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La ofrenda de la tierra. A propósito del libro Naturaleza Moderna: los diarios de Derek Jarman (Caja Negra, 2019)

Javier Pérez Iglesias 13 de Abril de 2020 a las 19:38 h

Eran años de dolor. Eran años de baile. Eran tiempos de urgencias ambientales. Eran tiempos de montaña y baños en lagos de agua fría. Era el momento de la apoteosis de un neoliberalismo cruel. Era el momento de las luchas que ponían nuestros cuerpos y nuestros deseos en el centro de una batalla que importaba (que importa).

Eran los finales de los 80 del siglo pasado y el VIH/SIDA se había instalado en nuestras vidas. Con la plaga explotaron el odio, los prejuicios, la hipocresía, la lgtbiq fobia. Era "La peste rosa". El dolor y la rabia. También la solidaridad y la lucha.

Derek Jarman era un personaje cool, una persona conocida en el mundo del arte y de la música popular. Un creador de video clips (que entonces vivían su gran momento) para grupos y canciones de éxito. Un cineasta "de culto" que había sido escenógrafo y pintor. En ese contexto, Derek Jarman hace pública su enfermedad y su condición de homosexual. Pasa de ser un artista conocido a ser "esa marica". Alguien que clama contra las políticas necrófilas y las declaraciones de odio del gobierno, de ciertos partidos y de la prensa. Alguien que denuncia.

 

Naturaleza moderna mezcla todo ese mundo con el afán de Jarman por crear un jardín, una alegría, en un entorno que se podría describir como desolado. Una costa agitada por las olas y quemada por el salitre. Vientos violentos y pocas precipitaciones. Solo prosperan plantas bajas o las que, pudiendo haber crecido más, se adaptan pegadas al suelo. Para completar el panorama al fondo hay una central nuclear.

Es difícil no ver Prospect Cottage, el jardín, como una metáfora de esa vida de creatividad, de lucha, azotada por las políticas miserables y asesinas de un capitalismo feroz que quieren destruir lo público y desprecian lo común. Y de ahí, de su vida y del jardín, ambos en condiciones extremas, Jarman es capaz de sacar belleza.

Naturaleza moderna nos propone un jardín que no intenta domar a la naturaleza y ordenarla. Pero tampoco imita a una naturaleza idealizada que se admira, que se pretende pura y a la que se intenta imitar. No juega a crear cascadas donde no había agua o a convertir un riachuelo en un lago 1. La modernidad de Jarman reside en la escucha, en intentar aliarse con esa tierra, esos vientos y esas condiciones ambientales dadas y averiguar lo que pueden ayudar a generar. Lo que ofrecen. La ofrenda de la tierra. La belleza, no tan obvia, de lo que está ya ahí.

 

Derek Jarman´s Garden

 

Hay algo en ese jardín de Jarman, inserto en su medio, que entronca con el origen de los jardines que, según dicen los especialistas, tienen que ver con lo que se protege porque tiene mucho valor: con el huerto.

Lo cuenta muy bien Gilles Clément 2. El jardín no viene del ocio, de un excedente que crea el lujo, sino de una nueva manera de organizar la vida, cuando los humanos comienzan a ser menos nómadas y descubren que algunas plantas pueden crecer con su ayuda y servirles de alimento. No es solo que Derek Jarman tuviera una parte del jardín dedicada a vegetales y plantas aromáticas (con un uso alimenticio directo) sino que todo Prospect Cottage tiene que ver con la supervivencia, con encontrar una manera de vivir en medio de esa de violencia, del odio y el dolor, generada con la pandemia del SIDA. Pero también, un poco más allá de ese momento concreto, podemos ver en el jardín de Jarman la utopía de Jorn De Précy. Esa idea de que el jardín es la herramienta para liberar a la humanidad del yugo de la explotación. Un espacio para que las personas se vean en comunión con otros seres vivos y encuentren la manera de crear una sociedad más justa a través de la belleza 3.

La primera referencia que tuve sobre Prospect Cottage fue leyendo Jardines en tiempos de guerra de Teodor Ceric (Barcelona: Elba, 2018)4. Su autor sale de unos Balcanes que estallan por los aires y viaja buscando jardines que se salen de la norma (¡y de la horma!). A partir de lo que leí ahí no paré de buscar información sobre Derek Jarman y su Jardín. Pero tuve que esperar a que Caja Negra publicara Naturaleza moderna para leer sus diarios, de 1989 y 1990, y entender mejor esa experiencia y disfrutarla aún más 5.

Los diarios se leen con gusto y avidez porque Derek Jarman sabe contar y utiliza toda su amplia cultura para aumentar el placer del relato. Habla mucho de las flores que nacen en su jardín y de las que recolecta en sus paseos y trasplanta con la esperanza de que prosperen 6. Es una delicia leer sus recuerdos de infancia (no siempre alegres) o toda la sabiduría sobre las plantas y sus propiedades medicinales demostradas o supuestas que vienen de historias tradicionales.

