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Bibliotecas que ayudan a gobernar

Susana Corullón 28 de Mayo de 2012 a las 14:15 h

Las bibliotecas gubernamentales son aquellas creadas y financiadas por el gobierno para atender sus necesidades. Sus clientes son los representantes electos que se ocupan del gobierno del país, ministros, administradores, científicos, investigadores, y el público en general. Todos los departamentos y organismos del gobierno precisan de un sistema de biblioteca o de información que responda a sus necesidades.

La Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA), publicaba en 2011 las Directrices para bibliotecas gubernamentales, con el fin de reunir las mejores prácticas en cuanto a organización y valores en todo el mundo, orientar a los gobiernos y ofrecer a los países en desarrollo una herramienta de organización.

Las bibliotecas gubernamentales se diseñan a la medida de las instituciones del Estado: Hay bibliotecas del Poder Legislativo, las de los parlamentos nacionales o autonómicos; Bibliotecas del Poder Ejecutivo,  las de los ministerios; y Bibliotecas del Poder Judicial, como la del Tribunal Supremo. También hay bibliotecas de agencias, organizaciones y proyectos gubernamentales, de los gobiernos regionales o locales, de las misiones diplomáticas y embajadas...

Todas ellas deben ayudar al cumplimiento de las metas del organismo del que dependen, y para ello es fundamental identificar cuales son las necesidades de sus usuarios en cada caso determinado.

Muchas de estas bibliotecas son antiguas y por eso es necesario que periódicamente revisen su razón de ser y su utilidad efectiva. Los gobiernos cambian, pero la colección de la biblioteca permanece, ese debe ser el punto fuerte de una biblioteca de estas características, pero habría que evitar que eso mismo no se convirtiera en un lastre. Sería deseable que la colección fuera lo suficientemente flexible para adaptarse de verdad a las necesidades reales de los usuarios.

Con la competencia de Internet, conseguir eso es cada vez más difícil.

Algunas veces, la misma eficiencia de la biblioteca contribuye a hacerla invisible. Tal es el caso de bibliotecas que escanean documentos y los ponen a disposición de sus usuarios, o de las suscripciones a recursos electrónicos gestionadas por la biblioteca, que llevan la  información al usuario sin que éste tenga que moverse de su escritorio.

En tiempos de crisis, es fundamental que las bibliotecas demuestren su utilidad ante los organismos que las mantienen. Entre las buenas prácticas recogidas en el documento, nos ha parecido especialmente interesante la actividad llevada a cabo por la biblioteca del Department for Children, Schools and Families (Departamento para la Infancia, las Escuelas y las Familias) del Reino Unido. Este centro  ha proporcionado al personal de su Institución una guía y cursos de formación para la creación de un archivo de los documentos generados por ella. Se garantizaba el control de calidad de los borradores de los proyectos y se ofrecía formación para utilizar un tesauro diseñado y mantenido por la biblioteca para utilizar las mismas palabras clave en el archivo, la biblioteca y la web del Departamento y facilitar así la recuperación correcta de la información.

 

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