Cuando tenía dos años Jane Goodall recibió de su padre un peluche de un chimpancé como regalo de cumpleaños. Ese fue probablemente su primer contacto con la especie y el inicio de una larga relación de amistad y cuidados que perdura hasta los casi 80 años que tiene hoy.
Por su interés, reproducimos el artículo sobre ella publicado en el periódico El País.
La investigadora es conocida por sus estudios sobre la interacción de los chimpancés salvajes en el parque nacional de Gomba, en Tanzania, y por ser su gran defensora. Mensajera de la Paz de Naciones Unidas, premio Príncipe de Asturias de Investigación, y también ahora el Premio de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Animales (APDDA), ha ofrecido una rueda de prensa en Cosmocaixa Madrid para hablar de sus proyectos en África.
Tiene un semblante sereno y sosegado, de esos que solo transmiten paz. Pero su mirada se endurece cuando habla del trato que el ser humano da a los animales y, en especial, a los simios. "Es una cuestión de una empatía que no tenemos con ellos. Compartimos tantas cosas con ellos, un ADN y una estructura del cerebro similar. Pero no somos capaces de ver que sufren, que tienen miedo, se estresan y se deprimen igual que nosotros". Considera que ha habido avances para proteger a los animales, pero que aún quedan espacios en blanco como es el de su uso en las investigaciones médicas. "Hace 50 años los médicos no tenían alternativas, pero ahora las hay. Por ejemplo, hay un tipo de test es que es de probar productos en los ojos de los animales, y hay una forma de hacerlo, creo que con un huevo, con el mismo resultado y no se les involucra."
Goodall ha tenido una consideración para España, que ha prohibido recientemente la experimentación con grandes simios. "Es buen paso sí, pero en España esto no se hacía y solo se lanza un mensaje de que nunca se hará. Es más fácil prohibir una cosa cuando no se lleva a cabo, ¿verdad?", dice con una sonrisa. "Lo que sí sé es que en España hay algunas granjas en Cataluña, por ejemplo, en las que se crían monos para luego destinarlos a investigaciones médicas y donde las condiciones no son nada buenas. Y es ahí donde se tendrían que hacer esfuerzos también", añade.
La primatóloga y etóloga no tolera ningún tipo de abuso y muchos menos si es para el divertimento. "Cualquier persona que haya pasado tiempo con vacas o toros no aprobaría enviarlos a sufrir como se hacen en las corridas en este país. Tenemos que pensar en el inmenso sufrimiento que les provocamos". Y agrega. "La crueldad no es solo hacia estos grandes ejemplares. También somos crueles con nuestras mascotas, nuestros perros y gatos".
Para esta menuda mujer, la pobreza es la raíz del problema de la pérdida de biodiversidad. "Cuando eres muy pobre estás desesperado por comer, por eso hay que sacar primero a la gente de esta situación". Para ello ha puesto marcha varios proyectos para educar a la población en África sobre la preservación de la biodiversidad. "Entrenamos a la gente en la gestión del territorio y para que monitoreen los bosques. Tiene que ser algo integral, así que también se les enseña a las mujeres planificación familiar y les damos becas para que vayan a la escuela". Y aporta un ejemplo. "Cuando llegué al Parque de Goma estaba casi destruido en los años noventa. Pero entonces ayudamos a la gente a tener mejores vidas, y ellos accedieron a dejarnos cuidar una parcela del territorio. Y ahora el bosque ha vuelto".
Pero otro de los grandes problemas es el estilo de vida insostenible que se lleva en los países desarrollados. "La gente gasta, gasta y gasta. Dejamos la televisión prendida durante mucho tiempo, desperdiciamos el papel de una forma impresionante". Así, otra de sus campañas es la del reciclaje de móviles, en la que nuestro país también participa.
Fuente: www.elpais.es