Las canciones que aquí se pueden escuchar son el reflejo de una mente y, por lo tanto, muestran todos los desperfectos esperables de ella. Esta es la advertencia que J.G.G. hace al público en el reverso de su disco Start-Finish, un texto que desvincula su música de cualquier ideal alienante de perfección.
J.G.G. es un músico prolífico, que además de sus trabajos como miembro de Kou Keri Kou, Kana Kapila y Corte Moderno, mantiene una producción en solitario tremendamente particular. Su música se mueve entre dos tiempos. El primero es antiguo, cacharrístico y artesanal, con maneras de proto-electrónica y guiños a la exótica y a las músicas tradicionales africanas. Pero estas convenciones nunca terminan de materializarse en su obra. Cuando parece que reconoces un patrón, algo sucede. Ahí es donde entra en juego un segundo tiempo, juguetón y reverberante, que apela a la imperfección, a lo desconocido y a lo poco convencional.
Este juego de opacidades da lugar a piezas con un flow singular1 y que muchas veces exigen del oyente una recalibración en sus hábitos de escucha.
Algunos de los discos de J.G.G. Puedes escucharlos aquí
En 2018 J.G.G. edita un combo de casete y fanzine titulado Relax Vegetal Total. El casete contiene 23 minutos de música medio ambiental, y puede escucharse aquí. Además, a raíz de esta entrevista, ha colgado el fanzine gratuitamente aquí para que podáis leerlo.
Hablamos con él sobre autogestión editorial, herbarios inventados y filosofía vegetal.
En Relax Vegetal Total, al igual que en muchos de tus otros trabajos, hay muchas capas -la autoedición, la tirada corta, la distribución local, la ausencia intencional de promoción... - que nos remiten a una narrativa de misterio. ¿Hablar de Relax Vegetal Total va en contra de la propia naturaleza del trabajo?
No, para nada, puede haber un aura de misterio porque no hay información en el casete, pero a mí me gustaría llegar a la máxima gente posible y no me disgusta hablar de lo que hago. Las tiradas son cortas porque soy una persona realista y me adecuo a lo que suelo vender. En cuanto a esa "ausencia intencional de promoción" que explicas, como yo me encargo de todo el proceso desde el principio (grabación) hasta el final (promoción), siempre se me hace un poco raro hablar de mí mismo. A eso se suma el hecho de que publico bastantes cosas y siempre tengo miedo a hacerme pesado, por lo cual acabo hablando lo justo y anunciándolo vía mailchimp y otras redes sociales y ya (aunque quisiera, a día de hoy tampoco sabría a qué medios escribir para enviarles mis novedades).
Recreación. Según J.G.G. es muy poco probable que esto llegue a suceder.
Ni en el fanzine ni en el disco de Relax Vegetal Total encontramos pistas sobre las piezas. Son objetos editoriales que exigen una relación con sus contenidos menos dirigida a lo que estamos acostumbrados. Estoy pensando en todo ese público que consume las reseñas de un disco en vez del disco en sí.
Puede ser, yo creo que esto es consecuencia de lo que te contaba en la anterior pregunta. Al no haber casi promoción, ni apenas medios que hagan críticas musicales de este estilo de música (y menos al nivel en el que muevo yo) puede parecer que se juega al despiste. Tener información sobre un disco puede ser interesante pero tampoco veo que sea necesaria para poder disfrutarlo.
Buena parte de las reseñas sobre discos intentan describir con palabras la música, en vez de reflexionar sobre ella, precisamente porque están pensados para ser una alternativa al consumo del objeto del que hablan. Con tu forma de producir y editar tienes que relacionarte con las piezas desde cero, sin guías.
Entiendo a lo que te refieres: con alguno de los grupos en los que he tocado, a veces nos sucedía que en una crítica o crónica nos comparaban con grupos que no nos gustaban o con los que nosotros no veíamos ninguna relación, y nos daba rabia porque pensábamos que se nos malinterpretaba. Así que creo que no tener referencias claras o alguien que "te explique" la música puede ser algo bueno para que la persona que lo escucha tenga menos prejuicios al darle al play.
Muchos de tus trabajos se escapan de la lógica editorial tradicional; como ya habíamos hablado en otra ocasión2, para ti el casete no es una maqueta cuyo objeto sea convertirse en un disco-de-verdad 3, ni el fanzine un tanteo para ver si una editorial lo convierte en libro. Háblanos de esta aproximación a la autoedición.
Está claro que la autoedición parte de la necesidad, como para tanta otra gente: no tengo dinero para publicar mis discos siempre en vinilo, ni nadie que me envíe mails diarios rogándome que por favor edite mi música con su sello, así que lo edito como buenamente puedo.
Pero no estoy seguro de si cambiaría mi forma de proceder si tuviera más medios, para mí lo importante es ponerle ilusión y cariño, y que se publique como sea por si a alguien le interesa. La autoedición, solo o con amigxs, está mucho más cerca de mis impulsos de creación (joder, qué pretencioso suena esto) y me parece más pura que cualquier otra forma de edición. Evidentemente, trabajar con otra gente puede ser mágico y puede ayudarte a llegar a sitios a los que no puedes llegar tú, pero también puede suceder que se pierda tanto tiempo y se pongan tantas trabas que acabes perdiendo gran parte de la ilusión que tenías.
