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La deconstrucción

19 de Febrero de 2013 a las 19:05 h

Jacques Derrida (1930-2004), filósofo francés nacido en Argelia de familia sefardí, es el inventor del término deconstrucción: "no es una buena palabra, y desde luego no es una palabra bella" (p.13). Deconstrucción significa desestructurar o descomponer.
Patricio Peñalver, en su introducción al libro de Derrida, La desconstrucción en las fronteras de la filosofía,  menciona que el término se extendió por Europa y América introduciéndose en numerosos campos: en la "discusión filosófica...en la teoría y de la historia literaria, en la estética, las ciencias humanas, el psicoanálisis, las ciencias del lenguaje, la teoría de la traducción, el análisis de las instituciones, la reflexión política y la teología" y, añado, en el mundo de la cocina. "El caso es que esa fortuna de la palabra sorprendió, y desagradablemente en parte, a Derrida, para quien el éxito de aquél término... se debió mucho más que al lugar y la función que ejercían en sus textos, a ciertas condiciones históricas"(p.14).

"Deconstruir consiste, en efecto, en deshacer, en desmontar algo que se ha edificado, construido, elaborado pero no con vistas a destruirla, sino a fin de comprobar cómo está hecho ese algo, cómo se ensamblan y se articulan sus piezas, cuáles son los estratos ocultos que lo constituyen, pero también cuáles son las fuerzas no controladas que ahí obran" (Definición de Cristina de Peretti en el Diccionario interdisciplinar de hermenéutica y en Derrida en Castellano)

Y este término también fue introducido en la cocina de la mano de Ferrán Adriá al impulsar sus famosos "platos deconstruidos"  dando lugar a un estilo de plato que trata de jugar con la memoria gustativa del comensal: éste no sabe qué plato es el que va a comer, pero cuando lo prueba reconoce un sabor tradicional, por ejemplo, un potaje deconstruido.

Y aunque la deconstrucción en filosofía no tiene el mismo significado que en el culinario, las dos formas de entender la vida nos llevan de la mano al placer de los sentidos y de la razón: "En Filosofía casi todo es primariamente racional, con predominio de las impresiones visuales o auditivas. En gastronomía ocurre justamente lo contrario; primero se siente, luego se intelectualiza" (García de Moral, Raimundo. Deconstrucción, construccionismo y reconstructivismo)

Elena Garralón

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