Nacido en Córdoba el 12 de noviembre de 1788, pronto viajaría a Madrid, donde sería educado bajo la tutela de su tío Mariano Rafael de León y Gálvez, catedrátido de Farmacia y profesor del Real Colegio de San Fernando y del Instituto de San Isidro, en cuyas aulas recibiría las enseñanzas de cultura general así como cursos de Química, con el sabio francés Luis Proust, y de Botánica, a cargo del inolvidable Casimiro Gómez Ortega, sin duda, el más eminente farmacéutico del siglo XVIII que contribuyó poderosamente al desarrollo de la Botánica en España...
Al mismo tiempo que efectuaba sus estudios en el Colegio de Farmacia de San Fernando, practicó en el Laboratorio general castrense establecido en la Real Botica, siendo nombrado practicante de Farmacia Militar en 1807.
Al estallar la guerra de la independencia recibió el cargo de segundo Ayudante de Farmacia del Ejército, siendo destinado en 1811 al tercer Ejército, que operaba en la región de Levante, pasando en 1813 a Alicante, al asumir las responsabilidades del almacén general de medicinas y el laboratorio químico del Ejército.
Finalizada la guerra, obtendría su licencia absoluta en el Ejército en 1814, siendo recompensado por sus muchos servicios a la Patria con una pensión y el uso del fuero militar, regresando a Madrid, donde obtendría el grado de Doctor en Farmacia un año después, y la cátedra del Colegio de Farmacia de Madrid en 1817, pasando a impartir, por orden de la Junta Gubernativa de Farmacia, la asignatura de Materia farmacéutica.
Sin embargo, con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1824 y el restablecimiento del absolutismo, sería injustamente destituído de su cátedra en unión de otros varios profesores del Colegio de San Fernando de Madrid, quedando en una delicada situación económica que se prolongaría durante toda la década ominosa, logrando subsistir sólo gracias a la ayuda de su círculo de amistades más cercano.
Con el cambio de las circunstancias políticas, en 1835 S.M. la Reina Gobernadora repondría al doctor León y Mesa en su cátedra, la cual continuó desempeñando en el Colegio de Farmacia de San Fernando primero y más adelante en la Facultad de Ciencias médicas, de la que en 1844 sería nombrado Vice-director, pasando dos años después a asumir el Decanato de la Facultad de Farmacia, al recuperar ésta su independencia tras la desaparición de la Facultad de Ciencias médicas.
En 1851 León y Mesa sería designado Rector interino de la Universidad Central, y un año más tarde sería nombrado Académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, titulando su discurso de ingreso Sobre la aparente sencillez del organismo vegetal, en el que recogería sus sólidos y documentados conocimientos sobre organografía y fisiología botánica.
Ya delicado de salud, abandonaría su cátedra en 1855 y sería jubilado en 1863, falleciendo el 16 de febrero de 1865. Así recogía El restaurador farmacéutico en la noticia de su defunción el reconocimiento a toda una vida dedicada a la ciencia y la docencia: "...en 40 años de enseñanza esparció la ciencia por toda la clase farmacéutica española, dejando continuos recuerdos de bondad y de saber entre sus discípulos, que le apreciaban como el símbolo venerado de la facultad a que tenemos la honra de pertenecer".
El Diccionario de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos de Madrid, reconoce igualmente la valía científica de D. José Martín León y Mesa, aunque cabría destacar en la reseña biográfica que de él recoge, aquellos aspectos que nos muestran la bondad y riqueza de su humanidad:
" Tenía el Dr. León una erudición vasta, y como a su claro talento se unía una gran memoria que conservó hasta el término de su vida, y había manejado tanto los clásicos, la historia antigua y la moderna, los viajes y una multitud de obras de ingenio, era de conversación muy amena, agradable e instructiva, a lo que hay que añadir un carácter ingenuo y sin doblez de ningún género, jovial con frecuencia, con modestia excesiva y una honradez que cautivaban a cuantos le conocían, cuyas prendas realzaron una belleza física poco común en la juventud y un aspecto venerable en la ancianidad. Entre las muchas excelentes cualidades que adornaban a León, era una su consecuencia y fidelidad en la amistad, que hacía extensiva hasta los descendientes de las personas con quienes había tenido relaciones de este género, y así se comprende cómo su muerte haya sido sentida de tantos".
Desde este blog, la Biblioteca de Farmacia, quiere expresar su reconocimiento a quien fue Decano de nuestra Facultad, haciéndose eco de los deseos que, ya en 1865, expresara el Diccionario de Farmacia del Colegio de Farmacéuticos de Madrid: "...no es posible que un hombre de tanto mérito y de tantas virtudes, sea olvidado de sus contemporáneos y que dejen de considerarle con respeto los venideros".