Manejas referencias que tienen que ver con objetos y modos de hacer pasados, pero en tu caso no parecen contener ni un ápice de nostalgia. Mark Fisher, en La lenta cancelación del futuro, habla de la cultura de la retrospección y el pastiche, y de cómo en la actualidad damos por sentado el anacronismo, esa creciente sensación de que la cultura ha perdido su capacidad de asir y articular el presente.
Fotogramas de Sapphire and Steel del blog A Year In The Country, a propósito de Fisher.
Fisher escribe: "al igual que la pornografía (...) lo retro ofrece la promesa rápida y fácil de una variación mínima sobre una satisfacción que es familiar" y lo vincula a prácticas que tienen que ver con enmascarar construcciones tradicionales y nostálgicas como si se trataran de algo novedoso, usando Star Wars como ejemplo:"Si, de manera paradigmáticamente modernista, Kraftwerk utilizó la tecnología para permitir la emergencia de nuevas formas, el modo nostálgico subordinó la tecnología a la tarea de renovar lo viejo. El efecto fue disfrazar la desaparición del futuro como su opuesto".
El caso es que todo esto me parece todo lo contrario a lo que haces tú. Hay trazas de tiempos pasados en tu trabajo, pero su ejecución es radicalmente diferente a lo que sugiere su envoltorio: la música y los textos de Relax Vegetal Total no tienen nada que ver con el culto al pasado.
¡Esto que dices me halaga muchísimo! Una de mis mayores preocupaciones en lo musical es la de caer en lo retro. Considero que es muy fácil cometer ese error, el de intentar asociar tu música a tus referentes para que así parezca que son similares (no sé si me explico) y de alguna forma darle más valor a lo que haces. Me obsesiona bastante intentar hacer cosas "actuales", no en el sentido de lo que suena en la radio o de lo que la gente escucha ahora mismo, sino que de alguna forma retrate el tiempo en el que vives o que mire más hacia el futuro que hacia el pasado. No creo que este problema tenga fácil solución, así que me dejo guiar por la intuición y confío en mi autocrítica para no caer en esa nostalgia.
Me encanta la falta de concesiones que tienen muchos de tus canciones, es una cualidad que contrasta con lo delicadas que me parecen. Los temas contienen estructuras que parecen familiares (¿Eso es un puente? ¿Estoy escuchando un estribillo?) pero muchas veces tienen resoluciones sorprendentes. Compositivamente juegas no en otra liga, sino a otro juego.
¡Muchísimas gracias! Para mí hacer música es sobre todo un juego, así que intento divertirme al hacer las canciones y pensar en lo que a mí me gustaría escuchar. No creo que en el arte existan formas correctas o incorrectas de hacer las cosas siempre y cuando seas capaz de encontrar un lenguaje con el que expresarte. Seguramente el hecho de que no tenga conocimientos musicales ayuda a que me pase muchas convenciones por el forro. ¡Si no sabes las reglas, no puedes saltártelas!
Vibracionismo en risografía
En el primer número del fanzine "El Vampiro de la Superstición" hablabas de los hecatófonos, y en este segundo abordas la botanoterapia holística. ¿Hay fascinación, curiosidad o pitorreo en tu relación con disciplinas crípticas o inventadas?
Me atrae mucho la ficción histórica y me divierte mucho especular con cosas así de absurdas. En el caso de la Botanoterapia Holística, la idea original surgió de mi visión crítica de las pseudociencias. Hay tal batiburrillo de ideas y conceptos en ellas que pensé que yo también quería inventarme una disciplina. Estoy seguro de que si la pusiera en marcha, encontraría a gente para adherirse a la causa.
Ilustración original de la Maestra Gnetina, facilitada por María Perdulí
Leyendo el fanzine me vienen a la cabeza los herbarios del Manuscrito Voynich. En mi caso me da exactamente igual la decodificación de su supuesto mensaje oculto, lo entiendo como puro disfrute de lo enigmático y lo desconocido, surfear un poco esas propuestas que no tienen por qué tener un significado narrativo y conciso.
¡Para este fanzine el Manuscrito Voynich y el Codex Seraphinianus fueron una gran inspiración! Respecto a este segundo, en la Wikipedia dicen que el autor, Luigi Serafini, pretendía "que su alfabeto transmitiese la sensación que tienen los niños al sentarse en frente de un libro que todavía no pueden entender, a pesar de que ven que su escritura tiene sentido para los adultos" y me encantaría que alguien tuviese esa misma sensación al escuchar la música que hago.
Páginas del Manuscrito Voynich (izquierda) y Codex Seraphinianus (derecha)
¿Ves algún conflicto entre mantener este carácter hermético de algunos de tus trabajos y no caer en las trampas de la pseudociencia?
