Seguro que sitúas las principales rutas de peregrinación de la Edad Media. Seguro que imaginas a unos cuantos reyes y nobles emprendiendo grandes periplos para visitar alguna reliquia o, incluso, visitando Tierra Santa. Pero, ¿te imaginas lo mismo con las mujeres de las Casas reales? Las rutas de peregrinación permiten visibilizar aspectos tan íntimos como la devoción o tan públicos como los proyectos políticos o militares a los que estaba asociado el itinerario que se ponía en marcha en un determinado contexto. Las mujeres podían participar de esta experiencia, ya fuera en solitario o junto a sus esposos pero, en cualquier caso, su presencia requiere de una reflexión individualizada que nos ayude a comprender sus intereses y expectativas. De hecho, cuando las mujeres no están presentes también estimulan una reflexión a propósito: ¿por qué no viajan cuando sí lo hacen sus homólogos masculinos? ¿Se trata de una responsabilidad en el gobierno que así pueden desarrollar como delegadas del poder regio? Y, si es así: ¿en qué circunstancias pueden viajar ellas, ya sea solas o acompañadas?
La peregrinación es una de las experiencias que alcanzaron mayor difusión durante la Edad Media, alcanzando un carácter transversal, que interesaba tanto a las capas más altas como a las más humildes de la sociedad. Reinas e infantas también se involucraron en estos desplazamientos, aunque no con la misma facilidad que sus homólogos masculinos. Su papel de colaboradoras y activos de representación de la monarquía conllevaba que no pudieran emprender una ruta de peregrinación sin que este se viera conectado con los intereses del soberano en la mayor parte de los casos, lo que nos permite observar su participación en la peregrinación de manera conjunta con ellos, pero también otras ocasiones en las que debe valorarse el motivo al que responde esta empresa si son capaces de asumirla en solitario.
Teniendo en cuenta la presencia de este tipo de desplazamientos en las cortes medievales, sin excepción, se ha puesto en marcha un nuevo recurso de análisis de la autoridad femenina: Pe-reg(r)inas. A través de esta nueva cartografía histórica reflexionaremos en torno a la frecuencia, intereses, vicisitudes y singularidades de estos desplazamientos, prestando especial atención a las rutas que emprenden en solitario o de manera conjunta, así como aquellas que responden a un interés más regional frente a los grandes centros de peregrinación. Todo ello nos permitirá, además, comprender mejor las relaciones entre centralidad y periferia que se construyen a partir de las cortes medievales y cómo estas se convierten en un foco de relevancia que puede ir evolucionando y desplazándose hacia otros centros espirituales a medida que avanza la Edad Media. Un ejemplo más de aquellos aspectos que conocemos, sólo aparentemente, pero que requieren de una reflexión conjunta para poder apreciar nuevas perspectivas y obtener nuevas conclusiones, en las que la Historia Comparada tiene mucho que ofrecernos, de cara a un conocimiento global de la identidad de la realeza medieval a través de sus mujeres.