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Mujeres en la Biblioteca Histórica: Ana Comnena, la princesa historiadora

Marta Torres Santo Domingo 8 de Marzo de 2023 a las 10:33 h

El tiempo, fluyendo inconteniblemente y moviéndose siempre, arrastra y lleva todo lo engendrado, lo sumerge en el abismo de la oscuridad... Sin embargo, la narración de la historia se convierte en una muy poderosa defensa contra la corriente del tiempo... y no permite que se deslice a los abismos del olvido....

Ana Comnena, Alexiada, X,1.

 

En el Gran Palacio de Constantinopla el emperador Constantino V mandó construir en el siglo VIII una habitación revestida de pórfido, una piedra de color púrpura, símbolo imperial, para que allí nacieran los príncipes y princesas descendientes de los emperadores. Esos niños, nacidos en la Cámara Púrpura, desde la cuna formarían parte de la intrincada política bizantina y sus vidas estarían condicionadas por diversas alianzas, matrimonios, traiciones o asesinatos. Su sobrenombre sería Porfirogéneta y a través de su aura púrpura serían los poseedores de la legitimidad imperial.

 

 

En 1083 nació en la porphyra del Gran Palacio una niña a la que se pondría por nombre Ana. Su padre era Alejo I Comneno, fundador de una dinastía que gobernó Bizancio durante más de un siglo y que ha pasado a la historia por ser el emperador bajo cuyo reinado comenzó la Primera Cruzada. Alejo I se casó con Irene Ducas, miembro de una familia rival, y el nacimiento de su primera hija, Ana, simbolizó una nueva alianza entre clanes y el inicio de un periodo de estabilidad en el convulso imperio. Para consolidar ese nuevo tiempo, Ana fue prometida desde la infancia a otro niño de la familia Ducas, Constantino, con la esperanza de que ambos heredarían el trono imperial.

 

Sin embargo, Alejo e Irene en 1087 tuvieron un hijo varón, Juan, que pronto fue designado como heredero, perdiendo Ana su futuro como emperatriz imperial. Ana no aceptó su destino, reivindicó toda su vida su derecho a la corona como primogénita y, tras la muerte de su prometido Constantino y su matrimonio con otro noble, Nicéforo Brienio, conspiró en sucesivas ocasiones para sentarse en el trono. No lo consiguió y a la muerte de su padre en 1118 su hermano Juan fue aclamado emperador, ella fue obligada a retirarse a un monasterio y desde la muerte de su marido en 1137 se concentró en escribir una obra histórica cumbre de la cultura bizantina, la Alexiada, convirtiéndose en una de las primeras historiadoras de la Edad Media. La obra fue terminada en el año 1148 aunque se cree que Ana murió hacia 1153.

 

La Alexiada relata en quince volúmenes la historia de los treinta y siete años del reinado de Alejo I desde la perspectiva de la historiografía bizantina centrada en los monarcas y dedicada a la descripción de los hechos políticos y militares. Así, con su lectura asistimos como testigos de primera línea a los graves problemas del imperio en esos años, acosado por el este (los selyúcidas), el oeste (los normandos), o el norte (pechenegos o cumanos). Y vemos los esfuerzos del emperador por reconstruir la fortaleza del imperio con nuevas alianzas y, especialmente, con el establecimiento de vínculos con la cristiandad occidental que llevarían a la Primera Cruzada. Es muy importante resaltar que junto a las fuentes del occidente latino o las árabes, esta obra es la fuente principal para conocer el punto de vista bizantino sobre la Primera Cruzada.


El papel de Ana como historiadora, a pesar de sus declaraciones de objetividad y rigor, no deja de verse limitado por su visión personal de alabanza y defensa de su padre pero, aún así, la Alexiada sigue siendo una narración magnífica que se basa en informes, fuentes escritas, relatos de protagonistas, correspondencia diplomática y su propio testimonio como testigo privilegiada en el centro del poder al presenciar personalmente reuniones de su padre con comandantes y colaboradores. Ana no evita incluir su reacción personal ante los acontecimientos, sus pensamientos y temores, en un estilo cultivado, audaz, novedoso y sorprendente. En palabras de Judith Herren en su libro Bizancio, "ninguna otra mujer de la Edad Media, de Oriente u Occidente, tuvo la visión, la confianza y la capacidad suficiente para realizar un proyecto tan ambicioso".


