Traemos a este blog una entrevista a Ismael Soto, publicada el pasado 8 de septiembre en el diario peruano El Comercio. Ismael es un taxista de Lima, ciudad a la que se vio obligado a emigrar de niño huyendo del terror provocado por Sendero Luminoso.
Qasanqay, su pueblo, ubicado en un recóndito valle andino del departamento de Ayacucho, sufrió el azote de ese grupo que pretendía hacer una suerte de revolución asesinando campesinos que no comulgaban con su ideología de muerte. Fruto de aquella locura fue la desaparición de decenas de campesinos y otros habitantes de Qasanqay y de los valles cercanos. Uno de los jóvenes aniquilados era hermano de Ismael, por la única razón de mostrar su deseo, como muchos de sus compañeros, de estudiar en la universidad.
Transcurridos los años y acallada la furia pseudorrevolucionaria de los senderistas, Ismael pudo volver a su pueblo y reencontrarse con los familiares y vecinos que lograron milagrosamente sobrevivir a las matanzas de los terroristas.
Pero el Ismael que logró escapar de la muerte ya no era el mismo que años después regresó a su pueblo natal. En Lima experimentó la discriminación que sufren los campesinos aymaras o quechuas -como el propio Ismael- que llegan a la ciudad sin apenas hablar y entender castellano. Por suerte, dio con una maestra que se lo enseñó y le inculcó el amor por la lectura para mejorarlo.
No tardó en percatarse de que sus paisanos deberían vivir su misma experiencia y cuando la paz volvió a su tierra, regresó con la firme convicción de crear una biblioteca. Para ello, formó una organización, cuyo nombre es fruto de su sueño: Una biblioteca para mi pueblo (UBiP).
En seguida se puso en contacto con quienes podían ayudarle y al cabo del tiempo logró abrir la biblioteca de Qasanqay con libros procedentes de Lima, de otras ciudades y pueblos peruanos, y de países como España, Chile, Colombia, Venezuela y otros.
A través de amigos como el periodista Máximo Kinast, Ismael conoció a cooperantes de las Brigadas de Apoyo a las Bibliotecas de América Latina, BRISAL, que llevaron libros y le ayudaron a organizar la biblioteca.
A los pocos meses, un proyecto de cooperación al desarrollo de la Biblioteca de la Universidad Complutense con la mencionada asociación creada por Ismael Soto, contribuyó a mejorar y ampliar la biblioteca de Qasanqay, además de otras bibliotecas peruanas.
En la actualidad, Ismael reparte su tiempo entre las calles de Lima que recorre con su taxi y la biblioteca de su pueblo, al frente de la cual se halla el maestro.