Con motivo de la celebración del vigésimo aniversario de la apertura al público de la Biblioteca Histórica "Marqués de Valdecilla", volvemos la vista atrás y repasamos el largo y complejo proceso que supuso su creación, que conllevó el empleo de múltiples recursos económicos, humanos, políticos y de gestión. Fueron muchas las personas y departamentos implicados dentro de la propia Universidad, bibliotecarios, rectores y vicerrectores, gerentes, arquitectos y administradores que, juntos, en un ejemplo modélico de colaboración, consiguieron poner en marcha un proyecto necesario y a la vez ambicioso que nacía con vocación de tener un gran impacto en la comunidad docente e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid. Este Documento recoge algunos de los informes internos que dieron lugar a la creación de la Biblioteca Histórica que, por su interés para la intrahistoria, se ha considerado oportuno reunir.

La necesidad de establecer una política de protección del rico patrimonio bibliográfico que la Universidad Complutense de Madrid había reunido a lo largo de sus cinco siglos de historia había sido ya expuesta en múltiples ocasiones por algunos bibliotecarios y profesores desde el final de la Guerra Civil. El desastre que supuso la guerra para la Biblioteca Complutense y la obligación de preservar los tesoros bibliográficos llevó, por ejemplo, al profesor José Simón Díaz a defender públicamente, en 1976, su concentración en un único local:

"También nos hemos ocupado en estas sesiones del inmenso problema de las Bibliotecas Universitarias y muy especialmente de las de Madrid, dotadas de una organización administrativa totalmente anacrónica y fragmentadas en centenares de pequeñas células carentes de unidad en todos los aspectos. Hemos tardado más de treinta años los profesores de la Facultad de Filosofía y Letras en comenzar a saber cuáles eran los libros salvados de la destrucción de la guerra y apenas se ha conseguido, cuando la tripartición del centro pone en peligro la existencia del valioso conjunto. Ante la posibilidad de otras muchas fragmentaciones sucesivas, que pueden empeorar aún el estado de esa inestimable colección de un millón de volúmenes, con más de seiscientos incunables, sólo la concentración de los fondos históricos en un mismo local puede remediar la catástrofe..."

Todos los Directores de la BUC desde la posguerra se esforzaron por recuperar, cuidar y mejorar los fondos históricos salvados y no es este el lugar para mencionar las acciones que llevaron a cabo cada uno de ellos. En el Archivo de la Biblioteca Complutense queda abundante documentación de sus desvelos. Pero si de alguno hay que reseñar la labor desarrollada, es obligado recordar la figura de Fernando Huarte que, además de trabajar en la restauración y ordenación de los libros, sentó las bases conceptuales entre los bibliotecarios complutenses de lo que debía ser el servicio público de una biblioteca con libros antiguos en el contexto de la Universidad.