Sala de Exposiciones de la Biblioteca
de la Facultad de Bellas Artes
Del 24 de noviembre al 15 de diciembre de 2014
Esta es una exposición nostálgica: al seleccionar unas publicaciones de amplia tirada, propone un tópico de infancia en el que muchas personas -por edad, docentes y personas del PAS; en menor medida, estudiantes- recordarán instantes de su infancia asociados a la escuela en los libros de texto y a las comidas familiares en los álbumes, comercializados como publicidad para la infancia por marcas punteras de la alimentación industrializada (Bimbo es el ejemplo canónico).
Pero, más allá del guiño al recuerdo infantil, esta muestra nos propone reflexionar sobre valores éticos y morales de aquella época que han quedado plasmados en estas publicaciones y que forman parte del lastre amarrado a la educación sentimental de quienes vivimos la década de los sesenta como infancia.
Exotismo: Asia y África aparecen como continentes lejanos y exóticos, anclados en una atemporalidad que nada tiene que ver con el proceso de descolonización que se desató en la década que nos ocupa. La tipografía de fantasía que inventan los ilustradores de las portadas recuerda la caligrafía local y el hechizo de Hollywood. Más allá del occidente al que se aspira a acceder, los otros continentes aún permanecen estigmatizados por los tópicos racistas de las 5 categorías de personas: blancas, amarillas, rojas, negras y aceitunadas. El anacronismo ideológico racista se suma a la descontextualización geográfica.
Formación del espíritu nacional: es el nombre de una asignatura obligatoria aún en los años sesenta; los libros de esta asignatura de educación política en el franquismo proponen listas de palabras ("izar, bandera, virilidad, patria"), campos semánticos de enculturización que se acercan más al primer franquismo de la autarquía falangista que al franquismo desarrollista de los tecnócratas del Opus Dei, -el propio de la época en la que se publican y estudian esas obras-, como si la esencia del espíritu nacional estuviera en el franquismo triunfador de la guerra civil en mayor medida que en el de los "25 años de paz".
Ciencias naturales: deleitar enseñando, los álbumes de cromos del tipo "Vida y color" presentan como saber un popurrí de imágenes pseudocientíficas que llegan a los grotescos extremos de proponer como contenido pedagógico que los primitivos lucharon contra los dinosaurios o que los esquimales hacen sus iglús de piedra. Tipologías incompletas y chocantes de minerales y plantas, costumbres sorprendentes de mamíferos superiores, la ciencia es el territorio de la curiosidad de gabinete de feria.
España: aún una, grande y libre, en los libros de texto aparece dibujada con trazo grandilocuente en mapas en los que el castellano se habla en Israel, Filipinas o el Sahara; primeros productores mundiales de corcho, poseedores del rascacielos más alto de Europa. En la distancia descubrimos una prepotente resistencia a reconocer que el turismo y el sector servicios eran ya entonces la clave de la riqueza patria.
Niños y niñas: álbumes de cromos de fútbol de los últimos 60 y primeros 70, cuando el deporte rey lo juegan señores que no corren sino que andan por el césped controlando el balón y pasándolo mil millones de veces de aquí para allá; futbolistas con patillas y pantalón muy corto que fuman en los descansos; colecciones de sellos que atesoran los trajes regionales femeninos de todas las provincias, incluyendo los de Fernando Poo e Ifni; estas colecciones establecen una visión de género radicalizada en discriminación de tareas y roles, tan compartimentados como las aulas de las escuelas de niños frente a las de niñas; aunque en el patio están juntos, en las clases se mantiene todavía la separación que cantan las puertas escolares que separan el paso de los niños del de las niñas.
Heroínas: en un mundo masculinizado nos sorprendieron primero Mary Poppins y luego Pipi Calzaslargas, figuras femeninas de un heroísmo risueño y contestatario que ponían el mundo patas arriba cuestionando los valores machistas de la pasividad femenina. Ni la institutriz ni la niña autosuficiente mataban a nadie, ni vencían ejércitos o robots malvados. Ambas coinciden en su papel de guías iniciáticas de una pareja formada por un hermano y una hermana que descubren de mano de las heroínas la cara oculta de la cotidianidad. El paisaje rutinario de todos los días, la calle de siempre, las habitaciones del hogar son el campo de la aventura que consiste en cuestionar los tópicos alienantes.
Y la Luna: la carrera espacial hace soñar con bases en la Luna en 1968 y viajes tripulados a Marte en 1975. En los cromos los norteamericanos son astronautas y los soviéticos cosmonautas. El álbum de Damm sortea un viaje a Cabo Cañaveral para ver el despegue de un cohete y en la contraportada ofrece una curiosa publicidad: padre, madre y la parejita de churumbeles menores de edad tienen servido un poderoso vaso de cerveza, un tercio de espumoso alcohol por cabeza; ahí está la infancia de las niñas que jugaron con la Nancy de comunión y de los niños que disfrutaban con el Madelman hombre rana.
Luis Mayo
Profesor de Sociología del Arte