El pasado 10 de marzo, el diario El País, en su sección de cultura, publicaba un interesante artículo firmado por Tereixa Constenla, titulado Leer era cosa de hombres: Antonia Gutiérrez Bueno, una perfecta desconocida hoy, tumbó en 1837 la prohibición de la Biblioteca Nacional para aceptar investigadoras y lectoras

http://cultura.elpais.com/cultura/2013/03/07/actualidad/1362683501_440362.html

En dicho artículo se relata la historia de Antonia Gutiérrez Bueno que se resistió a levantarse de su silla en la sala de lectura de la Biblioteca Nacional y que en 1837 escribió una carta al ministro de la Gobernación para protestar contra la prohibición de que las mujeres accedieran a la biblioteca en su calidad de lectoras e investigadoras.

La autora del artículo compara, muy acertadamente, esta actitud con la que un siglo más tarde mantendría la estadounidense Rosa Parks (http://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Parks) cuando en 1955, en un autobús en la ciudad de Alabama, se negó a ceder su asiento a un blanco y a desplazarse a la parte de atrás del mismo, lugar destinado a los negros.

Antonia Gutiérrez Bueno se enfrentó con su actitud y con la carta que dirigió al ministro a la discriminación de la mujer y Rosa Parks hizo lo propio contra la discriminación racial. Cada una en su tiempo se enfrentó a normas y legislaciones injustas.

Es gracias a comportamientos como el de estas mujeres por lo que en la actualidad la situación ha cambiado sustancialmente, aunque todavía hay lugares en el mundo en los que permanece la discriminación hacia la mujer y la segregación racial, por ello hay que seguir por el camino que nos marcaron Antonia Gutiérrez Bueno y Rosa Parks.

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