Durante la primera semana del pasado mes de abril hemos realizado una estancia profesional en la Biblioteca Interuniversitaria de la Sorbona, perteneciente a la Universidad del mismo nombre, y regida por un acuerdo firmado entre las Universidades Paris 1, 3, 4, 5, 7. Ante todo, debemos destacar la calurosa acogida de todos los miembros de la biblioteca que se han volcado con nosotros. Es un equipo joven y muy bien preparado para acometer los muchos retos que están llevando a cabo en estos momentos y futuros. [Seguir leyendo]

De esta biblioteca hay que destacar el imponente edificio que la alberga, comenzado en el siglo XVIII y terminado en el siglo XIX, y una vez dentro la preciosa sala de lectura Jacqueline de Romilly, con capacidad, después de las obras de remodelación, para 358 personas. Además, cuentan con varias salas diversas para investigadores y para el fondo antiguo (Fondo Víctor Cousin) que pueden acoger a otras 150 personas aproximadamente.

Recientemente han finalizado dichas obras de remodelación y modernización de la biblioteca ya que, al ocupar las dependencias de un edificio tan antiguo, estaba un tanto anticuada e incómoda. No obstante, la peculiaridad del edificio y sus depósitos (algunos sirvieron de refugio durante la Segunda Guerra Mundial), hace que los trabajos de depósito, incluso después de las obras, sean muy dificultosos. Para ello, cuentan con un numeroso equipo de almaceneros que se ocupan de subir y bajar los documentos demandados.

Asimismo, tienen otros dos depósitos externos con documentos de menor uso atendidos por dos vehículos que van y vienen diariamente. Uno de ellos es el CTLS (Centre Tecnique du Livre de l'Enseignement Supérieure) que tiene que guardar aquellos fondos que no puedan albergar todas las bibliotecas de investigación y universitarias de la región parisina (Île-de-France). Dicho depósito se encuentra situado en Marne-la-Vallée a las afueras de París y alberga alrededor a 455.000 documentos de la Sorbona. El otro está bastante cerca, en la zona del Odéon, en el mismo Barrio Latino, con un fondo general de 140.000 impresos.

Los fondos de la Biblioteca Interuniversitaria constituyen una de las más valiosas colecciones especializadas en humanidades, destacando la importancia de la historia antigua, medieval y moderna, así como de filosofía. De hecho, es un CADIST, (Centro de Adquisición y de Difusión de la Información Científica y Técnica) para la historia antigua, historia medieval y moderna, y geografía.

La colección de documentos impresos alcanza los dos millones, creciendo aproximadamente en 15.000 documentos al año. De ellos, 17.000 son publicaciones periódicas. Por otra parte, cuentan con 12.000 títulos de revistas en línea, así como bases de datos y libros electrónicos. En este sentido, las colecciones de recursos electrónicos más ricas son la de filosofía (referente nacional e internacional), literatura (tradicionalmente muy importante) e historia.

La colección de tesis doctorales de la Sorbona es la más importante en Francia para letras y humanidades, con unas 18.000 tesis impresas y 20.000 tesis en microfichas, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Con carácter general, las tesis defendidas en Francia se reproducen en distintos formatos en el Taller Nacional de Reproducción de Tesis (Atelier National de Reproduction des Thèses) situado en Lille y Grenoble. Por lo que respecta a la Sorbona, dicho taller sólo reproduce las tesis en microfichas, no hay tesis digitalizadas.

En cuanto a la digitalización de los fondos, aunque trabajan con cierto retraso, debemos decir que realmente están haciendo una labor muy importante de edición electrónica más que digitalización, que consiste en dotar de diversos puntos de acceso a los documentos que van digitalizando para poder hacer búsquedas pertinentes dentro de los mismos. De esta forma facilitan en gran manera la labor de los investigadores.

