La palabra «censura» arrastra connotaciones negativas, sobre todo si se considera desde la contemporaneidad democrática que da por supuesta la libertad de prensa, un derecho ganado tras ardua lucha. Para quienes quisieron publicar durante el Antiguo Régimen fue un trámite previo necesario, parte de un control ideológico sistemático y regulado, que las autoridades competentes fueron modifcando con el tiempo. En España dependió del Consejo de Castilla, el cual, según analiza esta nueva publicación, en la segunda mitad del xviii adoptó los presupuestos del absolutismo ilustrado, que se tradujeron en un control más profesional, mediante las censuras encargadas a distintas instituciones, unas heredadas y otras creadas por la dinastía borbónica.
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