Ha habido algunos estudiosos que han puesto en duda que una mujer fuese capaz de escribir una obra de esta envergadura y han acusado a Ana de emplear los borradores de su marido, historiador además de militar, una vez muerto éste. Pero hoy en día este debate está superado y no hay dudas de que Ana fue la autora de la Alexiada gracias a su excelente formación y cultura. Ella misma nos explica que se formó en las artes liberales, el trívium (gramática, dialéctica y retórica) y el quadrivium (geometría, música, matemáticas y astronomía) a lo que hay que sumar estudios en cultura clásica, lengua y literatura, así como geografía, historia, arte militar, mitología, filosofía, medicina o artes adivinatorias. Hay que tener en cuenta que la corte bizantina seguía siendo uno de los centros del saber de la época, los príncipes y princesas recibían una esmerada educación y en Bizancio existieron a lo largo de los siglos una serie de mujeres muy poderosas modelo para las jóvenes princesas de la corte.


Ana tuvo a su lado a un círculo de mujeres fuertes, muy activas en la vida política de su tiempo y con un elevado bagaje cultural que la acompañaron, la instaron a recibir una educación exquisita y la inspiraron con su ejemplo. Su madre Irene Ducas, su abuela paterna Ana Dalasena de quien recibió el nombre y a la que su padre llegó a nombrar administradora del imperio, y la dos veces emperatriz María de Alania, madre de su primer prometido, el niño Constantino, que llegó a dirigir un salón literario, encargó obras de autores distinguidos y fue probablemente la primera que invitó a Ana a leer y escribir y se ocupó de que tuviera una formación excelente. Para todas ellas tiene Ana unas palabras en la Alexiada.


La Alexiada sobrevivió durante varios siglos en manuscritos copiados en griego de los que se conservan algunos pero no fue ampliamente conocida hasta su publicación en la imprenta. El jesuita francés Pierre Poussines (1609-1686), un erudito con amplios conocimientos de lenguas clásicas fue el encargado de preparar una primera versión impresa de la Alexiada con los textos paralelos de griego y latín en 1651 (Paris, Typographia Regia) con la calidad habitual de esta casa editorial. Contiene además las notas de David Hoeschel (1556-1617), helenista alemán y bibliotecario en Augsburgo, que llevó a cabo una notable labor de edición de obras griegas. La Biblioteca Histórica posee un ejemplar de esta primera edición con exlibris del notable bibliófilo francés Michel Joseph Hyacinthe Lallemant de Betz y encuadernación con superlibros de la Biblioteca de Osuna [BH FLL 20116].


La Biblioteca Histórica custodia otro ejemplar de la Alexiada que forma parte de la segunda edición del Corpus Byzantinae Historiae (Venecia, Bartolomeo Javarina, 1729-1733), una colección de veintinueve volúmenes que contienen más de cuarenta obras de historiadores y filólogos bizantinos entre los que Ana Comnena es la única mujer [BH FLL 30014].

Tras estas primeras ediciones la Alexiada se publicó en diferentes idiomas. La traducción española es de 1989 y fue publicada por la Universidad de Sevilla a cargo del profesor Emilio Díaz Rolando quien recibió por este trabajo el Premio Nacional de Traducción. Una versión más actualizada ha sido publicada por Ático de los libros en 2016.


Bibliografía:

Comnena, Ana, La Alexiada, traducción de Emilio Díaz Rolando, Sevilla, Universidad, 1989.
Comnena, Ana, La Alexiada, traducción de Emilio Díaz Rolando, Ático de los libros, 2016.
Herren, Judith, Bizancio, Debate, 2021.
Lizabe, Gladys, "Mujeres y ciencia histórica en la época medieval, el caso de Ana Comnena", Revista Melibea, vol. 4, 2010, págs. 49-64.
Morcillo Ortega, Alberto, "La colección "Corpus Byzantinae Historiae", en su segunda edición de Venecia, 1729-1733", en Folio Complutense, 25 de octubre 2010
Pérez Martín, Inmaculada, "La formación intelectual de las aristócratas bizantinas (siglos XI-XIV)", en Las Sabias Mujeres: educación, saber y autoría (siglos III-XVII). Madrid: Asociación Cultural Al-Mudayna: 77-94 (1994).

 

 

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Comentarios - 1

Segun

1
Segun - 8-03-2023 - 16:15:26h

Me ha encantado conocer a Ana Comnena, princesa y primogénita, nadie la contaría como iba la sucesión, por muy brillante que fuera, era mujer y sólo por eso no iba a ser tomada en cuenta para ocupar el trono. Gracias Marta


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