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Homenaje a Wilson Bentley, el “hombre copo de nieve”

Ana García Espino y Javier García García 22 de Diciembre de 2009 a las 19:31 h

“Wilson Alwyn "Snowflake" Bentley (9 de febrero, de 1865 – 23 de diciembre, de 1931), conocido por todo el mundo como The Snowflake Man (El hombre copo de nieve) nació en Jericho, en el estado de Vermont, (EEUU). Fue el primer fotógrafo conocido de cristales de nieve.

 Desde pequeño se entusiasmaba con los fenómenos meteorológicos, pero, muy especialmente, con la nieve. Educado en una granja y sin apenas estudios se interesó por la microfotografía desde muy joven, siendo pionero en el estudio de los cristales de hielo que forman los copos de nieve. Adaptó un microscopio a una cámara fotográfica y durante años intentó observar la estructura de los cristales de hielo sin éxito. Pero en 1885, cuando tenía 20 años, consiguió captar la primera imagen: era el primero que lo conseguía. Se quedó maravillado ante la belleza del cristal.

A partir de aquel día, no cesó de  capturar y estudiar más de 5.000 cristales de nieve, no encontrando jamás dos cristales iguales. Universidades de todo el mundo se interesaron por sus estudios que se publicaron en revistas, libros y periódicos. En 1931, publicó el libro Los cristales de nieve, con 2.400 imágenes. (…) Murió de neumonía en su granja el 23 de diciembre de 1931.” (Wikipedia)

       

  
   

Fue el primero en descubrir:

  • Que no existen dos copos de nieve iguales, según sus propias palabras: "a través del microscopio descubrí que los copos de nieve eran milagros de belleza; y era una pena que esta belleza no pudiera ser apreciada por otros. Cada cristal era una pieza maestra de diseño y no he encontrado ningún diseño que se repita, cada vez que un cristal se derrite , el diseño se pierde para siempre. simplemente tanta belleza se iba sin dejar ninguna prueba de ello”

 

  •  La segunda cosa que descubrió fue que todos los copos tienen simetría hexagonal. La razón en la molécula de H20. Dado que el H2O es un perfecto triángulo equilátero, cada nodo de crecimiento del cristal no tiene otra opción que "pegarse" en un ángulo de exactamente 60 grados con respecto a los vértices del triángulo. Este hecho es el responsable de que, en cada "capa" de crecimiento, seis de esos "triángulos moleculares" formen la base del crecimiento siguiente, por lo que la forma será siempre hexagonal.
   
 
  •  Las infinitas variaciones de sus formas se deben a las condiciones atmosféricas, que establecen diferentes ritmos en los procesos de crecimiento. Un crecimiento lento da lugar a formas más simples, mientras que un crecimiento rápido crea más ramificaciones o dendritas.

¿No es fascinante la naturaleza?

¡¡Feliz Navidad!!

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