Para completar la noticia sobre la función social de la BUC en 1934 que publicamos en este blog, el pasado día 26 de septiembre, vamos a referirnos a otra de las realizaciones más destacadas de la Asociación de Bibliotecarios y Bibliógrafos de España, que como señalamos surgió del Seminario de Bibliografía que se reunía en la Biblioteca de la Universidad Central.
Dicha realización fue la creación de la primera biblioteca infantil de España, servida gratuitamente por bibliotecarios del Cuerpo Facultativo del Estado, en el grupo escolar "Ortega Munilla" de Madrid, situado en el madrileño barrio de Cuatro Caminos (calle de Ávila).
Aquí se realizó una interesante labor recreativa y científica a la vez con los menores, cuyo éxito fue extraordinario, ya que se abría la biblioteca a las 16:00 h. y los niños formaban colas a la puerta desde las 13:00 h., permaneciendo absolutamente llena todas las jornadas. Se cerraba a las 18:30 h. y todavía había niños en la puerta esperando subir a la biblioteca (El Debate, 14 de julio de 1934).
Para dirigir el proyecto de biblioteca infantil en el grupo escolar Ortega Munilla, Javier Lasso de la Vega, director de la Biblioteca de la Universidad Central, designó a Juana Quílez Martí.
Juana Quílez Martí forma parte de un grupo de mujeres, entre las que se encuentran Juana Capdevielle, Carmen Pescador, Elena Amat y otras más, pertenecientes a una generación que tiene varias características comunes. Todas son coetáneas, comparten una misma profesión, la de bibliotecaria o archivera, a la que acceden por oposición, tras haber estudiado la carrera de Filosofía y Letras y, además, todas ejercen su profesión bien temporal o definitivamente en la Universidad de Madrid, contribuyendo a su desarrollo y modernización.
En su etapa en la universidad madrileña, Juana Quílez fue bibliotecaria de la facultad de Farmacia, luego tendría otros destinos como la Biblioteca Nacional, Biblioteca de la Universidad de Granada, hasta que definitivamente fue destinada en Guadalajara. Allí desarrolló una gran labor profesional y social, por lo que fue nombrada hija predilecta de Castilla-La Mancha y se puso su nombre a una calle de la ciudad alcarreña (http://www.guadalajaradosmil.es/noticia/20697/Reportaje/juana-quilez-marti-mujer-nuestro-tiempo-plena-postguerra.html)
En esta biblioteca, además de proporcionar libros a todos los niños del barrio, los jueves celebraban la "hora del cuento", en donde Juana explicaba una historia conocida que representaban los niños "en escenas mudas de una mímica intuitiva". Otros días había teatro que hacían funcionar los mismos lectores.
En un primer momento la biblioteca contó con 300 libros, esmeradamente seleccionados, provenientes en su mayor parte de donaciones. La misma tarjeta postal que se utilizaba para pedir donativos de libros para los hospitales también servía para la biblioteca infantil.
Para la difusión del proyecto Juana Quílez dio una charla en Unión Radio (1934) al igual que su compañera de la biblioteca universitaria, Juana Capdevielle, que lo hizo sobre el servicio circulante de lectura a hospitales,
Asimismo publicó el artículo "Cooperación entre la Biblioteca y la Escuela" en el Boletín de Bibliotecas y Bibliografía de 1934 (tomo I, número 1, pp.33-38) e igualmente participó en el II Congreso Internacional de Bibliotecas y Bibliografía de 1935 en Madrid.
Una de las secciones de dicho Congreso se dedico a bibliotecas populares, y dentro de ella había subsecciones, como la de bibliotecas regionales, en la que intervino María Moliner, y la de bibliotecas infantiles, en la que intervinieron Gabriela Mistral con su comunicación "Niño y libro" y Juana Quílez que, por su gran experiencia en el tema, al ser la encargada de la biblioteca infantil Ortega Munilla, presentó la comunicación "bibliotecas infantiles en España: su organización y porvenir".