Al abrir nuestro valioso ejemplar(1), lo hacemos con el respeto y admiración que inspira el saber que nos encontramos ante una pieza prácticamente única en el mundo bibliográfico ya que la Crónica del Santo Rey Don Fernando III fue editada por primera vez, según la mayor parte de los estudiosos(1), en Sevilla, en la imprenta de Jacobo Cromberger, en el año 1516 y gozó desde el principio de una extraordinaria acogida. Lamentablemente, ese gran interés que despertó pudo influir en la desaparición física de toda la tirada, leída y releída decenas de veces, hasta el deterioro total de sus hojas, de forma que, en nuestros días, no se conocen en el mundo más que dos "supervivientes" de un total aproximado de 500 ejemplares: el que está conservado en prefectas condiciones en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense y otro, emigrado a la Hispanic Society de Nueva York, que no ha sabido resistir tan bien como el nuestro los avatares del éxito y los siglos y que, a consecuencia de ello, ha perdido su portada. (Seguir leyendo)
La condición de "único ejemplar completo", que posee este precioso postincunable, lo convierte en una joya de extraordinario valor que vino, junto con muchas otras obras de gran mérito, cuando la Biblioteca Histórica se hizo cargo de la colección del Dr. Francisco Guerra en el año 2006. Se trata por tanto de un recién llegado con una larga historia a sus espaldas aunque, desgraciadamente, no poseamos ningún dato sobre él hasta llegar al siglo XVIII época en la que el que el profesor D. José Luís Gonzalo, gracias a unas notas marginales manuscritas en algunas páginas, cree haber identificado, como feliz poseedor y estudioso de la obra, al historiador santanderino Rafaél de Floranes Vélez de Robles y Encinas (1743-1801). Más tarde, ya en el siglo XIX, hay testimonios escritos de su pertenencia a D. Fernando Fernández de Velasco y Pérez de Soñanes de cuyos herederos lo obtuvo, a finales de los años 60 del pasado siglo, su penúltimo poseedor el Dr. Francisco Guerra.
El libro consta de 42 folios y 78 capítulos en dos columnas, mas un prólogo y una tabla final, y formalmente se ajusta a la forma arcaizante típica de la imprenta española de las primeras décadas del siglo XVI. Esto no quita para que su tipografía, dentro de ese estilo, sea una de las más perfectas que se crearon en la España de aquellos años. Lo que parece evidente es que, mientras en el resto de Europa la letra gótica y cierto modelo de ilustración habían quedado relegados a obras muy populares o de un tipo muy específico, generalmente religioso, en nuestro país estas características se mantuvieron mucho más tiempo, posiblemente no tanto por motivos artísticos sino meramente económicos. Los tipos de imprenta y las xilografías eran materiales duraderos y podían servir para gran número de ediciones, incluso de obras muy distintas, durante muchos años como de hecho ocurrió en el caso del taller sevillano de los Cromberger, con cientos de ediciones y más de 2000 xilografías que se repitieron hasta la saciedad a lo largo de su fructífera producción de libros de caballerías y crónicas.
Y es que el taller de Cromberger, como después veremos, a diferencia de las imprentas universitarias o cercanas a centros políticos como Toledo o Valladolid, apostó con frecuencia por la impresión de obras de gran difusión como eran los libros de caballerías (el best-seller de la época) y las crónicas históricas que fueron editadas siguiendo las mismas pautas estilísticas de las anteriores. Y así es como, en la Crónica del Santo rey, al margen de una preciosa portada diseñada especialmente para ella, y que ha dado pie a algunas teorías muy interesantes en cuanto a la identificación de los personajes retratados y su contexto histórico(3), vemos una galería amplísima de ilustraciones de las cuales, según indica el profesor José Manuel Lucía, únicamente 7 (el 30% de un total de 27 que se van repitiendo a lo largo de toda la obra) fueron realizadas específicamente para este libro y las demás son las denominadas ilustraciones "referenciales", fácilmente reconocibles para un estudioso, grabadas para obras anteriores, casi siempre novelas de caballerías como El Amadís de Gaula, que, sin grandes pretensiones artísticas, poseen todo el encanto y la frescura de un diseño todavía a caballo entre la iconografía medieval y la renacentista y se imprimen junto al texto no tanto para apoyarlo sino para decorarlo de cara a un mercado popular. Estas ilustraciones xilográficas están acopladas, a veces de manera un poco forzada, al epígrafe que precede a cada capítulo, según el modelo editorial caballeresco de la imprenta sevillana, pero confieren al libro un enorme atractivo estético.
Interesa por último, en este breve repaso al aspecto externo de nuestro ejemplar, hacer constar el hecho de que se encuentre espléndidamente reencuadernado por Antonio Menard, en las últimas décadas del S. XIX lo que nos da nuevos indicios de que ya entonces se trató (como, sin discusión, hoy en día se trata) de un libro muy querido y apreciado.
