La caza fue durante la Edad Media una de las ocupaciones de reyes y señores, que gustaron disponer de libros que tratasen del tema. El contenido de estos libros era variado: las reglas de la caza, información sobre los principales montes de caza y las especies animales predominantes en ellos, el modo de montear en función de la naturaleza de cada terreno y de las formas de caza, el estudio de las cualidades de las distintas razas de perros y de los cuidados de éstos. Se trata siempre de obras raras, escasamente difundidas, cuyos autores fueron los monarcas, o grandes señores. En esta literatura venatoria española ocupa el primer lugar el Libro de la Montería, la obra más antigua y más completa que se conserva. [Seguir leyendo]
El Libro de la Montería es obra del Rey de Castilla Alfonso XI, que debió escribirlo entre 1342 y 1350. Con él colaboraron sus monteros mayores, que eran de los más altos señores de su Corte. Serían éstos los encargados de reunir la información relativa a la caza y a los montes del reino, "con pleno y exacto conocimiento". Este tratado está organizado en tres libros. El primero trata del equipamiento del montero, las técnicas de la caza, el adiestramiento de los perros y del fuero de la montería. El segundo está dedicado a los perros: heridas que pueden recibir y enfermedades, y formas de curarlas. El libro tercero "fabla de los montes de nuestro señorio: en cuales comarcas son" y tenía la función de servir de guía geográfica de los lugares dónde organizar las cacerías. Constituye un catálogo de los montes de caza de los territorios que integraban el reino de Castilla y León y algunos del Reino de Granada, recientemente conquistados. Especifica cuales son las bozerías (puntos que han de batir los ojeadores) y las armadas (puestos de espera, dónde se remata la pieza). Son más de nueve mil los topónimos incluidos en el libro, lo que nos da idea de la magnitud de la información que recoge.
El Libro de la Montería ha despertado el interés de eruditos y especialistas en las artes venatorias a lo largo de los siglos, especialmente los libros primero y segundo. Sin embargo el libro tercero es el que más atención suscita en los últimos tiempos desde muy distintos campos: geografía, biología, estudios de toponimia, y los estudios locales en general. Teniendo como objetivo señalar la distribución de las principales especies de caza mayor (osos, ciervos y jabalíes), constituye una relación de los mejores montes de un territorio que se extendía desde el Cantábrico hasta el Reino de Granada. No existe en Europa una descripción biogeográfica tan antigua ni tan detallada, a excepción del libro de cetrería de Federico II de Hohenstaufen (1164-1225), rey de Sicilia. Nos muestra que la superficie forestal en el medievo era muy superior a la actual, a lo que hay que añadir que se trataba de bosques de gran biodiversidad, a juzgar por la variedad de especies animales. Llama la atención la extensa distribución del oso por todo el territorio. El Libro de la Montería permite estudiar el grado de deforestación que se alcanzó a lo largo de los siglos siguientes, hasta la actualidad. La comparación de la extensión de los bosques medievales con los actuales es especialmente llamativa en algunas zonas, como la Región de Murcia, dónde el Libro de la Montería señala varios montes dónde se cazaba el oso, y que en la actualidad es un territorio acosado por la desertización, cuyas principales áreas forestales, como la Sierra de Espuña, son fruto de la repoblación realizada en el siglo XIX. Se trata de pinares cuya biodiversidad es mucho menor que la del bosque mediterráneo que existía en la Edad Media.
En la Biblioteca Histórica se conserva un ejemplar de la edición del Libro de la Montería editado en Sevilla en 1582 (BH FOA 301). Se trata de la primera edición realizada a partir del manuscrito medieval. Su editor, el sevillano Gonzalo Argote de Molina (1549-1596) fue uno de los pocos humanistas que se interesaron por la literatura del Medievo. El inventario de su biblioteca revela que reunió numerosos manuscritos medievales, algunos tan raros y tan importantes como el Libro del Buen Amor. Fue el primero que editó textos medievales con la conciencia de que se trataba de manifestaciones literarias correspondientes a otra época. Aparte del Libro de la Montería, editó El Conde Lucanor y Los Viajes de Pedro Tafur. En su obra Discurso sobre la poesía castellana editó textos poéticos medievales de gran valor.
En su edición del Libro de la Montería, que dedica a Felipe II, Argote de Molina reconoce como autor al rey Alfonso XI, y señala la participación que tuvieron los monteros mayores en la elaboración del mismo. Tanto una como otra cuestión serán rebatidas posteriormente, pero la crítica moderna ha dado, finalmente, la razón a Argote de Molina. Se trata la suya de una edición ampliada, pues actualiza el texto medieval en al algunos puntos, siendo lo más significativo la descripción del palacio de El Pardo. La edición, en folio, está ilustrada con varios grabados xilográficos.
Bibliografía
- López Serrano, Matilde. Libro de la Montería del rey Alfonso XI de Castilla: estudio preliminar, Madrid, 1987 (3ª ed.)
- Montoya, María Isabel. Algunas precisiones sobre el Libro III del Libro de la Montería de Alfonso XI. Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, Barcelona, 1989, Barcelona, 1992
- Palma Chaguaceda, Antonio. El historiador Gonzalo Argote de Molina : estudio biográfico, bibliográfico y crítico, Madrid, 1949
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