He aquí la historia preclara,  Modesta aunque pertinente,  De la edición de una Biblia,  Políglota y complutense,  Que cumple 500 años  Para asombro de las gentes.  Cisneros la imaginó,  Como el fruto mas amado  De los años que vivió,  Siendo cardenal primado  Entre tronos y conventos,  Como un antiguo cruzado  Mitad fraile reverendo  Y la otra mitad soldado.
  La tarea que se impuso  Nunca la hubiera logrado  De no ser por otra empresa  Tan ardua y tan de su agrado  Como la anterior: la "mater"  Que hoy nos agrupa a su lado,  La universidad, gloriosa  Por presente y por pasado,
   La del cisne "cisneriano"  Y el gracioso ajedrezado. La que nació  Complutense,  Y hoy en Madrid se ha instalado,   La que se llenó de sabios  Que su ciencia desplegaron Para iluminar las mentes   De tantos antepasados,  En aulas alcalaínas  Y en inefables tratados.
  La Biblia habrá cuatro lenguas  En que se exprese lo hablado:  Hebreo, que es el idioma  En que nace lo sagrado,  El griego, clásico y noble,  El latín, siempre empleado  En este tipo de obras,  Y después el que fue usado  Por Jesús en Tierra Santa  Para dejar su legado,  El que habló con sus amigos,  Y es arameo llamado.
  Para semejante empresa,  De tantísimo calado,  El cardenal previsor  Mil cosas ha preparado:  Biblias judías y griegas,  Bellos códices miniados,   La "Vetus" y la "Vulgata",  Traducciones y glosarios  Y cartas que van y vienen  Con encargos y recados.
  En el mil quinientos dos  Se reúnen los convocados,  Intelectuales expertos  En todos los apartados:  Tres  hebraístas famosos De esa lengua se han juntado  Son Alfonso de Zamora,  Converso documentado,  Con Coronel y Alcalá   Trabajando mano a mano.  Y para la parte griega,  Con su texto comentado,    Están Núñez de Guzmán,  Profesor muy reputado, Ducas y López de Zúñiga  Colegas y doctorados.  El gramático Nebrija   En seguida ha discrepado  Y Erasmo, llamado tarde,  La propuesta ha rechazado,  Aunque Bartolomé Castro  Dignamente se ha ocupado  De la Vulgata latina  Y su estudio detallado.
  Después Cisneros buscó  Al impresor adecuado  Porque en Alcalá de Henares  Ninguno estaba afincado.  Primero llamó a Polono,  Polaco y muy afamado,   Pero Guillén de Brocar,  Francés y experimentado,  Será el que imprima la obra,  Una vez se haya instalado,  Y hasta el siglo XVIII  No podrá ser superado  Por ningún libro español  Ni en belleza ni en cuidado  Pues las letras de Brocar  Como ejemplo han perdurado.
  Y al fin tenemos la Biblia,  Seis volúmenes flamantes.  Siendo el Nuevo Testamento  El que se imprimió delante  Tal vez porque decidieran  Que ese era el más importante O porque solo contenga Dos idiomas principales: El griego en que se escribió Y el latín indispensable. De esa forma se logró, De manera tan loable, Ser el primer Evangelio Bilingüe que se editase Ya que el de Erasmo de Rotterdam Salió dos años mas tarde.
  En el año diez y siete Cisneros está muy grave Y poco antes de morir Recibe un premio muy grande:  La Biblia se ha concluido  Y, aunque todavía tarde
  | Cinco años en publicarse, El anciano cardenal Aún vive para alegrarse.  En el veintidós los libros  Ya están en venta en la calle  La edición es de 600  Espléndidos ejemplares   De seis tomos cada uno  Con la gramática aparte.  Encuadernados sin duda  Como merece tal arte,  Con una tapa gofrada Mudéjar, aún casi árabe,   O de estilo plateresco  Con medallones y herrajes.
  Mientras, la Universidad Funcionaba sin ambages, Era ducha en Teología Y la Biblia su estandarte  Impartiéndose en sus aulas Todas las humanidades.  Cuando Cisneros vivió,  Con poder incontestable,  Reunió bulas y prebendas  Para el pueblo del Henares  Dotando a la Complutense  De estatus inmejorable   Y, sin embargo, a su muerte  Los problemas les invaden,  Los obispos les ahogan,  Los vecinos les rebaten...  Poniendo a la institución  A punto de dar al traste.
  Mas con tesón se defienden  Profesores y estudiantes  Logrando sacar a flote  La enseñanza que renace:  Hebreo, Latín y Griego,  La Retórica y las Artes,  La  Gramática y la Música,  El Derecho y la inmutable  Teología, como meta  De los esfuerzos más grandes... Buscan apoyo en el rey  Y, contra obispos feudales,  Defienden la autonomía,  Que habían gozado antes,  Declarándose erasmistas  Frente a todos sus rivales.
  A fines del XVI  El mundo ya no es el mismo  Ha tenido lugar Trento  Y ha caído el erasmismo.  La capital es Madrid  Y, a pesar de su optimismo,  Los estudios de Alcalá  No encontrarán el camino  De modélica excelencia  Que en ese tiempo han perdido.   Seguirán dos siglos más,  Decadentes pero dignos,  Y, al fin resucitarán,  Superando su destino,   A un nuevo renacimiento  Que ahora todos compartimos.
  EPÍLOGO
  La "Políglota" deja el legado   De dos Biblias de gran difusión  Como la que Plantino ha editado  En Amberes con Arias Montano  Por encargo del rey español.
  "Biblia Regia" de gran esplendor  Con grabados, y estudios diversos,  Apoyada en la Biblia anterior,  Terminada en el setenta y dos,  Y que incluye el siriaco en su texto.
  Y la última en ese formato,  "Biblia Sacra" de porte imponente, Es de Walton, obispo anglicano,  Nueve lenguas, lo nunca logrado,  De mediados del siglo siguiente.
  Con respecto a las Biblias sagradas  Publicadas en buen castellano  Fueron todas prohibidas y extrañas  Se imprimieron muy lejos de España Y leerlas supuso un pecado.
  En el cincuenta y tres es Ferrara,  Sefardí  traducida al ladino,  Y más tarde será publicada "La del Oso" castellanizada  Por de Reina con gracia y estilo.
  "La del Cántaro" fue una certera  Revisión de la que he dicho antes  La realiza Cipriano Valera  Y será la versión más puntera  En el mundo español protestante.
  La primera "Vulgata" que fue  Traducida con la complacencia  De la Iglesia española más fiel,  Es del padre Scio de San Miguel  Hacia el mil setecientos noventa.
  Y por último cabe citar  Que durante todo el diez y nueve  Es la Biblia de Torres Amat  La que se ha de editar sin parar Ora humilde, ora más ricamente.
  Y así acaba la historia elocuente  De la Biblia que aquí se celebra  La Políglota fue Complutense  Y su sombra abrigó para siempre  La cultura de ayer y la nuestra.
   Madrid, 12 de noviembre 2014  |