La Crónica del Santo Rey Don Fernando fue atribuida, en sus primeras ediciones, a Diego López de Cartagena, realmente su enmendador y editor literario, y también más tarde pasó a ser íntegramente considerada como obra de Rodrigo Jiménez de Rada por el prestigio que semejante atribución le confería. Ambas atribuciones eran inexactas aunque, sin embargo las dos encerrasen algo de verdad.
La obra fue publicada en 1516 por Don Diego López de Cartagena, arcediano de la catedral de Sevilla, sin citar sus autores y este hecho dio lugar a muchas investigaciones por parte de los eruditos de finales del S. XVIII y del XIX ya que, aunque siempre se supo que, como consta en el colofón del capítulo 28 (redactado en 1243), se trataba de una traducción, ligeramente enmendada, del De rebus Hispaniae del Arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247) aunque los últimos capítulos se habían redactado, a la muerte del arzobispo, bajo los auspicios (si no la intervención directa) del rey Alfonso X y de su hijo Sancho IV, añadiendo el llamado Seguimiento del Toledano (última parte de la Crónica que no figura en el original latino e incluye el final del reinado de Fernando III y especialmente la toma de Sevilla.) y también 5 capítulos iniciales con un resumen de los reinados de Alfonso VIII y Enrique I. Así, una vez traducida y completada la historia, toda la obra habría pasado a formar parte de la Primera Crónica General de España siendo de ahí de donde, posteriormente, se extrajo e individualizó, a finales del S. XIV, bajo el nombre de Crónica del Santo Rey Don Fernando. De esta crónica se debieron realizar varias copias y una de ellas, venerada casi como una reliquia en la catedral de Sevilla y actualmente desaparecida, es la que, hacia 1515-16 fue retocada por el compilador Diego López de Cartagena que preparó la edición separando la sección final del texto, añadida por el arreglador, y, además, adelantando el capítulo del entierro del rey Enrique I que antes, por motivos cronológicos, figuraba tras el comienzo del reinado de San Fernando. Otra cosa que éste hizo fue modernizar y corregir el vocabulario medieval para adaptarlo al lenguaje habitual del S. XVI detalle que confiesa y trata de justificar en el prólogo de la obra.(4)
Después de esto, el libro resultante fue dedicado, no sin polémica por parte de los historiadores, al capitán general de Sevilla, don Fernando Enriquez de la Rivera, y posteriormente editado con un éxito tan grande que se conocen de él hasta 23 impresiones anteriores a 1639.
El editor, Jacobo Cromberger, había dado muestras de una gran visión para los negocios estableciéndose en Sevilla, nudo floreciente de comunicaciones y consiguiente comercio entre España y el Nuevo Mundo y cercana a Portugal. De estas circunstancias supo aprovecharse el impresor alemán así como de la relativa prosperidad, de la nutrida y variopinta población y, ¿por qué no?, de la considerable presencia de esclavos (principalmente negros) que allí se ofrecían a través de la Casa de Contratación y que él aprovechó adquiriendo al menos cuatro (tres negros y un blanco) como consta en el inventario de la herencia de su hijo Juan (5).
Además de establecer sucursales en Lisboa y en Evora y hacerse con el monopolio de la imprenta al otro lado del Atlántico (negocio que consiguió hábilmente pese a estar teóricamente vedado a los extranjeros), alrededor de dos tercios de los libros impresos en Sevilla salieron de la imprenta con su firma ("In magistri Petri Hispani Logicam indagatio") desde 1504 hasta su muerte en 1528. Publicó todo tipo de obras algunas muy breves -pliegos sueltos, catecismos o bulas-, otras de marcado carácter popular -como los libros de caballerías o las crónicas como la que nos ocupa- y otras, en fin, de varios volúmenes y complicación, muchas de ellas encargadas por la catedral hispalense que demandaba obras litúrgicas de gran coste y envergadura. Lo que si parece cierto es que raramente imprimió trabajos que no se vendiesen con gran facilidad.
Cuando Cromberger murió, las existencias de su librería eran superiores a 160,000 unidades y su herencia alcanzaba los 12,000 ducados. Entre las obras que nos legó, y a punto ya de cumplir quinientos años, la Crónica del santo rey Don Fernando III.
Como ya queda indicado al comienzo, nada sabemos de quienes fueron los primeros poseedores de este valioso ejemplar, que ahora custodia la Universidad Complutense. De todas formas, apreciando sus características, mitad histórico mitad de caballerías, tal vez pudiésemos dejar volar un poco la imaginación y aventurar que nuestro libro, en su día, fue uno de los ejemplares salvados de la hoguera, por un barbero y un cura censores, desde uno de los cargados anaqueles del Ingenioso Hidalgo de la Mancha.
