Los manuscritos realizados sobre hoja de palma son uno de los soportes de lectura más asombrosos jamás realizados. Es muy importante destacar que fueron uno de los primeros materiales de escritura comenzándose a grabar antes del siglo V antes de Cristo.

Originalmente se concentraron, en el Sur y en el Sudeste Asiático y fueron empleados durante más de dos mil años para transmitir el saber y el conocimiento de unas generaciones a otras. Concretamente las materias incluidas en los mismos abarcan desde las matemáticas, arte, astronomía, astrología, temas religiosos y medicina, entre otras.

Fueron un medio popular en donde se grababan, mediante una aguja o punzón metálico las letras, en las hojas secas de palma en donde posteriormente se aplicaba, para mejorar la legibilidad de la lectura, cenizas y aceites aromáticos.

En la actualidad, podemos ubicar los manuscritos de palma en varios países, siendo India el que más salvaguarda. Aunque muchos de ellos se sitúan, por falta de medios, en malas condiciones.
Los esfuerzos para garantizar su integridad son altos, por ello, desde la UNESCO, hasta organismos más modestos realizan fuertes inversiones tanto económicas como educativas. Por ejemplo en el aprendizaje de los métodos de escritura que se empleaban, y de las lenguas que se manejaban ancestralmente o en la forma de repeler los insectos, etc.

Sri Lanka, maravilloso país situado en el sur de la India, debido a la mezcla cultural y social que ha mantenido durante siglos, entre cingaleses y tamiles, posee una gran colección de manuscritos de palma repartidos por una decena de instituciones culturales y por un gran número de templos budistas a lo largo y ancho de la isla.

Pues hasta allí, y gracias a la ayuda del Departamento de Biblioteconomía y Documentación de la UCM, me desplacé a mediados del mes de julio. Con el objetivo principal de aprender e investigar sobre la conservación y métodos de preservación que utilizan en Sri Lanka para salvaguardar los manuscritos realizados en hoja de palma.

Durante mi estancia visité diversas instituciones situadas en diferentes puntos del país. Cierto es que en la capital, Colombo, se guarda un número valioso de manuscritos, fundamentalmente en el Museo Nacional, en la Biblioteca Nacional y en los Archivos Nacionales. Pero fuera de la ciudad, en los templos budistas se custodian la mayoría de los documentos. Destacando el Templo Dalada Maligawa, en la antigua capital de Kandy, que alberga uno de los mayores tesoros del país.

El centro neurálgico lo situé en la Biblioteca Nacional, allí Udaya Cabral, responsable de la conservación y preservación de la Biblioteca Nacional y reciente Director del IFLA PAC Centre, me atendió y aconsejó durante todo mi periplo.

Dentro de Sri Lanka se conservan 200.000 manuscritos aproximadamente, los más antiguos datan de mediados del siglo XV. Como se ha indicado, diversas instituciones públicas albergan manuscritos, pero la mayor parte del acervo se sitúa disperso en los templos budistas (con un doble propósito, emplean los documentos con fines religiosos y por otro lado, buscan la mejor conservación posible gracias al trabajo de los fieles del templo). Otro importante grupo son los coleccionistas privados, difíciles de controlar y que, por desgracia, a menudo, suelen vender los documentos al exterior del país.

Los planes de seguridad y conservación de los manuscritos provienen en su totalidad de la Biblioteca Nacional. Desde allí, dictan consejos, ofrecen formación, auxilio y ayuda económica. Miembros de la Biblioteca Nacional se desplazan, fundamentalmente a los miles de templos budistas que atesoran manuscritos para ayudarles en materias de restauración y conservación.

Básicamente, en el trabajo de la reconstrucción y conservación emplean métodos tradicionales, que van desde el copiado del contenido en hojas nuevas, diferentes tratamientos para el control de plagas de insectos, empleo de aceites repelentes, hasta el digitalizado de los manuscritos. En relación al tratamiento con aceites, es trascendental destacar el descubrimiento realizado por la Biblioteca Nacional, ya que, a través de la mezcla de hierbas tradicionales han creado un aceite, que denominan "PANHINDA" que aplican en cada hoja de palma, manteniéndolas a salvo durante años de diversos insectos, hongos e incluso del agua.

En el plano de la seguridad, los agentes más temidos en la actualidad por Udaya, son el fuego y los robos. Atrás quedaron los años de guerra civil entre cingaleses y tamiles, en el norte de la isla, donde se perdieron decenas de miles de manuscritos.

La difícil tarea de la conservación de documentos que se realiza desde la Biblioteca Nacional de Sri Lanka avanza y mejora poco a poco. Gracias a la red nacional, de entidades poseedoras de manuscritos, que han creado desde la institución existe una contante comunicación y apoyo. Diferentes talleres, cursos de formación y workshops se realizan a lo largo del año con el principal propósito de mantener y ofrecer al mundo los tesoros bibliográficos y poder transmitir información y conocimientos o creencias a sus coetáneos.