Joan Doménech Francesch es maestro y en la actualidad, director de la Escuela Pública Fructuós Gelabert de Barcelona. En este ensayo aborda el papel del tiempo en la educación, no desde el punto de vista organizativo, sino con la intención de encontrar nuevas dimensiones que den sentido , entre otros , a la diversidad de ritmos de aprendizaje. Partiendo de las aportaciones del Movimiento Slow en el ámbito educativo (Carl Honoré) plantea la necesidad de devolver un ritmo adecuado a los aprendizajes, que propicie el descubrimiento del gusto por el saber.
"La educación lenta es un paradigma en el que no siempre se trata de ir despacio, sino de saber encontrar el tiempo justo para cada persona y, a la vez, dar el tiempo justo a cada actividad educativa. Educar en la lentitud significa ajustar la velocidad al momento y a la persona. ¿Es mejor hacer más en menos tiempo? ¿Cuándo las cosas van más deprisa todo va más fluido? ¿Los niños son recipientes vacíos que hay que llenar o, por el contrario, tienen ganas de aprender, quieren saber a partir de su curiosidad natural? A menudo escuchamos que se nos dice que no debemos perder ni un segundo, pero también que debemos dejar a los niños vivir su vida...
Si consideramos las premisas anteriores , organizaremos el tiempo de los niños hasta el último detalle, o no, o hasta que la adolescencia se manifieste en forma de rechazo o de negación de nuestras pretensiones. Si consideramos que su afán por el conocimiento y el aprendizaje es natural, y que hay que estimularlo y potenciarlo, tendremos que plantear una gestión mucho más libre y flexible de su tiempo y que esté basado en el desarrollo de su autonomía."