El pasado viernes, el Consejo de Ministros aprobó la supresión de 32 órganos en los distintos departamentos ministeriales, dentro del marco del Plan de Racionalización de la Administración, entre ellos la Dirección General de la Biblioteca Nacional.

La actual directora de la Biblioteca Nacional, Milagros del Corral, se reunirá hoy con la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, para comentar esta situación, que significa un descenso de categoría para la Biblioteca Nacional en el panorama cultural actual.

No está claro qué categoría pasará a tener ahora, al dejar de ser un organismo autónomo. Pero sí parece que no tendrá efectos positivos para una institución con unas funciones primordiales, como son la conservación y difusión del Patrimonio Bibliográfico de todo un país.
Actualmente la Biblioteca Nacional está conquistando a pulso el sitio que debe tener en la vida intelectual y cultural del país, con una excelente labor de su personal.

Así, este hecho, que afecta a la profesión bibliotecaria en general, ha tenido ya algunas reacciones en prensa, redes sociales, blogs y en IWETEL.

Entre estas opiniones, destacamos dos:

• El incisivo post de Pablo Jauralde Pou, Catedrático de Literatura, que cuestiona la eliminación de puestos funcionales cuando contamos con uno de los mayores porcentajes de políticos profesionales al tiempo que reconoce que: "...No va a llegar a ningún lado ninguna protesta, y no va a servir para nada subrayar que hacía mucho tiempo que la Biblioteca Nacional de España se hallaba bien encarrilada con el trabajo serio de una profesional. Eso es lo de menos. Retrocedamos de manera lenta e inexorable..."
• o la carta abierta de Marta Torres en su perfil de Facebook, en la que -entre otras cuestiones, cómo cuál es el ahorro real que se consigue a cambio o la reivindicación para la Biblioteca Nacional del máximo nivel político-administrativo dentro del organigrama del país- se pregunta: "¿Una de las más importantes y antiguas instituciones culturales del país, la que guarda y difunde su Memoria escrita, la que nos pone en el mundo de las Letras con mayúsculas, la primera que defiende el derecho al acceso a la información y a la cultura como uno de los derechos fundamentales del hombre, el espejo en el que nos queremos mirar todas las bibliotecas y todos los bibliotecarios, una de las instituciones con más prestigio y de la que todos nos sentimos orgullosos, desaparece del más alto nivel del organigrama político-administrativo y no pasa nada?"

Esperemos que este hecho nos haga reflexionar.