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La mujer rural en las colecciones de la Biblioteca Histórica

Isabel Corullón Paredes 11 de Octubre de 2018 a las 09:51 h

El lunes 15 de octubre se celebra el día de la mujer rural, y desde aquí queremos sumarnos también a este homenaje, por tan importante papel como ha jugado en la economía y la sociedad a lo largo de la historia. Llevamos más de un siglo con un modelo económico que busca la concentración de la población en ciudades, y los oscuros nubarrones de la despoblación se ciernen sobre gran parte de nuestros pueblos. El mundo rural de hoy es, además, mayoritariamente masculino, puesto que las mujeres fueron las primeras en emigrar, con lo cual el futuro es doblemente negro. Pero hay algunas mujeres jóvenes que han optado por quedarse, y no engrosar el éxodo rural, y otras, pocas, que se aventuran a hacer el camino opuesto, y cambian la ciudad por el campo. Todas ellas tienen un papel importantísimo que desempeñar para construir una nueva sociedad rural.

 

Si echamos un vistazo a nuestra rica colección para buscar la presencia de la mujer, la conclusión primera es la escasez de testimonios, y su caracter indirecto. Tengamos en cuenta que, si las mujeres han sido marginadas hasta el siglo XX en el acceso a la cultura, esto se agrava en el caso de las mujeres rurales. La cultura que se desarrolla en la Europa de la Edad Moderna gira en torno a la cultura escrita y al universo urbano, mientras que las mujeres rurales seguirían desenvolviéndose en un contexto en el que la cultura oral tiene una presencia muy importante.

 

En lo que se refiere a las imágenes, nos han llegado grabados con la representación de mujeres dedicadas a los trabajos agrícolas o a otras tareas relacionadas. La idealizada imagen de las pastoras del Compost et kalendrier des bergères, (Paris : Guy Marchant, 1499), se corresponde con los modelos femeninos habituales en la literatura de la época: la novela caballeresca y la poesía bucólica. Este valioso incunable es la versión femenina del Calendrier des bergers (el primero se publicó en 1491), aprovechando su éxito editorial. Entre sus extraordinarias ilustraciones se encuentran otros grabados de mayor realismo, en los que vemos a las mujeres compartiendo tareas del campo con los hombres, aunque sean éstos los que aparezcan en primer término.

 

En nuestra literatura medieval encontramos a la serrana del Arcipreste de Hita, ejemplo de tosquedad y brutalidad, a la que se contraponen las encantadoras serranillas del Marqués de Santillana. La influencia de la poesía clásica traerá desde el renacimiento hasta el neoclasicismo la proliferación de poemas en los que pastores y pastoras protagonizan historias galantes en un ambiente idealizado que nada tenía que ver con la realidad. Este tipo de personajes femeninos de la literatura bucólica se asoma a las páginas del Quijote en varias ocasiones, y Cervantes aprovecha para parodiar, en voz de Sancho, todos estos tópicos de la literatura de su época, pero incluye también otros modelos femeninos de ambiente rural llenos de autenticidad, como Maritornes. La rudeza, e incluso la fealdad, asociadas al buen juicio, suelen ser los rasgos que las caracterizan. Esta dualidad tiene su mayor expresión en la humilde aldeana Aldonza Lorenzo , idealizada como Dulcinea.En 1606, Giulio Cesare Croce publica Las historias de Bertoldo y Bertoldino, que constituye un un valioso testimonio de la sensibilidad de las clases populares de la Europa barroca, de las que el propio autor procedía. Marcolfa, la esposa de Bertoldo y madre de Bertoldino, es un ejemplo de mujer juiciosa, que acumula una gran sabiduría de su cultura rural. Esta obra utiliza un lenguaje popular y muestra la vida sabia y sencilla del campesino, que contrapone a la vana artificiosidad de los cortesanos. Esta obra sería traducida al español y ampliamente reeditada en nuestro país en el siglo XVIII, alcanzando gran popularidad.

 

La mujer rural se asoma también a algunas comedias de nuestro Siglo de Oro : por las comedias de Lope desfilan labradoras y carboneras, pero hay que esperar a la novela realista del siglo XIX para encontrar caracterizaciones de mujeres campesinas más complejas. Las obras de Emilia Pardo Bazán, con Los pazos de Ulloa como referente, constituyen el mejor ejemplo.


En el presente, el trabajo de la mujer en el campo ha cambiado y también han cambiado los patrones sociales y culturales. La cultura de masas ha ido borrando las diferencias entre lo rural y lo urbano.

Más información:

Bertololdo y Bertoldino : libros infantiles en la biblioteca Histórica

 

 

 

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