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Antiguos poseedores en la Biblioteca Histórica

Maite Rodríguez Muriedas 23 de Abril de 2021 a las 10:37 h

"...habla con el libro como objeto que le habla de sus orígenes, de su historia y de las innumerables manos por las que ha pasado."  Umberco Eco

 

En este Día del Libro nos asomamos al universo del libro antiguo para adentrarnos en las marcas que indican procedencia y propiedad, estampadas sobre los libros de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid. El pasado 8 de abril nos invitaron a participar en las Conferencias Online sobre "Catalogación y registro de procedencias en el Fondo Antiguo", organizadas por el Instituto Mora (CONACyT) e Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de la Información de la Universidad Autónoma de México (UNAM). Convencidos de la atención especial que merecen las marcas y anotaciones manuscritas, fue también la ocasión para repensar el Portal de Antiguos Poseedores e intentar ir un poco más allá.

 

Determinar la procedencia o el tránsito de un libro por manos lectoras y colecciones es posible si desmenuzamos con rigor la diversidad de estas marcas, por las que los objetos de lectura son elevados a la categoría de "copia individual". Estos indicios de lectura, uso y posesión nos proporcionan datos precisos sobre la historia de la lectura, de las bibliotecas, los gustos culturales de una época y el comercio del libro. Así como los lectores hicieron sus primeras anotaciones cuando estaban plenamente comprometidos con el texto, nos ha llegado el turno de avanzar e inspirar interés en el potencial de investigación que albergan las procedencias, y explotarlas desde el punto de vista bibliográfico.


Tras exponer los precedentes del Portal de Antiguos Poseedores de la Biblioteca Histórica, lanzado en el año 2015, que apuesta por el estudio del ejemplar como conjunto de marcas de identidad que singularizan al libro, nos sumergimos en las fuentes internas y externas. En la reconstrucción de las bibliotecas, enfatizamos la necesidad de compaginar y acudir a ambos testimonios: las evidencias y añadidos dejados por los lectores y el análisis y revisión de sus bibliotecas, a través de los inventarios. A nivel internacional, existen además proyectos digitales recogidos en nuestra página web, como: Online Provenance Resources, Provenance Digital Archive y Thesaurus, del CERL; MEI (Material Evidence in Incunabula); así como ambiciosas iniciativas en el ámbito nacional: la base de datos de poseedores de la Universidad de Salamanca, la base de datos de Antiguos poseedores de la Universidad de Barcelona y la base de datos Exlibris y procedencias de la Real Biblioteca, que nos facilitan desentrañar la complejidad de algunas marcas.

 

Estas marcas de propiedad admiten formas muy variadas y trazan el itinerario y la fortuna del ejemplar a lo largo de los siglos. Dentro de esta categoría, hacemos un recorrido por las anotaciones manuscritas, los sellos, los ex libris, los supra libros, marcas de lectura notas ad usum, encuadernaciones singulares, etc...

 

Rescatamos la anotación manuscrita de Hernando Colón, para constatar que en la identificación de este poseedor fue clave el manejo del repertorio hernandino Abecedarium B. Este célebre poseedor, con todo detalle, anotó el número de registro, el precio pagado en fénins, el lugar donde compró el libro: Augsburg (Alemania), la fecha con expresión del día, mes y año (1531) y el valor de esta moneda referido al ducado castellano. En suma, se otorga a este testimonio una importancia crucial para conocer la historia del comercio librario.

 

Pero las anotaciones manuscritas también nos permiten realizar estudios sobre la presencia de grupos sociales, registrar el estatus social y las profesiones que acceden a la lectura. Debido a la posibidad que permite el portal de navegar por categorias, como grupo social, época y tipo de marca, y en la línea de consolidar estas prácticas, recogemos actividades profesionales de lo más variopintas (clérigo, camarera mayor, sangrador, cirujano, mancebo cirujano... licenciado, colegial). En un futuro nos gustaría incorporar, dentro del portal, un glosario que controle la terminología específica, expresiones y tipos de marcas. Podemos avanzar que en las colecciones de la Biblioteca Histórica predominan las profesiones de clérigos, bibliófilos y eruditos y médicos. Las mujeres como colectivo singular representan una minoría (3.895 hombres frente a 274 mujeres), y nos detenemos en la nobleza, que emplea habitualmente los exlibris heráldicos como signo de distinción, frente a los monjas, más partidarias de hacer uso de la escritura, exigiendo si cabe una mayor concentración. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos hablando de un sector privilegiado de la sociedad, pues la alfabetización en el siglo XVIII no era todavía un fenómeno común.


Como un ejemplo de mujer ilustrada y apasionada bibliófila, está Agustina de la Torre, la primera condesa de Campo de Alange. En su inventario, Índice de la Librería de la Condesa del Campo de Alange, fechado en 1779, figuran 1.660 piezas entre impresos y manuscritos, que se identifican por su ex libris con el escudo de armas de su casa pegado en la contracubierta. Y continuará con la misma afición a los libros la V Condesa de Campo Alange, María Manuela de Negrete y Cepeda. Como resultado de este afán coleccionista, tenemos una de las más importantes bibliotecas privadas de la nobleza española, donde las protagonistas de su origen y evolución fueron dos destacadas mujeres bibliófilas.