¡No, para nada! No veo ningún conflicto, para mí el arte y la ciencia son cosas totalmente distintas. En el arte el misterio y el engaño me atraen y me divierten, pero no creo que tengan que tener lugar en la ciencia.
Las preguntas que se les hacen a los músicos sobre sus referencias musicales bordean lo insufrible, esa necesidad tan historicista y pelma de entroncar su trabajo en un ordenamiento que todos entendamos. Nada más lejos de mi intención que querer etiquetar tu música, de la que me atrae precisamente su difícil catalogación, pero muchas veces me pregunto si hay referencias musicales que sientas cercanas a tus composiciones4.
Te puedo dar referencias antiguas pero ¡no sé si eso le interesaría a alguien! Antes de hacer Relax Vegetal Total escuché mucha música de librería, sobre todo algunos discos de Teddy Lasry, Ennio Morricone y Alexandre Kush & Bernard Lamastre.
Rush, Tutti Fluti y Escalade de Teddy Lasry, y Secrets de Alexandre Kush & Bernard Lamastre
Hay bastantes cosas de ahora que siento afines: lo que hace Severine Beata, la banda sonora del podcast Catástrofe Ultravioleta, el disco de Embassador Dulgoon, todo lo que hace Atomizador / HAZ, Diego García / Pulsavi, El Maletín de Maravillas del Dr. Ferreiro, Rayo-60, Pablo Volt y STA, SiP....
El ojo brillante, Estela Discoidea, Catástrofe Ultravioleta, Hallucinosis,
Sonido Maletofónico, Hydrorion Remnants (links en las descripciones).
Hablando de la relación entre texto y música, especialmente con piezas instrumentales como las tuyas, tengo la impresión de que si cambiásemos su nomenclatura -nombre del disco o de las canciones, portada u otras referencias temáticas...- cambiaríamos en cierta forma su contenido. ¿Qué te parece esto? ¿Qué pasaría si tu disco se titulase Surf Vegetal Total? ^__^
Me aburre mucho el cliché de que si tu música es evocadora tengas que aludir a temas astronómicos o esotéricos, o de que si tocas sintetizadores tengas que hacer referencia a algo mecánico o industrial. Entiendo que esas imágenes se usaran en su momento, pero me parece ridículo tener que perpetuar ese estereotipo a día de hoy. Pienso bastante en esto, y de hecho me lo paso muy bien pervirtiendo esas preconcepciones sobre lo que debe o no debe hacerse. Sé que es una tontería, pero me divierte mucho usar títulos neutros o dar información técnica de la duración de las canciones, por ejemplo, como si mi música fuera la banda sonora de un manual de instrucciones de una aspiradora.
Me acabas de recordar a los Yunque Junk Preachers, que precisamente leen instrucciones de electrodomésticos en sus piezas
Yunque Junk : mantenimiento y limpieza. Puedes escucharlos aquí.
Ja ja, me gusta mucho! Me da rabia que no se me haya ocurrido a mí hacer algo así antes.
La maestra Gnetina, fundadora de la botanoterapia holística, escribe:
Háblanos del colmo de la experiencia mística, porfa.
Para responder a esto, deberías hablar con algún miembro de la plantilla...
También se dice, sobre Gnetina, que "dentro del mundo académico se convirtió en una mala hierba a erradicar". Esta frase resonará en cualquier persona que haya estado en contacto con prácticas musicales, artísticas o editoriales subterráneas ¿No?
Ja ja ¡pues no era mi intención para nada!
Notas
1 El flow, flujo, meneíto o bugalú. Comparte etimología latina con cosas buenas de la vida, como el Fluzo y los Fluxus.
2 Ya tuve la ocasión de entrevistar a J.G.G. cuando le dediqué el octavo capítulo de Con las ondas en la masa. Lo que comenta al respecto es que mucha gente entiende la autoedición como una plataforma para luego pasar a otro sitio (...) para mí no es un paso intermedio que te lleva a algo, es la finalidad, es el medio para hacer las cosas como a mí me gustan y de una forma que pueda permitírmelo.
El capítulo es muy recomendable, y contiene varias piezas inéditas suyas. Puedes escucharlo aquí.
3 Hace muchos años que la línea que separaba las demos o maquetas de los discos comerciales no tiene ningún sentido. ¿Qué es un disco? ¿O es que un conjunto de canciones subidas en un Bandcamp no lo es? ¿Una masterización profesional, más promoción o una mayor tirada convierten a ese objeto en "un disco más disco"?
Algunos -en su mayoría lechuzos- argumentan que es la grabación con medios profesionales y la presencia de un productor los que definen al disco-de-verdad.
A la izquierda el viejo paradigma de productor. En el centro su oyente prototípico.
A la derecha Chilly Gonzales como Superproducer.
En cualquier caso, incluso admitiendo el anacronismo del término "disco", a mí me gusta usarlo, le tengo cariño, es una palabra como de la familia.
4 Tanto rollo para terminar preguntándole lo mismo que estoy criticando. El colmo de la sensatez, vamos.