El Servicio de Bibliotecas de la Universidad de Navarra (Fondo Antiguo) y el Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) han organizado una exposición titulada «1622 o la canonización de cinco santos (San Isidro Labrador, San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Jesús, San Felipe Neri)».
Se puede visitar en la Biblioteca Central de la Universidad de Navarra, Pamplona (España) y también de manera virtual.
El 12 de marzo de 1622 el papa Gregorio XV elevaba a los altares a cinco nuevos santos: San Isidro Labrador (el patrón de Madrid), San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier (el fundador y el gran misionero de la Compañía de Jesús), Santa Teresa de Jesús (la reformadora de la orden del Carmelo) y San Felipe Neri (el fundador de la Congregación del Oratorio). Esta fue la primera vez que se realizó una canonización colectiva -en principio iba a ser solo la de Isidro-, en una misma y única ceremonia, con la circunstancia de que cuatro de los canonizados eran oriundos de España, lo que ponía de relieve el enorme peso que tenía la Monarquía Hispánica en el contexto europeo (y que suscitó el irónico comentario de los romanos: «oggi il Papa ha canonizzato quattro spagnoli e un santo»...). Cabe señalar además que los cinco nuevos santos habían pasado por la fase previa de la beatificación (que a esas alturas, cuando la Congregación de Ritos estaba fijando las condiciones precisas para acceder a la santidad, se consideraba ya un paso intermedio obligatorio): Ignacio en 1609, Teresa en 1614, Felipe en 1615 e Isidro y Javier en 1619.
La solemne ceremonia de canonización en Roma estuvo acompañada de numerosos festejos, a los que se sumó, al día siguiente, una magna y triunfal procesión. Y, como no podía ser de otra manera, las fiestas por la canonización -que aunaban elementos de celebración y propaganda: de la propia Monarquía Hispánica, de las órdenes religiosas implicadas y, en general, de la Reforma Católica- se extendieron por todo el orbe hispánico. De esta forma, la canonización de estos cinco santos dejó una profunda huella en el arte (representaciones iconográficas en pintura y grabados, arquitecturas efímeras...) y la literatura (relaciones de las fiestas, justas poéticas, teatro hagiográfico, sermones, etc.).
El Padre Fermín Labarga, en un artículo titulado «1622 o la canonización de la Reforma Católica» (publicado el año 2020 en Anuario de Historia de la Iglesia), ha estudiado con detalle las circunstancias que hacen peculiar esta «gran canonización» cuyo IV Centenario se conmemora este año. Dice así: «La canonización de 1622, en que se inscribió en el catálogo de los santos a los beatos Isidro Labrador, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Teresa de Jesús y Felipe Neri, fue memorable por diversas razones. Su gestación no fue sencilla. Paulo V había decidido canonizar al beato Isidro labrador, lo que asumió también su sucesor, Gregorio XV. Las fuertes presiones a las que fue sometido tanto por los monarcas católicos como por las órdenes a las que pertenecían los nuevos santos, especialmente los jesuitas, determinaron a corto plazo su canonización conjunta, agregándose primero la beata Teresa, luego Ignacio de Loyola y Francisco Javier y, finalmente, con el fin de evitar una ceremonia exclusivamente española, a instancias de la propia Congregación, el beato Felipe Neri. Sin negar el componente político de la canonización, en el presente artículo se ofrecen otras líneas de interpretación convergentes con el fin de demostrar que la de 1622 fue no sólo la canonización de los protagonistas de la Reforma Católica sino, simbólicamente, de la propia Reforma de la Iglesia en sí misma» (Labarga, 2020, p. 73). Por su parte, Trinidad de Antonio Sáenz estudió en 1994, en un trabajo aparecido en Anales de la Historia del Arte, «Las canonizaciones de 1622 en Madrid: artistas y organización de los festejos».