La presente obra ha sido coordinada por Mercedes Sánchez Sáinz, profesora de la Facultad de Educación, directora del título de experto de Atención Temprana y miembro de la Comisión de Educación de COGAM. El texto nos ofrece una serie de herramientas adaptadas a las edades propias del segundo ciclo de la Educación Infantil, desde un enfoque competencial. Estos recursos están dirigidos a prevenir el acoso entre iguales, el sexismo y la homofobia, educar en la sexualidad y afectividad de manera normalizada así como favorecer el respeto a las diferencias personales y familiares. Los materiales se estructuran en dos bloques diferenciados, en la primera parte se ofrecen ideas para integrar la atención a la diversidad afectivo-sexual en los documentos institucionales y curriculares del centro escolar mientras que la segunda parte está compuesta por nueve unidades didácticas que giran en torno a los siguientes temas: diversidad afectivo-sexual en su entorno, desarrollo afectivo-sexual en la primera infancia y ausencia de sexismo en su desarrollo personal.
Estamo de acuerdo con Pichardo y Rodríguez (2009) cuando afirman que :"La familia nuclear heterosexual , como modelo único de organización social , constituye más un ideal cultural en el mundo occidental, que una realidad única presente como incontestada a lo largo de la historia y en todas las culturas. Las instancias que defienden la idea de que la heterosexualidad es el único modelo de familia insisten en presentar a la familia nuclear heterosexual como la forma natural de la reproducción biológica y social. Sin embargo, los hechos vienen a demostrar que esto no es así, ya que de estar este modelo de familia inscrito en la esencia misma del ser humano (es decir, en nuestros genes) todas las sociedades se organizarían universalmente del mismo modo. La antropología social , por el contrario, ha dado buena cuenta a lo largo de su historia de las muy diversas formas que tiene el ser humano de organizar la reproducción biológica, las relaciones sexuales, la residencia, la nutrición, el cuidado y otras tareas encomendadas al grupo social que en la mayor parte de occidente conocemos como familia (Segalen, 1992)" (en Sánchez Sáinz, 2009:97).
Por otro lado, siguiendo a los mismos autores, queremos constatar, en relación con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística en 2004, que los hogares formados por familias nucleares heterosexuales (pareja e hijos) ya no son mayoritarios, ya que este tipo de familias retroceden en número mientras que crecen las familias recompuestas o reconstituidas, familias en las que los miembros de la pareja no están casados, familias monoparentales y familias homoparentales. A todas estas posibilidades familiares hay que unir el hecho de muchos niños y niñas que no viven en hogares al uso, sino en centros de acogida o en residencias de menores.
"Frente a esta realidad, el sistema educativo español -y con él una parte importante de sus docentes-parecen seguir insistiendo en reforzar la idea de que la familia nuclear heterosexual es el único modelo de familia o, al menos, el mayoritario y más adecuado. Esta realidad tiene como correlato que buena parte de los niños y niñas que no viven esa realidad familiar no se ven reconocidos ni en los libros de texto, ni en las dinámicas, ni en las explicaciones que ofrecen sus docentes, con las consecuencias que esto puede tener para un correcto desarrollo de su autoestima" (Pichardo y Rodríguez, 2009:78).
Por ello entendemos urgente incluir todos los tipos familiares dentro de los contenidos impartidos en Educación Infantil si pretendemos dar una respuesta individualizada y adaptada a las necesidades de cada niño y de cada niña bajo el principio de una escuela inclusiva.