Es un honor, y una gran alegría, poder trabajar en la Biblioteca de la Facultad de Bellas Artes.

Toda la vida he estado relacionado con la creación artística y las bibliotecas se han convertido en mi profesión hace ya más de 30 años. Estoy convencido de que el arte y las bibliotecas pueden ofrecer una vida mejor a las personas. En la creación artística no sólo podemos encontrar placer sino que conectamos con la esencia de nuestra condición humana. Por su parte, las bibliotecas son la vía para acercarnos a otros mundos, nos ayudan a encontrar la información que necesitamos para nuestra vida y contribuyen a hacernos más autónomos (en nuestros aprendizajes) y más capaces (en el ejercicio de nuestra ciudadanía).

La cultura y la ciencia (nunca me ha gustado pensarlas separadas)  me parecen las mejores herramientas para conseguir una vida mejor para las personas, los países y los pueblos. Por supuesto que también se pueden utilizar de manera perversa pero yo he tenido la suerte de haber desarrollado mi vida profesional experimentando lo mejor de la ciencia y de la cultura. Como bibliotecario he trabajado siempre en bibliotecas académicas y he estado ligado a las tareas de apoyo a la docencia y a la investigación. Me han interesado las posibilidades de la biblioteca para complementar las actividades de estudio y aprendizaje y apoyar a los investigadores en la creación y difusión del conocimiento científico.

Los medios técnicos actuales permiten que, como ciudadanos y como universitarios, tengamos la posibilidad de hacer realidad ese afán de la ciencia, y de la verdadera creación artística, de ser universales. El conocimiento, al igual que los frutos de la imaginación y la creatividad, a diferencia de otros bienes, no se gastan con el uso sino que cuanto más se comparten más crecen. Creo que la biblioteca tiene un papel en ese afán por alcanzar un acceso abierto universal al conocimiento científico y puede ayudar a la democratización de la cultura.

Fuera del mundo bibliotecario, he trabajado en cooperación universitaria y científica para el desarrollo en la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo). Allí pude comprobar la importancia que tienen la investigación y las universidades como motores de desarrollo para los países. También he trabajado en el mundo editorial, con publicaciones sobre la lectura, y he dirigido la revista "Educación y Biblioteca" especializada en la función social de las bibliotecas.

Por todo eso, pensar en colaborar y dar servicios de información a una comunidad de creadores, y a todos los que ayudan a que la Facultad de Bellas Artes funcione (alumnos, profesores, investigadores y personal de servicios), es para mí un gran honor y un placer.