Notas:
(1) Sevilla, Jacobo Cromberger, 1516. 42 folios (27x18,5) y 78 capítulos en dos columnas, mas un prólogo y una tabla final. Portada: Grabado entre dos orlas laterales del rey San Fernando, sentado en su trono, que tiene en una mano un cetro y en la otra un redondel con escudo. Frente a él aparecen dos caballeros y dos religiosos tonsurados uno de los cuales ofrece un libro a uno de los caballeros.
Bajo el grabado aparece el título: Coronica del sancto rey don// Fernando tercero deste nombre que gano a Se// uilla y a Cordoua y a Jaen y a toda el andalu // zia. Cuyo cuerpo esta en la santa iglesia de Seui// lla. Nuevamente sacada en molde.
Colofón: Fenece la coronica del sancto rey Fernando// tercero deste nombre. En la qual se recuentan sus nobles y esclarescidos hechos: y como// conquisto y gano a Seuilla y a toda el andaluzia: la qual estaua ocupada delos moros// desde que la perdió el rey don Rodrigo postrimero rey de los godos. Impressa enla muy no//ble y muy leal ciudad de Seuilla por Jacobo cronberger alemán año dela encarnacion // del señor de mil y quinientos y diez y seys años.
Ejemplar en la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense de Madrid, con la signatura: BH FG 2035.
(2) Juan Lucas Cortés (1624-1701), consejero real comisionado para redactar una biografía de S. Fernando, proporcionó a Nicolás Antonio (1617-1684) varios datos sobre la crónica entre ellos el hecho de la existencia de una primera edición vallisoletana (de 1515) que no se ha conservado pero que es un dato que después recoge el P. Andrés Marcos Burriel (1719-1762) en sus Memorias para la vida del Santo Rey Don Fernando (publicadas ya en 1800, por D. Miguel de Manuel Rodriguez). Otros estudiosos posteriores se basan en éste último hasta que, en el año 1999, Arellano, Escudero y Pinillos añaden incluso el dato de la existencia de 11 reimpresiones anteriores a la edición de 1516. Esta edición desconocida, de haber existido, vendría a justificar la frase que apostilla el subtítulo de la nuestra: "nueuamente sacada en molde..." frase que, sin embargo, también queda justificada con lo que el mismo editor nos dice en su prólogo: "E como quier que algunos sumarios de su coronica se ayan impreso: paresciome que era bien publicar esta por ser mas copiosa..."
(3) Sobre el grabado de la portada y la dedicatoria de la obra así como sobre la intencionalidad política de su publicación, debe consultarse el estudio de José Luís Gonzalo Sánchez-Molero: "El santo rey Fernando y su periplo entre las viejas corónicas" en Crónica del santo rey Don Fernando III. Edición facsímil.... Madrid : Universidad Complutense , D.L. 2008. pp. 9-73
(4) "...Que ya vemos en espacio de quarenta o cincuenta años asaz diferencia y mandamiento en muchos vocablos de entonces a los de agora..."
(5) Los esclavos negros y norteafricanos fueron muy habituales entre la sociedad hispalense de la época (en el siglo XVI llegaron a censarse más de 6000 negros en la ciudad, entre esclavos y libertos) y, pese a tratarse un tema a menudo púdicamente soslayado por gran parte de los historiadores, llegó incluso a dar origen a varias cofradías socio-religiosas. Recuerdo todavía vivo de este colectivo es la Hermandad de El Cristo de la Exaltación o "Los Negritos", fundada a finales del S. XIV por un grupo de esclavos y libertos de color, que comenzó a procesionar años más tarde durante la Semana Santa, y todavía hoy realiza su estación de penitencia todos los jueves santos en Sevilla.
Bibliografía:
- Fernandez Valladares, Mercedes: "Incunables e impresos góticos españoles de la biblioteca del Dr. Francisco Guerra". Pecia Complutense, 6 (Enero de 2007).
- Gonzalo Sánchez-Molero, José Luis: "El santo rey Fernando y su periplo entre las viejas corónicas" en Crónica del santo rey Don Fernando III : Edición facsímil de la de Sevilla, Jacobo Cromberger, 1516. / Edición a cargo de Fermín de los Reyes Gómez. Madrid : Universidad Complutense , D.L. 2008. pp. 9-73
- Lucía Megías, José Manuel: "Las xilografías caballerescas de la Crónica del santo rey Don Fernando III". Op. cit. pp. 75-111
- Marcos Burriel, Andrés: Memorias para la vida del Santo Rey Don Fernando III Madrid : En la imprenta de la viuda de Don Joaquín Ibarra, 1800. ( BH FOA 2460)
- Martínez, Luisa, 2003, Los Cromberger: una imprenta de Sevilla y Nueva España. Disponible en el ARCHIVO de Tiempo y Escritura en: http://www.azc.uam.mx/publicaciones/tye/loscrombergerunaimprentadesevilla.htm