La vida entra en Naturaleza moderna y lo mismo nos lleva a una celebración de la Marcha del Orgullo que al Londres de su juventud (para compararlo con la ciudad descafeinada y mercantilizada de finales de los 80) o a los problemas políticos del momento con una Margaret Tathcher de maldad desatada. Aparecen en ese contexto su militancia queer, su indignación y sus alegrías.

También hay relatos de rodajes de películas 7 y referencias a trabajos con los Pet Shop Boys 8 además de referencias a sus cuadros. En esos años de enfermedad y resistencia, de naturaleza moderna y preocupaciones ecológicas, Derek Jarman vuelve a pintar como hacía aquel jovencito que estudiaba en la Slade School of Art. Pero ahora sus pinturas están relacionadas con las esculturas del jardín y son mundos creados con objetos que luego baña con brochazos de alquitrán 9.

 

Derek Jarman, Untitled, 1989. Tar and mixed media on canvas. 45,7 x 45,7 cm

Derek Jarman, Sin título, 1989. Alquitrán y otros materiales sobre lienzo. 45,7 x 45,7 cm

 

En el libro se habla de otro jardín, un parque, un espacio público, que por la noche se convierte en lugar de cruising: el Heath. Allí acude Jarman a ligar, a tener sexo anónimo 10 en el refugio de la espesura. Ese jardín público le hace recordar un edén primigenio: "En la obscuridad, durante un breve instante, la edad, la clase, la riqueza, todas las barreras caen. Dirán que es una ilusión, lo sé, pero una muy dulce"" (p.161).

Me gustaría terminar esta invitación a la lectura con una cita que habla de ese parque de ligue al aire libre, el Heath (traducido al castellano sería el Brezo), que para mí expresa todo lo que puede ser un jardín:

 

Tras una semana de ausencia, en los últimos días visité varias veces el Heath, siempre me resulta excitante y feliz. El silencio profundo, el fresco aire de la noche, los estanques que reflejan la luna y las estrellas, los grandes robles y las hayas, mis viejos amigos. En los años que he pasado aquí, desde los sesenta, son muchos los retoños que he visto crecer hasta convertirse en árboles de cuarenta pies de alto [12,19 m] (...) como siempre, apenas cruzaba el borde imaginario, sentía uno que el corazón le comenzaba a latir más rápido y el mundo le parecía un lugar mejor (p. 162-163)

 

Javier Pérez Iglesias, abril de 2020

 

1 ¡Ojo! En algún momento, en otras reseñas, hablaremos de jardines y tradiciones que imitan, o más bien estilizan, a la naturaleza y que son fascinantes. Los jardines japoneses, por ejemplo.

2 En Una breve historia del Jardín, que no es en absoluto una historia al uso de los jardines, Gilles Clément habla del "primer jardín". Este libro es muy recomendable pero no digo más porque aparecerá en alguna de las próximas reseñas.

3 Y siempre que escribo la palabra belleza en estos contextos me acuerdo del proyecto editorial de Fernanda Laguna "Belleza y Felicidad". No tiene que ver con jardines pero sí con crear belleza desde lo pequeño, lo marginal. Podéis leer algo aquí:

https://www.lanacion.com.ar/cultura/a-20-anos-belleza-felicidad-farmacia-almagro-nid2309502

Y consultar sus publicaciones en la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes

https://ucm.on.worldcat.org/oclc/1026248749

4 De momento os tendréis que contentar con esta referencia pero habrá reseña. Lo prometo.

5 Por cierto, otra maravilla que no os podéis perder es Chroma de Derek Jarman, también publicado por la misma editorial. ¡Cuánto le debemos a Caja Negra!

6 Por cierto, hay otro libro, Derek Jarmas's garden (Thames & Hudson, 2018), con fotos en color y blanco y negro de Howard Sooley, en el que podemos ver muchas de esas flores nombradas y descritas en los diarios. También aparece el propio Jarman trabajando con la tierra y las plantas o esas esculturas que iba creando, con piedras y maderas que arrojaba el mar, y que luego colocaba en el jardín.

7 Durante 1989 se está creando The Garden. Aquí se puede ver el tráiler oficial de esa película que está rodada en Prospect Cottage: https://www.youtube.com/watch?v=u6iI-RvegCU

8 En el vídeo que se puede ver siguiendo ese enlace, grabado en 1989, aparece el propio Derek Jarman dos veces.

9 Pueden verse cuadros suyos (y yo diría que algunos aparecen descritos en Naturaleza Moderna) en la web de la Galería Amanda Wilkinson: https://amandawilkinsongallery.com/exhibitions/133/works/

10 Con los cuidados que eso implicaba con el SIDA presente en los encuentros entre cuerpos que desean tocarse, tener sexo: "En estos días, el sexo es lo más seguro del mundo, hay muy poco riesgo de penetración, se limita mayormente a lo que mi madre llamaría 'tonterías'. Ninguno de los que vienen aquí tiene la intención de irse sin su orgasmo, pero muchos de ellos vienen más que nada a hablar y a olvidar la frustración del día".

 

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