Del mismo modo, en los espacios de espiritualidad femeninos, dentro de sus refectorios y celdas convivian mujeres lectoras, de ahí las notas escritas a mano en las hojas de guarda de dos religiosas: Josefa de San Joaquín (siglo XVII), una monja del convento de Nuestra Señora de la Merced de Madrid, y Sor María Manuela (siglo XVIII) hermana del Colegio de San Bernardo.


Las comunidades religiosas fueron los únicos espacios exclusivamente femeninos donde la lectura se convertía en una suerte de obligación profesional, por lo cual se potenciaba esta habilidad al servicio del grupo. Leer y escuchar la lectura en el refectorio se convertía en un rito didáctico y un modo de adoctrinamiento de las hermanas. Pero el horizonte de las lectoras se reducía exclusivamente a las lecturas espirituales y de formación moral.


La reconstrucción de estas colecciones privadas nos permitirá entender mejor los intereses y campos de estudio de sus propietarios, algunos de ellos figuras relevantes de la historia cultural y política de nuestro país, como Isabel I, Reina de Castilla (1451-1504), Hernando Colón, Francisco de Quevedo, Athanasius Kircher (1601-1680), Gaspar Melchor de Jovellanos o Agustina de la Torre. Pero contamos también con poseedores no tan famosos, y casi igual de interesantes, como son los locales, los donantes y las huellas anónimas. A través de los índices alfabéticos de sus apellidos, el Portal de Antiguos poseedores nos permite navegar y adentrarnos en la vida interior "revelada" de estos hombre y mujeres, e incluso desvelar sus vínculos más estrechos. Y por ello, no queremos pasar por alto las vidas entrelazadas entre Jovellanos y la primera Condesa Campo Alange. Este ilustrado hizo llegar algunos de sus libros a Agustina de la Torre, pero enriquecidos con interesantes anotaciones aprovechando los generosos  márgenes, una señal inequívoca de que el libro fue leído e incluso estudiado con toda la atención que merecía.


A las procedencias personales se suman las instituciones que han aportado sus fondos a la actual Biblioteca Complutense, tanto las antecesoras de la Universidad como otras instituciones religiosas o laicas. Se trata de autoridades normalizadas que, una vez superados los filtros de la autenticidad, cotejadas e identificadas, se trasladan al Registro LBD (Datos bibliográficos locales), redactando en el Registro de Existencias locales una exhaustiva descripción del ejemplar: información sobre el estado físico, las marcas y su transcripción, antiguas signaturas, la encuadernación... Sin embargo, observamos que esta práctica catalográfica silencia en parte las características de la copia, ya que su presencia en el registro de ejemplar dificulta la búsqueda totalmente precisa de los datos susceptibles de ser recuperados; por ello, confiamos en la adopción del futuro perfil RDA para fondo antiguo, donde se alojarán las evidencias materiales (encuadernaciones, anotaciones, marginalia) e información de fuentes externas (inventarios y repertorios); es decir, catalogaremos más allá del contenido, lo que dará al libro un status diferente.

 

Teniendo en cuenta que las hojas de algunos libros actúan como memoria y listado de todos sus propietarios, se pueden llevar a cabo estudios cuantitativos que determinen el número de lectores e instituciones que poseyeron un ejemplar concreto, ilustrando así la movilidad de los libros y redes de conexión. Porque se trata de un fondo en donde las procedencias institucionales y personales se mezclan, dado que bibliotecas particulares completas fueron donadas a las diferentes instituciones de enseñanza (Colegio Mayor San Ildefonso, Colegio Imperial...). De hecho, recuperamos un testimonio que evidencia el apego de Patricio O'Galvan hacia el Noviciado y el valor que concede al objeto libro, al depositarlo en la sede donde recibió su formación.

 

Somos conscientes de las límitaciones del Portal de Antiguos poseedores, el problema aún no resuelto de los enlaces a los ejemplares, en las Procedencias Personales; la necesidad de enriquecer los registros con más datos e imágenes de las marcas; establecer conexiones, datos enlazados, de manera que podamos conectar a los Jesuitas con sus colegios, a sus donantes con las instituciones receptoras de su biblioteca, tejiendo una trama contextual muy rica alrededor de la colecciones. Porque la colección no está aislada y puede conectarse y completar otras...

 

En las actuales dimensiones y prestaciones, podemos decir que el Portal de Antiguos poseedores en las colecciones de la Biblioteca Complutense se ha convertido en un recurso más de información, potente y riguroso para investigadores y público en general. Pero es necesario hacer más visible y recuperable la información sobre procedencias, pues los ejemplares pueden esconder información muy prometedora. A través de las redes sociales podemos emprender iniciativas que contribuyan a democratizar el patrimonio, como la creacion de secciones: #MarginaliaCreativa, #Sabías que...?, GrafitisLiterarios, #ItinerariosLibro, #ExlibrisHuérfanos; o involucrar a los usuarios en la identificación de ex libris, super libros o transcripción de anotaciones, proyectos de colaboración ciudadana o crowdsourcing.

 

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