Julián Marías no requiere mucha presentación, su inagotable labor intelectual y su larga vida le convierten en una de las figuras más destacables del panorama cultural del siglo XX en nuestro país. Conferenciante, profesor, traductor, ensayista, crítico de cine, su obra nos ha llegado en forma de libros, artículos académicos y periodísticos, fundamentalmente; su proyección pública ha quedado plasmada tanto en la prensa escrita como en grabaciones radiofónicas y televisivas.
Marías dirigió su atenta mirada a un casi interminable número de manifestaciones de la vida humana, como se desprende de su extensa obra. Pero, quizás, uno de sus intereses más desconocidos sea su afición a la fotografía, que tuvo como hobby desde muy joven. A ella hace referencia en varios párrafos de sus memorias: la sustracción de una de sus primeras cámaras, una vieja ICA; los retratos realizados a amigos como Pío Baroja, José Ortega y Gasset, Pablo Casals o Gregorio Marañón; o sus aportaciones como ilustrador de algún trabajo editorial. Su aguda observación de todo lo circundante nos llega también congelada por el objetivo.
En la Biblioteca Histórica Marqués de Valdecilla se dan los últimos retoques a la descripción de la colección fotográfica del fondo personal de Julián Marías, compuesta de 26 unidades de instalación, y que incluye diapositivas y reproducciones en papel, en blanco y negro y en color, de tamaños dispares; así como algún negativo suelto en acetato. Se trata de una colección variopinta en la que encontramos muestras de fotografía documental y creadora, si nos atenemos a la categorización clásica, aunque la línea de demarcación entre ambas sea tan difusa en la teoría como en la muestra aquí tratada.
La colección, que ingresó sin organización aparente, ha sido clasificada en dos grupos principales. Un primer grupo incluye gran número de instantáneas protagonizadas por el pensador; lo vemos participando tanto en actos profesionales e institucionales, fundamentalmente pronunciando alguna conferencia, como en eventos de carácter solemne. Muchas han sido tomadas por reporteros gráficos, otras, por amigos o espontáneos. En dichas fotografías, acompañan a Marías destacadas figuras de la vida cultural, política y social del siglo XX, desde Ortega o Camilo José Cela a Martin Heidegger, de Mario Moreno (Cantinflas) o Carlos Menem al pontífice Juan Pablo II.
Un segundo grupo lo constituyen las imágenes de carácter familiar, en el que resulta difícil distinguir las tomadas por Marías de las realizadas por otros miembros de su entorno más cercano. Vemos en ellas a sus hijos y a Lolita Franco, su mujer, participando en eventos familiares, y en la intimidad de la vida cotidiana. Vemos a sus padres; a su hermano, fallecido tempranamente; y a muchos de sus amigos, los que cultivó desde los años de alumno en la Facultad de Filosofía y los que cosechó más tarde.
Dentro del segundo grupo, nos gustaría destacar especialmente tres series que testimonian la afición del pensador por este arte. Se trata de fotografías realizadas por el propio Marías en sus viajes. La primera la componen un repertorio de imágenes instantáneas tomadas antes de la Guerra Civil, concretamente entre los años 1930 y 1931, y que nos ofrecen panorámicas de algunas ciudades españolas (Toledo, Valladolid, Barcelona). La segunda incluye las captadas por el pensador en el crucero universitario de 1933 en Italia, Egipto, Grecia, Turquía o Tierra Santa. La tercera incluye más de 2000 diapositivas y 300 positivos en papel fotográfico capturados por el propio Marías o quizás también por Lolita Franco, que documentan excursiones, viajes y reuniones en las décadas de 1950, 1960 y 1970.
Probablemente no encontremos imágenes impactantes en la colección aquí reseñada. Muchas de las que documentan la parte más profesional y pública del pensador han salido en la prensa nacional y extranjera, fundamentalmente iberoamericana. En cuanto a las realizadas por Marías, son fotos de factura sencilla, sin pretensiones, que no obstante nos proporcionan una valiosa información sobre su vida y la de su entorno.
Dice Juan Manuel Sánchez Vigil que el documento fotográfico tiene dos lecturas primarias: su representación original a partir de la selección de la realidad, es decir, lo que se pretende captar para crear, comunicar o informar de o sobre algo, y, en segundo lugar, lo que sugiere al receptor. La interpretación de la imagen puede variar la intención primaria e incluso sugerir tantas ideas como miradas. Presentamos aquí la primera de estas lecturas, a la espera de que los investigadores y estudiosos aporten la segunda.
Esta colección, junto con el resto del fondo personal de Julián Marías, se pondrán a disposición de los usuarios en fechas próximas.
Bibliografía:
Marías, Julián. Una vida presente: memorias. Madrid: Páginas de Espuma, 2017.
Sánchez Vigil, Juan Miguel. El documento fotográfico: historia, usos, aplicaciones. Madrid: Trea, 2006.
