está dotado de una espectacular fuerza de atracción. Y es así porque todos sus recursos técnicos se ponen en marcha para preservar la soledad, la necesaria soledad del espectador, que interpreta la mirada del director en los ojos del protagonista; tres soledades en una.