Audaz, intrépida e inflexible, Belle da Costa Greene (1879-1950) dejó una huella imborrable en la Biblioteca Morgan como su primera directora. Figura pionera, rompió barreras para las mujeres en el campo de los libros raros y manuscritos. Nació como Belle Marion Greener en una familia negra de la élite en Washington, D.C. Unos años después de mudarse a la ciudad de Nueva York en 1888, durante la era de las leyes de Jim Crow, se hizo pasar por blanca como Belle da Costa Greene, cruzando la línea de color con su madre y hermanos. No dejó rastro de sus pensamientos sobre la transmisión racial y dejó este aspecto de su historia en el olvido destruyendo diarios y documentos privados. Sin embargo, a sus amigos y colegas les escribió miles de páginas de correspondencia que capturan su ingenio, humor, brillantez y ambición. Fue recordada como "el alma de la Biblioteca Morgan", como una persona a quien uno "no habría extrañado conocer por nada del mundo".

Esta exposición reúne la colección Morgan con objetos de más de veinte prestamistas para narrar las narrativas entrelazadas de la vida personal y profesional de Greene, en el contexto de las historias institucionales y nacionales. Su legado es múltiple y complejo, pero su vida resuena ampliamente hoy en día y su recuerdo perdura.

A lo largo de todos sus cambios de circunstancias y transformaciones personales, «bibliotecaria» fue la palabra que definió con mayor consistencia la identidad de Belle da Costa Greene. Estaba en el ADN de su familia: su padre, Richard T. Greener, tras convertirse en el primer estudiante negro en graduarse de Harvard College, se convirtió en bibliotecario y profesor de la Universidad de Carolina del Sur antes del colapso de la Reconstrucción en 1877. Cuando solicitó su ingreso al Seminario Northfield para Señoritas en 1896, indicó en su solicitud que «le gustaría ser bibliotecaria». Su primera aparición como cabeza de familia en un directorio de la ciudad de Nueva York, en 1912, la registra bajo «Green» como «bibliotecaria de Bella». Durante la mayor parte de su carrera, su firma y firma en cartas comerciales decían «Bibliotecaria de Belle da Costa Greene». Tras la muerte de Greene, la coleccionista de libros Anne Lyon Haight comenzó a escribir un relato de la vida de su buena amiga, basándose en cartas inéditas y entrevistas con personas que la conocieron. ¿Su título provisional? "La formación de un bibliotecario".

Pero incluso un conocimiento superficial de la vida y la carrera de Belle da Costa Greene demuestra que su frase "simplemente una bibliotecaria" se queda corta. Era una bibliotecaria que gastaba fortunas en subastas de libros raros y se ganaba el respeto de destacados comisarios europeos. Era una bibliotecaria que aparecía regularmente en artículos periodísticos sobre las mujeres mejor pagadas de Estados Unidos, alguien que coleccionaba bellas artes y esculturas chinas. Era una bibliotecaria que conducía un descapotable y se relacionaba con aristócratas, que cenaba con artistas de vanguardia y parodiaba a Gertrude Stein. En otras palabras, era una bibliotecaria con un brío y un estilo únicos.

Aunque Belle Greene se aseguró de que gran parte de su vida personal y sus pensamientos permanecieran en el anonimato (quemó sus documentos antes de morir), el legado archivístico que dejó como bibliotecaria y profesional del patrimonio cultural nos brinda una gran cantidad de información sobre quién era y qué valoraba. Su amor por el arte y la palabra escrita se convirtió en la base de su identidad profesional, impulsando un firme compromiso con el acceso a las colecciones a través de programas de investigación y exposiciones. Para Greene, un libro era, como sugiere su ex libris, "un amigo que nunca cambia". Se aseguró de que miles de visitantes del Morgan también tuvieran experiencias transformadoras con los libros de la institución a la que a menudo llamaba "su" biblioteca.

Belle Greene construye la colección

Apenas unos años después de incorporarse al Morgan, Belle Greene ya realizaba importantes adquisiciones para la colección y se había ganado la confianza de Pierpont Morgan. Una de sus citas más famosas sobre sus futuras ambiciones para la colección proviene de una carta que le escribió a su jefe en 1909, en la que anunciaba la compra del manuscrito más antiguo que se conserva del famoso poema de Edgar Allan Poe, "El Cuervo".

"También compré el único manuscrito existente de El Cuervo de Poe. El manuscrito consiste en una carta a Shea, amigo de Poe, que incluye la undécima estrofa del famoso poema y correcciones para la décima. Creo que es uno de los documentos más importantes de la literatura estadounidense y es casi seguro que el borrador principal del poema fue destruido en la imprenta de la Whig Review (ya que nunca se ha encontrado rastro alguno de él). Pensé que este debía estar junto con tus otros manuscritos de Poe. Hellman lo ofreció por $2500; lo compré por $1500. He comprado otros libros para llenar los vacíos; uno de los objetivos es que la Biblioteca sea preeminente, especialmente en cuanto a incunables, manuscritos, encuadernaciones y clásicos. Nuestros únicos rivales son el Museo Británico y la Biblioteca Nacional. Espero poder decir algún día que no hay rival ni igual".

Una de sus mejores adquisiciones

En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, Belle Greene visitó Inglaterra y adquirió lo que hoy es uno de los manuscritos iluminados más importantes que se conservan en Estados Unidos. Comúnmente conocida como la "Biblia de las Cruzadas", ha tenido numerosos propietarios, desde Francia hasta Italia, Polonia, Irán, Egipto e Inglaterra. Aunque J. Pierpont Morgan se había negado a comprar el manuscrito en 1910 por 10 000 libras esterlinas, Greene estaba decidida a adquirirlo para la colección de Jack Morgan, a pesar de que este no había autorizado las compras durante la guerra. "Si hubiera podido quedarme aquí varias semanas más", le escribió, "sé que podría haber adquirido todos los manuscritos importantes que se encontraban en manos privadas en Inglaterra".

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