Corría el año 1615 cuando Nicolas Trigault, jesuita misionero recién nombrado Procurador en Europa por sus superiores en China, trajo de aquel país y mandó imprimir una obra que inmediatamente alcanzaría gran popularidad, hasta el punto de ser reeditada multitud de veces en los primeros 6 años, primero en latín e inmediatamente después, en italiano, portugués, alemán y español. [Seguir leyendo]
De todos aquellos ejemplares, en el tesoro de la Biblioteca Histórica, han aparecido dos, escritos en dos idiomas diferentes, latín y español, y separados cronológicamente por tan solo 5 años. El primero se titula De christiana expeditione apud Sinas suscepta ab Societate Iesu ex P. Matthaei Riccii eiusdem societatis Commentariis y está editado en Augsburgo en 1616 (BH DER 10106) mientras que su traducción al castellano (Sevilla, 1621) (1), lleva por nombre Istoria de la China i cristiana empresa hecha en ella por la Compañia de Iesus / que, de los escritos del Padre Mateo Richo, compuso el Padre Nicolas Trigault flamenco, ambos de la misma Compañia ; donde se descriven las costumbres, las leies i los estatutos de aquel Reino, i los dificultosissimos principios de su nueva iglesia. (BH FG 3045) y está digitalizada a texto completo.
En realidad se trata de una recopilación de las notas tomadas por Mateo Ricci en China desde su llegada, en 1582, hasta su muerte en 1610, ampliada con informaciones procedentes de otros misioneros jesuitas (2) y es una de las más antiguas e interesantes obras que se haya publicado en Europa sobre la China de la dinastía Ming.
Nuestro libro en latín incluye una portada calcográfica que representa a San Francisco Javier y al propio Ricci con un mapa de la antigua China a sus pies y tanto este ejemplar como el español están compuestos de varios preliminares, índice de capítulos (que la versión castellana sustituye por un minucioso índice temático de 30 páginas) y 5 partes o "libros".
El primero de ellos, el más interesante para estudiar el mundo chino de los siglos XVI y XVII, es una introducción a la historia, la sociedad y la geografía de China y, en los cuatro primeros capítulos, nos habla de su industria (que busca más el bajo precio y el aspecto externo que la calidad...) y de su agricultura. Así mismo describe la arquitectura, la imprenta, la pintura, la música y el teatro y también se refiere a la comida y modales en la mesa llamando la atención sobre la similitud sorprendente entre los muebles chinos y los europeos, ya que ambas regiones utilizaban sillas, mesas y camas, a diferencia de la mayoría de los otros países de Asia.
Ya el V capítulo, pasa a analizar "las artes liberales" y comenta la escritura, el lenguaje (tanto culto como vulgar), el sistema educativo (y la cuidada objetividad de los exámenes), etc. En el VI se nos muestra la compleja estructura política del país y en el siguiente sus ceremonias y costumbres sociales. En el capítulo VIII se describe el aspecto físico y forma de vestir de los chinos y, finalmente, en los tres últimos, se analiza las diferentes religiones y supersticiones en las que éstos creen, menospreciando el Budismo, el Taoísmo y la "ficción antinatural y horrible de la idolatría" y criticando duramente la alquimia y la adivinación como "supersticiones absurdas" mientras que, sin embargo, la enseñanza de Confucio -fundamento filosófico y moral de las clases cultas dirigentes del país-, es elogiable, y de naturaleza no religiosa, por lo que Ricci piensa que resulta perfectamente compatible, o incluso complementaria, con el cristianismo.
Los cuatro siguientes libros, también divididos en capítulos, se dedican a narrar los diferentes avatares de los misioneros jesuitas en China desde la llegada a la India de Francisco Javier hasta el solemnísimo entierro de Mateo Ricci en las afueras de Beijin y completan las 655 páginas, en el caso de la versión latina, y las 360 de su traducción castellana.
Matteo Ricci fue un personaje de extraordinario interés social, religioso y científico, respetado en el mundo entero, y tal vez injustamente relegado en España, que tuvo el privilegio de establecer el primer puente entre el mundo que le vio nacer (y del que tan orgulloso se sentía) y China, otro mundo no menos satisfecho de sí mismo y totalmente ignorante de que, muy lejos de su Gran Muralla, Europa estaba "renaciendo"...
La revista American Life lo considera uno de los cien personajes más influyentes e importantes del segundo milenio y en los últimos años, ha sido objeto de varias exposiciones (la última de las cuales está teniendo lugar este año en china con motivo del 400 aniversario de su muerte) e incluso de una película italiana, filmada en 2009 y titulada Matteo Ricci. Un jesuita en la Corte del Dragón....
También el Papa Benedicto XVI ha anunciado la reapertura de la causa de su beatificación, durante un reciente homenaje en El Vaticano, justo reconocimiento a la labor de un misionero que, a poco de su muerte, fue prácticamente tachado de hereje por las autoridades religiosas de la época.
