De todas las plantas y árboles navideños, ninguno tan asociado a estas fechas, como el Árbol de Navidad.
Son muchos los que piensan que debería existir una especie botánica así denominada, pero lo cierto es que como tal son utilizadas en el mundo muchas variedades de coníferas de hoja perenne, aunque sin duda, la más relacionada con esa función, quizás por efecto del cuento de Hans Christian Andersen, sea el abeto...
Hasta tal punto ha llegado esta identificación que en muchos lugares de España se denomina popularmente al Picea abies o Pinus abies, no tanto como abeto, sino propiamente como Árbol de Navidad.
Se trata de un árbol que en su máxima talla puede llegar a alcanzar los sesenta metros de altura. Su estructura cónica es fácilmente identificable en todas las ciudades del hemisferio norte en estas fechas, donde sus ramas dispuestas en verticilos regulares se adornan con multitud de figuras y cintas de colores y temáticas navideñas, de acuerdo con una tradición que mezcla elementos cristianos y paganos.
Según algunas interpretaciones, el Árbol de Navidad surgiría en el norte de Europa como un componente de los ritos de celebración del sol y la fertilidad asociados al dios Frey, los cuales, con la llegada del cristianismo se unirían a la imagen del árbol del paraíso cuyo fruto habría generado el pecado que el niño Jesús repara con su nacimiento. Sea como fuere, la tradicional costumbre de adornar el árbol como imagen del espíritu alegre y festivo de la Navidad, parece claro que surge en Alemania y Escandinavia durante los siglos XVI y XVII, desde donde se extendería al mundo anglosajón y se popularizaría a través del cine al resto del orbe.
Las hojas del abeto son aciculares, de unos quince milímetros de largo, y se disponen en espiral en torno a las ramas con su intenso color verde oscuro Sus piñas son colgantes y cilíndricas, con multitud de escamas seminíferas que ocultan las escamas tectrices o estériles.
El abeto florece entre abril y mayo, y sus semillas maduran en el otoño, siendo una especie muy habitual en Europa central y septentrional, mientras que en España es frecuentemente utilizada para la repoblación de zonas concretas de la Sierra de Guadarrama así como de Cantabria y Pirineos, de donde se cree que es natural, ya que se trata de un árbol que crece en montañas de entre 800 y 1.800 metros.
El abeto es muy apreciado como árbol de ornamento, a lo que contribuye su facilidad de propagación por siembra en semillero, dada su fácil acomodación a todo tipo de terrenos. Además, tras la del pino, su madera es una de las más utilizadas y apreciadas debido a su excelente calidad, su color claro y su ductilidad. Las notas más sublimes han acariciado nuestros oídos desde la caja de resonancia, hecha de madera de abeto, de los famosos violines Stradivarius.
Todas las especies del género Picea se cultivan ampliamente en jardinería, por lo que es fácil encontrarlas en parques y jardines. En Madrid podemos ver un excelente ejemplar de Picea smithiana en la Plaza de Murillo, junto a la entrada del Jardín botánico.
La copa del abeto se corona con la estrella de Navidad en recuerdo de la estrella que guió a los Reyes Magos de Oriente en su viaje hacia Belén, sobre la cual también existen muchas leyendas y teorías. Se tratara del cometa Halley, del planeta Venus o de una triple conjunción de la Tierra, Júpiter y Saturno, lo importante es que nos llene de ilusión por el futuro y de confianza en que el año que se inicia vendrá, como os deseamos desde la Biblioteca de Farmacia, cargado de paz, salud y prosperidad para todos.