Agradecemos a Jorge Ruiz San Miguel, licenciado en Administración y Dirección de Empresas en esta Facultad, su colaboración con este artículo. Recordamos a nuestros lectores que nuestro blog está abierto a su participación.

La historia del mundo parece haber dejado de lado a la mujer. La mayoría de los sucesos más relevantes están asociados a los varones dejando en un segundo plano al sector femenino. Tantas guerras, crisis económicas, batallas ganadas y perdidas, epidemias y descubrimientos en los que la mujer no era clave para su desarrollo. Podrían considerarse las auténticas olvidadas sin lugar a dudas. Y en el campo económico tampoco se produce una excepción. Los grandes economistas de la historia parecen tener un denominador común: son hombres. Keynes, Adam Smith, Quesnay o Friedman son algunos ejemplos de las escasas apariciones de las mujeres a nivel económico. Siempre ha sido denominador común las mayores dificultades que han presentado ellas para acceder a este tipo de campos. Además, el reconocimiento posterior en caso de haber conseguido triunfar no ha estado, en general, a la altura de las circunstancias.

Escasas referencias nos quedan en los libros de grandes economistas mujeres y ello se debe a esta doble vertiente de escasez de oportunidades y menosprecio por sus actividades. Se consideraba que su papel no tenía que ser ese y cualquier atisbo de rebelión era mal visto y desfavorecido. El acceso a la universidad estaba muy limitado hasta mediados del siglo XX y la formación de las mismas a nivel económico era restringido al hogar y pequeños círculos culturales.

Por consiguiente, todos estos factores han provocado que hayan quedado en el olvido auténticos portentos de voluntad, saber hacer e inteligencia. A pesar de lo que nos muestran los datos más fríos que nos dejan los documentos que conservamos, ellas han participado de manera muy activa en el desarrollo económico y social a lo largo de los tiempos. Ejemplos como el de Marie Curie reflejan el enorme esfuerzo que tuvieron que hacer para poder hacerse hueco en una sociedad marcada por el machismo. En cuanto a las más importantes economistas se pueden mencionar a Millicent Fawcett o Harriet Martineau Portrait. Una de las pioneras fue Jane Haldimand Marcet, inglesa nacida en 1769 y experta en Economía Política. Diversas obras acreditan los conocimientos de esta mujer como "Conversaciones de política Económica" (1816) o "Rico y pobre" (1851).

Todos nosotros tenemos que agradecer a este tipo de iconos su trabajo enfocado a la igualdad de géneros y darnos cuenta que lo que la sociedad occidental tiene hoy en día es en gran parte gracias a sus sacrificios. Es evidente que aún queda mucho trabajo por hacer, especialmente en zonas poco desarrolladas, para favorecer la igualdad de oportunidades de géneros, pero las referencias históricas de algunas de estas mujeres nos ofrece una visión positiva acerca de un cambio social hacia mejor y más igualitario. Es evidente que el papel socioeconómico de la mujer ha cambiado y hoy en día se ve relejado en el ámbito académico. Como dato, en España el número de licenciadas supera al de los licenciados en carreras relacionadas con la Economía. Quizás lo más importante ahora es luchar por la igualdad de oportunidades y reconocimiento a nivel laboral, algo que todavía no se produce.

La reivindicación social de la mujer

Muchas veces las mujeres han utilizado la forma de hablar, vestirse o comportarse para reivindicar un papel que la sociedad les rechazaba. Los movimientos feministas han sido motores del cambio social. Las técnicas para cambiar las cosas han sido muy variadas. Desde manifestaciones o marchas hasta la quema pública de sujetadores. Así, podemos encontrar claros ejemplos como diversos peinados de fiesta que estaban cargados de este fuerte simbolismo. Por poner un ejemplo, se puede citar al famoso corte de pelo estilo bob con el que mujeres de principios del siglo XX proclamaban su feminismo y otra manera distinta de comportarse alejada de las reglas sociales del momento y orientada a la práctica de actividades anteriormente no enfocadas para ellas como el consumo de tabaco o alcohol. También reclamaban un papel más importante en el ámbito cultural y económico del momento.

Por lo tanto, no podemos obviar el papel que han y siguen jugando las mujeres en la economía de un país. Antes, como motor invisible de los procesos económicos y hoy en día como punta de lanza en cuanto a liderazgo en cualquier proceso de este tipo.