El fondo patrimonial tiene un claro carácter universitario que se remonta a sus orígenes. Procede esencialmente de instituciones  universitarias y de antiguos profesores, como el fondo de la Sorbona heredera de la Biblioteca de la Universidad de París del Antiguo Régimen, el fondo del filósofo Victor-Cousin y el fondo Richelieu ligado a la Universidad de Paris, en 1933 .Hoy cuenta con más de 3.000 manuscritos, más de 100.000 impresos anteriores a 1801, una colección  iconográfica que asciende a 7.000 grabados, mapas y 364 placas de vidrio. Destinado a un público erudito, se trata de un fondo más intelectual que museográfico, enriquecido con archivos personales  y  administrativos, lo que le convierte en un instrumento clave para el apoyo a la enseñanza e investigación. A pesar de la variedad en tipología documental que recoge, la Biblioteca de la Sorbona  dirige sus esfuerzos a hacer visible su patrimonio a través de la publicación de catálogos e inventarios y exponiendo sus piezas bibliográficas más atractivas. Y fuimos testigos, ya que pudimos admirar una selección de manuscritos medievales iluminados, de una belleza extraordinaria  y de gran interés iconográfico, histórico y codicológico que se exhibían en vitrinas instaladas en el primer piso en el espació denominado "comunicación".

Todos los documentos pertenecientes al Departamento de manuscritos y libros raros cumplen escrupulosamente las medidas de preservación y protección  elaboradas por el Taller de Restauración,  recientemente inaugurado. Tanto para las nuevas instalaciones  que han ganado en superficie, volúmen y luminosidad, así como para la renovación del mobiliario se inspiraron en el Departamento de Conservación y Restauración de la Biblioteca Histórica de la U.C.M, a cargo de Javier Tacón Clavaín. De entre las principales inversiones realizadas apuntamos la adquisición de equipos complementarios: campana aspirante que permite proteger a los restauradores en su trabajo, sistema de filtración del agua para mejorar los tratamientos acuosos, óptima iluminación, prensa de grandes dimensiones). De esta manera, se han cubierto las necesidades más recurrentes en materia de preservación y conservación adecuándose además a la normativa implantada  en control de contaminantes, temperatura, tasas de humedad relativa...etc.

Como balance final de la estancia , intercambiamos con el director Philippe Marcerou y el responsable del tratamiento documental Emmanuel Jaslier ciertas reflexiones acerca de aquellos puntos fuertes (servicios, presupuestos, promoción y movilidad del personal...) que más nos habían llamado la atención. Destacamos entre sus fortalezas, el desarrollo y gestión de colecciones atendiendo a su función de CADIST en historia antigua, medieval y moderna, filosofía y literatura que como su propio director insistió en subrayar constituye su genuino patrimonio documental. El flujo y las cargas de trabajo de una plantilla  joven cómplice en anteponer la calidad  en los servicios al usuario. El largo proceso de reestructuración del edificio, con el objeto de adaptarse a la normativa de accesibilidad y seguridad en materia de incendios; proceso muy complicado que implicó el desplazamiento de colecciones, reubicación de servicios  y traslados de personal  a otras bibliotecas provisionales para garantizar el servicio a la comunidad universitaria.

También pudimos comprobar cómo están todavía en una fase de retroconversión a la que dedican tiempo y recursos humanos propios, para intentar a corto plazo acabar con la catalogación de parte del fondo que sigue en un catálogo manual e incorporarla al sistema de gestión Millenium. Entendemos esta dedicación y sistematización como un valor añadido de una colección que se debate en intentar establecer un equilibrio entre los investigadores y el control bibliográfico especializado.

Asimismo, nos fascinó la sucesión de espacios multifuncionales que adquieren el aspecto de sala de reuniones, formación de usuarios,  trabajo en grupo, equipados para su eficaz uso. Ofrecen una serie de servicios diversificados y adaptados a las demandas del público eminentemente estudiantes e investigadores, donde los recursos electrónicos cada día están más presentes, atrapando a más lectores.

Trasladamos el espíritu de la Biblioteca de la Sorbona, un escenario donde todo es posible, y donde esa sinergia entre un edificio del XVIII, espacios renovados, personal especializado, colecciones, formatos y su  público investigador conviven en singular armonía.

"El pasado no está muerto ni enterrado. De hecho ni siquiera es pasado"

(William Faulkner. Requiem para una mujer. 1951)