Nació en Macerata, Italia, en 1552 en una familia noble e importante y, en 1571, entró en el Colegio Romano de la Compañía de Jesús para estudiar filosofía y teología. Dotado de gran talento, aprendió también matemáticas, cosmología y astronomía y, más tarde, pidió ser enviado a las misiones del Lejano Oriente asiático. En 1582, llegó a Macao y aprendió el chino vulgar, con el fin de predicar, y el clásico para poder entender a los escritores chinos. Ricci fue el primer extranjero que supo ganarse la confianza de aquel país y despertar su curiosidad sobre el mundo occidental y este hecho, de importancia incalculable, justifica por sí mismo la eterna gratitud de China a su Li Madou, (transliteración del nombre "Matteo Ricci" en chino).
Las contribuciones del misionero a la comunicación intercultural fueron muchas y muy fructíferas. Además de la publicación de su mencionado diario, desde 1584 hasta 1588, él y su compañero Michele Ruggieri compilaron el primer diccionario chino-europeo que se extravió y no fue
Confucio |
Fue ya en Zhaoqing, en 1584, donde Ricci dibujó el primer mapa del mundo de estilo europeo escrito en chino, ahora llamado "Imposible Tulipán Negro" debido a su rareza. No hay versiones de la impresión de 1584 pero se conservan copias que se imprimieron en 1602. El mapa fue impreso en papel de arroz, y sólo seis copias sobreviven hasta nuestros días. Los chinos tenían mapas, llamados "descripciones del mundo", pero casi todo el espacio estaba cubierto por las quince provincias de China, rodeadas de un mar y unas islas con los nombres de los países de los que ellos habían oído hablar y que todos juntos no eran más grandes que una sola de sus provincias. Supuso un escándalo para los geógrafos el ver la pequeña extensión que Ricci atribuía a su imperio, pero la mayoría de ellos hubo de rendirse a la evidencia, ("La exhibición del mapa ha sido la empresa más útil que en estos tiempos se ha podido emprender en china", escribio Ricci.)
La predicación de Li Madou
No se puede olvidar que Ricci era fundamentalmente un misionero católico y que la intención de predicar el cristianismo subyacía en todos sus trabajos aunque su primera estrategia fue la de no intentar evangelizar a nadie que no lo deseara.
En total escribió cerca de 20 libros, religiosos y científicos (4), aunque aquel con el que ejerció su mayor influencia fue el mencionado catecismo "T'ien-Chu-She-I" (La Verdadera Doctrina de Dios), de 1603, donde los fundamentos del catolicismo fueron argumentados con todo tipo de razonamientos agregando numerosas pruebas basadas en libros chinos antiguos que dieron mucha credibilidad al trabajo. El "T'ien-Chu-She-I", se convirtió en el manual de los misioneros y su lectura indujo más tarde al Emperador K'ang-Hi a emitir un edicto concediendo libertad para predicar el Evangelio.
También Ricci se reunió con un emisario de Corea en China, Yi Su-gwang, y le enseñó los principios básicos del catolicismo y el conocimiento occidental que más tarde se incorporarían al Yuseol Jibong, que fue la primera enciclopedia en idioma coreano. Esta información sobre Occidente influyó y ayudo a formar la base del movimiento Silhak en Corea.
Pero aquel extranjero que, conocedor del enorme interés del pueblo chino por la astronomía, asombró al emperador Wanli de la dinastía Ming con la exacta predicción de un eclipse, sabía, sin embargo que su misión no tendría éxito si no conseguía entrar en la Corte Imperial y que el acceso a esta corte estaba cerrado a los forasteros.
Cuentan que, para alcanzar su objetivo, Ricci envió al Emperador un reloj mecánico que fascino a la Corte; pero que el problema surgió cuando la maquinaria, por falta de cuerda, se paró y ninguno de los sabios chinos lograron ponerlo de nuevo en marcha. Hubo que llamar a Ricci para que explicará el funcionamiento del artilugio y, de esta forma, terminó convirtiéndose en el primer occidental en ser invitado a la Ciudad Prohibida por un emperador aunque nunca tuviera el rarísimo honor de entrevistarse en privado con éste pero sí de recibir una asignación muy generosa con la que, entre otras cosas, construyó la Catedral de la Inmaculada Concepción de Pekín, la iglesia católica más antigua de la ciudad.
Una vez en la capital, comenzó a evangelizar de una manera muy distinta a la habitual en la época: Iba vestido como un chino, hablaba su idioma, y sobre todo creía que la predicación debía identificarse con su cultura. Para ello escribió su catecismo en chino, editó en 1608 una serie de reglas prácticas (las diez paradojas o Diez capítulos de un hombre extraño) que debía cumplir el cristiano-chino y empezó a decir parte de la misa en lengua vernácula.
