Según un estudio de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), cuatro de cada diez campamentos no ofrecen información sobre alergias en sus páginas web, algo preocupante cuando además se ha comprobado que los autoinyectores de adrenalina para tratar la anafilaxia no suelen ser habituales en los botiquines de los campamentos.
Además, analizando los programas de formación de monitores de tiempo libre que llevan a cabo su labor en campamentos de verano infantiles, SEICAP ha comprobado que los mismos suelen carecer de información sobre enfermedades alérgicas.
La recomendación de SEICAP es que los campamentos de verano incluyan en sus botiquines al menos dos autoinyectores de adrenalina, con el fin de atenuar riesgos en el abordaje eficaz de casos de anafilaxia en niños, ya que suelen producirse frecuentemente cuando los niños comen fuera de casa, o en excursiones y campamentos.
Entre un 30% y un 50% de los casos se trata de reacciones alérgicas causadas por alimentos, siendo también habituales en verano los producidos por el veneno de himenópteros (básicamente abejas y avispas).
El riesgo se acrecienta ante el desconocimiento de la alergia en los menores y la irrupción del primer episodio en ámbitos donde la carencia de medios sanitarios inmediatos multiplica exponencialmente la gravedad de la situación. No en vano, según indica el doctor Juan Carlos Juliá, coordinador del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de SEICAP, "Es cada vez más frecuente que haya algún niño con una enfermedad alérgica, pues uno de cada diez sufre asma y entre un 4% y un 8% tiene algún tipo de alergia alimentaria"
Una mayor sensibilización y concienciación sobre las alergias en general pero muy particularmente sobre las alergias infantiles es fundamental para integrar este tema en los programas de formación de monitores, pues no sólo basta con saber reaccionar y contar con los medios adecuados, sino que a veces es fundamental saber reconocer y detectar una reacción anafiláctica y tener la formación básica para aplicar autoinyectores de adrenalina.
Todo ello, unido a la necesidad de contar con al menos un servicio de enfermería o personal enfermero en los campamentos así como protocolos de actuación ante casos graves, con localizaciones de los centros sanitarios más próximos a los campamentos, posibilitaría que nuestros niños disfrutaran con total tranquilidad de sus vacaciones, en la confianza de que los riesgos son controlados y manejados por personal cualificado.