Mateo Ricci con su amigo Pablo Xu. En: |
Porque el sabio Mateo Ricci descubrió que la cultura china estaba entrelazada con los valores confucianos y decidió basarse en ellos para explicar el cristianismo que no presentó como algo extraño o nuevo sino como la manifestación más perfecta de sus antiguas creencias. Así, el Señor de los Cielos chino sería idéntico al Dios cristiano y también apoyó tradiciones como la veneración a los muertos. Este sincretismo llevó a que, más tarde, misioneros franciscanos y dominicos, pensando que había ido demasiado lejos, convencieran al Vaticano para prohibir el enfoque de Ricci dando al traste con el futuro de las misiones católicas en China.
En agosto de 1597, Alessandro Valignano, su superior, lo nombra Superior Mayor de la misión en China, cargo que desempeñó hasta su muerte en Beijing el 11 de mayo 1610 a la edad de 58 años. De acuerdo con el código de la dinastía Ming, los extranjeros que murieran en China tenían que ser enterrados en Macao pero su compañero español Diego de Pantoja solicitó permiso para enterrarlo en Beijing y el emperador Wanli lo concedió. Cuando se le preguntó al su entonces Primer Ministro por qué se estaba haciendo semejante excepción, éste respondió: "¿Alguna vez has visto a un extranjero tan culto como Ricci? Solamente con su traducción de los "Elementos de Geometría" de Euclides al chino ya se ha ganado el honor de ser enterrado en China". En octubre de 1610, los restos de Ricci fueron trasladados a su panteón y después otros misioneros como Fernando Verbiest, Johann Adam o Schall von Bell, fueron enterrados en ese mismo lugar, que pasó a ser conocido como el cementerio Zhalan y ahora pertenece al campus de la Universidad Comunista de Beijing. En su tumba, sobre un ortodoxo epitafio escrito en latín, no se colocaron cruces sino que Li Madou, el futuro santo, descansa para siempre, en la tierra que él escogió, bajo unos relieves de dragones chinos.
Notas:
(1) Digitalizado por Google a texto completo. Igualmente Google tiene digitalizada una edición en latín de la Universidad de Gante, publicada en Colonia en 1617 y bastante más tosca que la nuestra de 1616.
(2) El verdadero texto original en italiano del padre Ricci, sin los citados añadidos, no fue publicado hasta la aparición de la Opere Storiche del P. Matteo Ricci, SJ (Histórico de Obras del P. Ricci. Matteo, SJ), en dos volúmenes, entre 1911 y 1913. En esta edición, preparada por el historiador jesuita italiano Pietro Tacchi Venturi, figura el texto original de Ricci, bajo el título Commentarj della Cina (Comentarios sobre China), así como sus cartas desde China. Sin embargo, la falta de conocimiento del idioma por parte de Venturi hizo necesario que, unos 30 años más tarde, el Padre. Pasquale D'Elia (que también había sido misionero jesuita en China), preparase otra edición, mejor y anotada, de los manuscritos de Ricci (conocida como Fonti Ricciane) en la década de 1940.
(3) Imagen de Confucio en un grabado del libro: Confucio Sinarum philosophus, sive, scientia Sinensis exposita Latine (París: Apud Danielem Horthemels, 1687). La obra, igualmente de un jesuita, prolonga la línea iniciada por Ricci, unos años antes, de dar a conocer la filosofía confucionista en Occidente. BH FLL 3770
(4) Un gesuita nella Cina impenetrabile. 1522-1610 (PDF con la relación de todos sus libros y múltiples ilustraciones).
Enlaces relacionados:
Retrato de Ricci con su mejor amigo chino Pablo Xu, el primer católico de Shanghai. En la obra: Athanasii Kircheri ... China monumentis : qua sacris quà profanis, nec non variis naturae [et] artis spectaculis, aliarumque rerum memorabilium argumentis illustrata Amstelodami : apud Joannem Janssonium à Waesberge [et] Elizeum Weyerstraet, 1667 ( BH DER 4565 y BH FLL 11532)
Pablo Xu Guangqi (1562-1633) fue un funcionario imperial que colaboró estrechamente con el jesuita italiano en la traducción de textos occidentales sobre matemáticas, hidráulica, astronomía, trigonometría y geografía al chino. También tradujeron juntos clásicos del confucianismo al latín, introduciendo así en Europa la filosofía china dominante.
Assoziacione Matteo Ricci: Un ponte tra occidente e oriente (Completo portal con biografías, documentos, noticias, videos, ilustraciones, homenajes, etc., en torno a M. Ricci)
China honra al misionero jesuita Matteo Ricci
China honra a Matteo Ricci, introductor del catolicismo y la ciencia europea
Matteo Ricci exhibition offers a glimpse of early cultural exchange By imperial capital (China Daily)
Matteo Ricci: Building bridges in Ming China. CCTV.com
Matteo Ricci, bridge between Italy, China. CCTV.com Editor: Du Xiaodan | Source: Xinhua
Matteo Ricci, el misionero jesuita que evangelizó China ForumLibertas.com Diario digital
Bibliografía
María Eugenia Ponce Alcocer: Cartas desde India y China de los misioneros Jesuitas siglos XVII-XVIII. México: Universidad Iberoamericana, 2007